Enrique y Meghan hacen pública su intimidad y retratan a una familia real gélida

Joaquina Dueñas MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

La pareja desvela en su docuserie de Netflix que se conoció por Instagram. Afirma que para los Windsor la presión mediática es «un rito de iniciación»

08 dic 2022 . Actualizado a las 19:45 h.

La docuserie del príncipe Enrique y Meghan Markle ya ha visto la luz y han sido muchas las revelaciones que han hecho en ella. Una ventana a su intimidad y a su realidad desde que decidieran abandonar sus obligaciones reales en la que, de forma velada, hacen un retrato de la familia real británica como fría y anquilosada. «Creo que muchos miembros de la casa real, sobre todo los hombres, tienen la tentación o el impulso de casarse con alguien que encaje en el molde en vez de con quien quizás estén destinados. Es la diferencia entre tomar decisiones con la cabeza y con el corazón. Mi madre tomó la mayoría de sus decisiones, si no todas, con el corazón. Y yo soy hijo de mi madre», afirma Enrique. «Siempre me ha gustado dar abrazos, no sabía lo desconcertante que esto podía resultarles a los británicos», dice, por su parte, Meghan, sorprendida de que el protocolo real siga siendo igual de estricto de puertas para adentro.

Pero empecemos por el principio. El hijo menor de Lady Di y su esposa decidieron documentar con sus teléfonos móviles cómo estaba siendo su vida ya en el 2020, por recomendación de un amigo, dadas las numerosas informaciones que estaban trascendiendo sobre ellos tras anunciar el conocido como Megxit, su paso atrás en la monarquía británica. Y es que los medios de comunicación tienen un papel central en la vida de Harry. Sentirse escrutado, perseguido y hostigado desde niño le ha influido de forma decisiva. Más aún, tras el trágico fallecimiento de su madre en una persecución de paparazzis en París.

Por eso, después de conocer a través de Instagram a Meghan y de tener con ella sus primeras citas, tanto en persona como virtuales —pasaron mucho tiempo en llamadas de teléfono y videollamadas—, decidió mantenerla oculta de la prensa, pero también de la corte real. «Atravesar la barrera policial y llegar al palacio de Kensington ya era un riesgo en sí, porque la gente habla», reconoce el hijo menor de Carlos III, que pone como ejemplos las filtraciones a través de empleados o hackeos. 

Días felices

Solo se habían visto dos veces cuando viajaron juntos a Botsuana donde pasaron cinco días conociéndose en una tienda de campaña. «Fue perfecto y normal porque pudimos ser nosotros mismos». Un tiempo feliz en el que el principal temor de Harry era que la actriz se fuera de su lado cuando se revelara su noviazgo, ya que la presión mediática a la que se ven sometidas las mujeres que entran en la institución y sus familias puede llegar a ser insostenible.

Pero el tiempo pasó y llegó el momento de desvelar el romance, con todas sus consecuencias. Sin embargo, lejos de encontrar la protección de la familia real, la presión mediática es considerada como una especie de «rito de iniciación». «Algunos miembros de la familia decían: ‘'Mi mujer también tuvo que pasar por eso. ¿Por qué iba a ser diferente con tu novia? ¿Por qué debería recibir un trato especial?''». Pero Harry lo tenía claro, había algo que la diferenciaba de sus predecesoras: «el elemento racial». Un elemento racial que ha sido una de las principales polémicas en las que se ha visto envuelta la casa real británica. Desde las acusaciones de racismo vertidas por la pareja, hasta el polémico broche con la cabeza de un negro que llevó la princesa Miguel de Kent en su primer encuentro con Meghan y por el que tuvo que pedir disculpas. El propio príncipe recuerda la fiesta de disfraces en la que participó con el controvertido uniforme nazi para retratar el sesgo racista de su familia.

Tras el anuncio del compromiso, se sucedieron presentaciones, actos oficiales y un sinfín de compromisos para los que la actriz asegura que no tuvo asesoramiento. Según dice, tenía que improvisar y actuar por su cuenta continuamente. «Un reality orquestado» en el que nadie le dio ningún tipo de preparación. El último capítulo de los publicados termina con los días previos a la boda, cuando el padre de Meghan, Thomas Markle, participó en un montaje a cambio de dinero. Otro escándalo en los medios que sumar a las numerosas mentiras que, según la pareja, se han contado sobre ellos y que seguirán desgranando en los próximos episodios a partir del día 15 de diciembre.