Los sanitarios de la unidad de críticos del hospital de Ourense relatan su lucha: «A nivel anímico, esto te mina»

pablo varela
Periodista en La Voz de Carballo. Puedes contarme tu historia o sugerirme una a través de este mail: pablo.varela@lavoz.es

«Solo vives para esto. Cuando llego a casa, lo único que hago es sentarme, descansar e intentar estar fresca para el día siguiente», ilustra Lourdes Bermejo, enfermera en la uci covid-19 del CHUO. El hospital de Ourense está actualmente en la fase dos del plan de contingencia, con 14 pacientes adscritos a la unidad de críticos específica de coronavirus, aún lejos de los 20 que llegó a haber a inicios de noviembre. Pero el problema es que la tercera ola llegó de repente, sin apenas un descanso cuando la curva de la segunda estaba remitiendo.

«De la primera a la segunda ola hubo una pequeña tregua. Mínima. Pero al iniciarse la tercera no teníamos claro si eran coletazos de la segunda. Y fue un nuevo golpe», explica Daniel Sancho, médico residente de último año en la unidad. Sancho tiene 29 años y lleva uno, prácticamente entero, luchando contra la pandemia. Poco a poco, han ido detectando algún patrón de a quién se arrima el virus. «Hemos visto que afecta especialmente a personas que tienden a la obesidad, a las que padecen problemas de sobrepeso, y eso, de por sí, implica que tienen menos reservas respiratorias», avisa. No es una cuestión menor, porque también complica la pronación. Se han encontrado con pacientes de 120 kilos, lo que dificulta el darles la vuelta, «la movilización de su cabeza y también la ventilación mecánica». «Lo normal es que haya cinco personas, contando el médico, para pronar. Pero en estos casos pueden hacer falta siete», estima Sancho.

En esta tercera ola, vinculada directamente a los efectos de las reuniones de Navidad, la media de edad de los afectados que entran en la uci del CHUO es más baja, donde el paciente más joven tiene 49 años. La mayoría, eso sí, está por encima de los 65, y su estancia en la unidad oscila entre los 12 y 15 días. Cada uno de ellos es un desafío que también ha puesto a prueba la capacidad de resistencia de los sanitarios. Lourdes salía este miércoles de su turno matinal en la unidad de cuidados polivalentes, donde le tocó rotar con la idea de no estar siempre sometidos a la tensión del circuito covid-19. «En la uci de coronavirus suele haber más carga por la mañana. Se llevan a cabo pruebas de rayos o TAC, por ejemplo, para ver la evolución del paciente. En general, se intentar agrupar los cuidados para entrar las menos veces posibles», razona. En el turno de tarde, además, se abordan las medicaciones y también cambios posturales.

En la uci covid-19 del CHUO hay diez afectados en la unidad de reanimación (REA) y cuatro en otros boxes individuales. «A los pacientes críticos covid-19 los atienden tanto el servicio de Medicina Intensiva (en UCI) como el servicio de Anestesia y Reanimación (en REA) y lo hacen como equipo», señalan desde el hospital de Ourense. Cada enfermero suele llevar a dos afectados. Alguno de ellos llega hablando a la uci, sin ser consciente de que cinco minutos más tarde estará intubado y boca abajo en una cama. «Empeoran muy de repente y se desestabilizan rápido. Así que a veces es inevitable entrar casi a cada hora o pasarse la noche al pie del cañón», agrega Bermejo.

Para Hugo Babarro, también enfermero en la uci covid-19 del hospital de Ourense, la montaña y la bicicleta son su vía para desconectar al terminar su turno. Porque la cabeza de los sanitarios, en muchas ocasiones, nunca se va de la uci covid-19. Sigue allí, sabiendo que al día siguiente se repetirá la misma escena, tal vez peor. «Hay veces que sales de casa, en dirección al hospital, y dices: ‘Otra vez esto. Es la historia de no acabar'. Va a hacer un año que empezó todo y queríamos y queremos dar lo mejor de nosotros, pero a nivel anímico te mina», dice. Algunas cosas sí han cambiado a mejor. Han detectado que, en general, los pacientes que superan el virus pasan menos días en la uci en comparación con la primera ola. Pero con el respeto a las pautas de prevención, sin embargo, ven que la sociedad atraviesa un bache: «Ves a muchos pacientes que ingresan porque se pasaron las normas por el forro». Daniel Sancho constata que fechas como Nochebuena hicieron mucho daño. «Estando en alguna guardia, te cuentan que se infectaron en una cena de familia. Y puede que una quedada de cañas, de solo media hora, te haya costado el quedarte sin tu abuelo», lamenta.