Vuelve la serie que parodia la corrupción del fútbol

La Voz EE.UU. / EFE

SOCIEDAD

El oscarizado Armando Bó estrena una nueva trama que retrata el entramado de poder, dinero y tráfico de influencias que intoxicó el fútbol internacional durante décadas

03 nov 2022 . Actualizado a las 09:30 h.

Los escándalos del deporte regresan a la televisión este viernes con la segunda temporada de El Presidente, la serie de Amazon Prime Video que narra la corrupción en el mundo del fútbol y que esta vez se centra en João Havelange, el histórico dirigente de la FIFA, bajo la mirada del oscarizado Armando Bó.

El director, productor y guionista argentino, ganador del Óscar por el guion de Birdman (2014), estrena una nueva trama que retrata, desde la sátira y la comedia, el entramado de poder, dinero y tráfico de influencias que intoxicó el fútbol internacional durante décadas. Si la primera temporada analizó cómo la corrupción salpicó al fútbol chileno, la segunda entrega amplía el foco y ofrece una panorámica completa de los escándalos en todo el mundo.

«Es una historia relevante porque no solo es de fútbol, es una serie de política: sobre cómo una persona logra manipular a la gente para su cometido y su ambición de poder, sin importarle con qué dictadura o con qué asesino esté negociando», responde en una entrevista con EFE el creador del formato.

En el centro de la historia aparece el expresidente de la FIFA João Havelange, el brasileño que arrebató el poder a los europeos y mantuvo el control de la organización deportiva durante más de dos décadas. La serie se inicia en el Mundial de Inglaterra de 1966, cuando un Havelange que acude como dirigente brasileño se siente ignorado por sus homólogos europeos y emprende una sacrificada carrera hasta lo más alto del poder en la FIFA. Apoyándose en los países con menos relevancia en el tablero de juego, ascendió a la presidencia en 1974 y se mantuvo en el puesto hasta 1998.

Sin embargo, un año antes de su muerte se conoció la trama de corrupción de la FIFA tras la adjudicación del mundial de Catar. «Él fue una especie de ganador hasta que a los 100 años vio cómo se caía todo. Si se hubiera muerto a los 98 no lo habría visto, creo que es algo gracioso», señala Bó.