El «delivery» de los cementerios: los floristas entregan a pie de tumba
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El cierre de las ciudades ha obligado a muchas familias a pedir a las floristerías que lleven a los panteones los arreglos de difuntos
lorena.garcia@lavoz.es
La campaña del Día de difuntos es la mejor del año para las floristerías, pero este 2020 pandémico no tiene piedad con ellas. Primero las privó del San José, luego del Día de la madre, y ahora de Difuntos, y ya sin tiempo para maniobrar. El viernes, cuando pocos se lo esperaban, la Xunta decretó el cierre perimetral de las grandes ciudades gallegas, dando al traste con las previsiones que los floristas habían hecho para su fin de semana grande. Fue un palo para los negocios, pero también para los millares de familias que tenían previsto acercarse a los camposantos a honrar con flores a sus seres queridos.
En la floristería Teixido, en la Estrada Vella de Santiago, nada más conocerse el cierre perimetral de Lugo comenzó a sonar el teléfono. Eran clientes anulando sus centros. Llamaban de Santiago, de A Coruña, de Portomarín o de Sarria explicando que con las restricciones no podrían recogerlos y llevarlos a los respectivos cementerios. «A xente chamábanos chorando lamentándose por non poder levar as flores ás súas familias. Foi moi duro, moita xente ten unha devoción especial por acudir estes días a honrar aos seus defuntos», cuenta la florista Verónica Teixido.
A la vista de la complicada situación que se vivía, y temiendo que muchos clientes todavía desconocieran la nueva norma, en Teixido decidieron tomar la iniciativa y, a los que no llamaban, telefonearlos ellos mismos para explicarles la situación. Lo que se encontraron fue gente comprensiva pero triste por la situación, así que optaron por ofrecerles una alternativa: ser la propia floristería la que acudiese a los cementerios a llevar las flores a los difuntos. Salvando las distancias, como si de un servicio de «delivery» de comida a domicilio se tratase.

«Estamos dende o venres pola tarde levando centros aos panteóns. Houbo moita xente de fóra que nos preguntaba se poderíamos facelo, e dixémoslles que si, para nós é unha satisfacción ver que eles quedan tranquilos», abunda Verónica.
En Guitiriz, donde Teixido cuenta con otra floristería, se han sucedido las encargas. Llamadas de clientes que viven en Santiago, A Coruña o Lugo pidiéndoles que lleven los arreglos florales a sus difuntos. «En Guitiriz, o venres estiveron todo o día levando centros aos cemiterios dos pobos», explica Verónica. Y ayer en Lugo, algo parecido.
Localizando en San Froilán
Mariluz Núñez Teijido, tía de Verónica, se ha dado un buen puñado de paseos por el cementerio de San Froilán en los últimos días. Ayer, sin ir más lejos, fue la encargada de llevar al camposanto varios de los centros encargados. «Chámannos, explícannos o centro que queren, dannos as señas para localizar o panteón, xa sexa polo número ou polo nome da familia, e nós levámolo», describe sobre el proceso.
En un camposanto como el de San Froilán, inmenso, no siempre es sencillo localizar el nicho, pero es ahí donde entra en juego la colaboración del personal del cementerio. Cuando Mariluz localiza la tumba, coloca el arreglo con cariño y respeto, como lo podría haber hecho un familiar. Sabe que, de alguna manera, ella está asumiendo ese papel.
Aunque la pandemia ha incrementado considerablemente la demanda de estas entregas a pie de panteón, describe Mariluz que no es algo nuevo para ellos. «Recibimos durante todo o ano chamadas de clientes de Madrid ou Barcelona que nos piden que lles levemos flores aos panteóns dos familiares. Incluso temos unha clienta que todos os meses nos encarga flores para a tumba dun neto».
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Las quejas de los negocios: el cierre les ha tirado por tierra la mejor campaña del año
El Día de difuntos supone para las floristerías lo que el San Froilán para los hosteleros. Es su semana grande. Tradicionalmente, los días previos no dejan de recibir encargos y un fin de semana como este los floristas apenas tendrían tiempo para tomarse un café. Pero el coronavirus y las nuevas restricciones han dado al traste con esto. Al no poder salir de las grandes ciudades, muchos clientes han desistido de llevar flores a sus seres queridos en aldeas y pueblos, y gran parte de las encargas previstas se han anulado.
«Es un golpe tremendo, tremendo. Esto acaba con nosotros. Nos han machacado en las tres grandes campañas. Nos confinaron antes de San José, cuando ya teníamos todo encargado, luego Semana Santa y el Día de la madre, y ahora, cuando podíamos intentar, ya no ganar, pero si hacer algo para ir tirando, nos destrozan Difuntos», se lamentaba ayer Clara, de la floristería Oxalis. En su caso, cree que no se han medido por el mismo rasero sectores como el suyo y la hostelería. «Cuando ya podías estar en una terraza, al cementerio tenías que ir por las tardes y con cita previa», se queja.
Verónica Teixido, de la floristería Teixido, reconoce con tristeza cómo están llevando este puente. «Tal día coma hoxe o almacén tiña que estar cheo de encargos, case sen sitio para movernos e sen tempo para comer, e sen embargo o almacén está medio vacío», se lamenta, «para min, que medrei entre flores, é unha tristura». Recuerda además que su sector es una gran cadena en la que participan desde los pequeños negocios que cultivan las flores hasta los transportistas, y teme que esta mala campaña de Difuntos acabe pasando destrozándolos a todos.