Alberto de Mónaco visita Atapuerca

Arantza Furundarena MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Fundación Atapuerca | EFE

Llegó al enclave vestido de explorador, en plan Doctor Livingstone

27 jul 2022 . Actualizado a las 18:19 h.

Algo se mueve en Montecarlo... Sin llegar al nivel de tiempos pretéritos, en los que el Principado generaba noticias del corazón a diario, los Grimaldi parecen dispuestos a recuperar el protagonismo perdido multiplicando sus apariciones estelares. Como la sorprendente visita de Alberto de Mónaco ayer a Atapuerca, enclave al que llegó vestido de explorador, en plan Doctor Livingstone, solo que en un Falcon privado y rodeado de guardaespaldas. Ni rastro de Charlene y los mellizos. Alberto ha decidido pasar unos días «de Rodríguez» por tierras castellanas, aunque dejó caer que le gustaría volver «más adelante» con sus niños, que tienen siete años.

Acompañado por los profesores Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell, el príncipe monegasco recorrió con botas de trekking, casco protector (y una visible curva de la felicidad) los yacimientos del Portalón de Cueva Mayor, la Sima del Elefante y la Cueva Fantasma, donde se interesó por la vida de los Neandertales... La propia vida de Alberto II, con tantos claroscuros como la de los Neandertales, va a ser sometida estos días a un escrutinio de rigor cuasi científico, a poco que se deje ver por Burgos.

Fundación Atapuerca | EFE

Menos sorprendente pero igual de llamativa fue la reaparición de su hermana menor Estefanía tras su ausencia en el Baile de la Rosa y en la cena de la Cruz Roja. Pero es que se trataba de una reaparición con causa: la tradicional gala monegasca contra el sida, proyecto en el que Estefanía de Mónaco lleva involucrada casi 20 años.

Arropada por sus tres hijos, la hermana díscola de Carolina volvió a demostrar que es la 'pasota' por excelencia del Principado. Ella pasa de protocolos, de lujos, de perifollos... Y hasta de peluquería. Llegó con el pelo engominado (efecto: «acabo de salir de la ducha y encuentro el secador de mano»), un sencillo pantalón blanco y una camiseta en homenaje a Freddy Mercury estampada con una imagen del cantante en plena contorsión escénica... Y con su falta de afectación se metió al público en el bolsillo.

El último sarao en el que se la había visto fue la Gala Internacional del Circo de Montecarlo, su verdadera pasión. Lo cual confirma que en la agenda de Estefanía (igual que en su sorprendente currículo sentimental) mandan los sentimientos por encima de los intereses. Lo suyo no es pan y circo sino circo y solidaridad. Y el sida es una enfermedad que le mueve y conmueve desde hace tiempo. La Asociación Fight Aids de Mónaco, de la que ella es presidenta, trabaja en la prevención de las infecciones por VIH y se ocupa también de acompañar y dar cobijo a los enfermos más vulnerables que sufren la enfermedad en soledad.

Bronceada como de costumbre y con las arrugas y líneas de expresión propias de sus 57 años sin operar, Estefanía se plantó frente a esas cámaras que tanto la han perseguido para «recordar a la gente que la lucha contra el sida continúa» y concienciar sobre los casos que se han agravado por no recibir asistencia a tiempo durante lo peor de la pandemia. También intervino en la gala, micrófono en mano, para dar las gracias a todos los socios. La acompañaba su hija Camille, que se encargó de amenizar el sorteo benéfico.

La que también ha dado la nota estos días es Carlota Casiraghi. Mezcla de maniquí de Chanel y filósofa existencialista, la hija de Carolina de Mónaco se prodiga poco pero cuando asoma a la vida pública no defrauda. El año pasado debutó como cantante (de un modo más discreto que su tía Estefanía), grabando duetos con artistas como Vanessa Paradis. Y ahora ha sorprendido al mundo ejerciendo de invitada estelar en el videoclip Mademoiselle, un homenaje a Coco Chanel del músico Sébastien Tellier.

Ahí Carlota hace playback, amaga unos tímidos pasos de baile y hasta participa de una fantasía visual montada en un tiburón volador... A veces parece que los Grimaldi compitieran entre ellos por ver quién da más la nota. De momento, gana Alberto (Livingstone, supongo) en Atapuerca.