De la peste de Constantinopla al covid, errores 1.500 años después

SOCIEDAD

M.MORALEJO

Un artículo de María José Bravo Bosch compara ambas pandemias. «No hemos aprendido nada de la Historia», concluye

03 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A María José Bravo Bosch, exdelegada de la Xunta en Vigo y profesora titular de Derecho Romano y de Sistemas Jurídicos Contemporáneos en la Universidade de Vigo, la irrupción de la pandemia le sobrevino en Roma, donde preparaba un libro sobre Teodora, la esposa del emperador Justiniano. «Decidí quedarme allí confinada, para tener la oportunidad de estudiar esta situación inusitada», avanza. Entonces se sumergió en la Universidad La Sapienza y, con el respaldo de Oliviero di Liberto, ex ministro de Justicia italiano, acabó publicando en la prestigiosa revista jurídica Glossae un artículo en el que analiza la primera ola de la peste que asoló Constantinopla en el año 542, y que ahora será traducido al italiano.

Las comparaciones con la pandemia de covid son inevitables. Desde la sintomatología en el período de incubación, hasta la gestión médica y la Salud Pública (concepto que todavía no existía tal como se conoce hoy en día). Pero las conclusiones son de lo más aplicables en el contexto actual: «Obligó a Justiniano a remodelar la atención médica en el Imperio Romano de Oriente y a promover la atención médica profesional y primaria. La epidemia cambió para siempre la geografía urbana, económica y religiosa, obligando a cambiar las costumbres ancestrales para adaptarse a los nuevos peligros subyacentes en la sociedad».

Las consecuencias demográficas del primer impacto de la epidemia de peste bubónica se describen con una expresión demoledora: «Escasez de seres humanos». María José Bravo Bosch zanja: «La necesaria conclusión se traduce en la firme convicción de que no hemos aprendido nada de la Historia».

«El trato a los mayores ha sido deleznable y, tal vez, punible»

María José Bravo descartó escribir un artículo centrado apenas en el Derecho Romano. El afán de confirmar un dato del que recelaba, que Justiniano había establecido las bases de una cuarentena para la población, le llevó a elaborar una pieza de investigación multidisciplinar, con alta carga científica. «Tengo que acometer este trabajo para informarme e informar», se propuso. «No busqué premeditadamente el paralelismo entre ambas pandemias, no quise ser agorera, pero soy romanista», asegura.

«En gestión de emergencias se puede decir que no hemos superado la primera Edad Media. En ambos casos, ha llegado un momento en el que se asumen los miles de muertos como simples números», lamenta.

«El trato dispensado a las personas mayores ha sido deleznable, culpable, e incluso tal vez punible. Ni siquiera en la peste acaecida en Constantinopla el colectivo de personas mayores sufrió un ataque de esas características, ni la historiografía nos ha dejado una crónica de maltrato semejante», explica en su artículo, al tiempo que recuerda, de palabra, que «el Senado romano estaba formado por las personas más mayores, con más experiencia y capacidad de gestión».

«Solo esperamos que las próximas generaciones, cuando emitan su juicio de valor, recuerden con manifiesto desdén, horror y desprecio la dejadez evidente en la gestión global de la epidemia de covid-19 en lo que se refiere a la protección del colectivo de personas de mayor edad», apunta mientras señala también que «España tuvo un acercamiento peligroso a las políticas de atención a los mayores de las que alardeaban países del norte de Europa y que yo nunca compartiré».