Semana del 8M: las heroínas que batallan a pie de calle

La Voz

SOCIEDAD

Alicia, con su padre, José Manuel, que fue sepulturero durante 34 años.
Alicia, con su padre, José Manuel, que fue sepulturero durante 34 años. CESAR TOIMIL

No tienen los cargos más pomposos, ni nombres conocidos, pero sus historias fueron noticia en el último año en La Voz de Galicia. ¿Los motivos? La superación, su presencia en un mundo de hombres o simplemente el amor. Estas son las historias del día a día de las mujeres, que siempre son dignas de celebrar

12 mar 2023 . Actualizado a las 13:12 h.

El 8M es el día grande, pero esta semana hemos celebrado a la mujer. También en La Voz, una redacción que ha querido echar la vista atrás para recordar a tantas mujeres cuyas historias nos han marcado. En esta recopilación no están los nombres más conocidos. Pero sí las historias de ellas. Ellas que pueden ser cualquier mujer que tú conozcas y que han querido compartir con nosotros sus experiencias. 

La valiente heredera del enterrador

En la entrada del cementerio parroquial de Lamas, en San Sadurniño, hay un mensaje algo inquietante: «Pasajero, detente un poco, según te ves me vi y según me ves te verás». A Alicia Aneiros, de 33 años, le hace reflexionar: «Trabajar de enterradora te ayuda a valorar más la vida». Esta joven dejó su trabajo de auxiliar de enfermería en el Complexo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF) para continuar con el oficio de su padre, José Manuel, Lolo de Aneiros, sepulturero durante casi 34 años. «El día que se lo dije a mi padre fue uno de los más felices de su vida, está muy contento», comentaba Alicia. Ella también: «Me parece que tengo mucha fuerza y valentía para hacerlo, no todo el mundo vale para esto».

Una luz en medio de la guerra

María Lopes, a la derecha, con la familia ucraniana que acaba de acoger
María Lopes, a la derecha, con la familia ucraniana que acaba de acoger A. Villagrasa

No lo dudó. Era marzo del 2022, habían pasado solo unos días desde el estallido de la guerra de Ucrania y su espíritu solidario se impuso a la batalla. María Lopes vivía sola y tranquila en un piso de Meicende, en Arteixo, pero acogió a cinco personas. Eran los miembros de una familia de Ucrania que huyó desde Jersón del horror de la guerra. A las dos partes las unió la casualidad y la generosidad de esta caboverdiana. Ella se ofreció a colaborar en un punto de ayuda instalado en A Coruña y esa misma tarde recibió la llamada de que había una familia de cinco personas que necesitaba alojamiento. Dividió incluso su piso en dos zonas, para que tuvieses «su propia intimidad».

No hay mal momento para estudiar

ana garcia

María Luísa Espasandín Romero fue la sensación del IES Fernando Blanco de Cee. A sus 52 años, se metió de lleno en el ciclo de mantenimiento electromecánico, una formación que no suele triunfar entre las mujeres. Tanto que era la única mujer, la veterana de la clase y de las más brillantes. «Eu pensei que ía ter que ser eu a que lle pedira os deberes ós compañeiros, pero, ao final, sucede ao revés e son a máis aplicada», contaba entre risas en mayo del 2022. Era su segundo año contaba, al menos, con dos dieces. Otros buenos resultados llegaron en el primer curso. «Creía que se me ía dar peor, pero saquei todo á primeira. Iso si, tiven que estudar».

La paciente de endometriosis que alcanzó su sueño

A Beatriz Soria le decían que era una exagerada cuando se quejaba de sus dolores menstruales. Nadie la creía cuando insistía en que eran tan fuertes que al respirar notaba pinchazos en las costillas, que apenas podía caminar. Se enteró de que tenía endometriosis en una visita rutinaria al ginecólogo. «No tenía ni idea de lo que era, de hecho me asusté mucho», admitía al narrar su historia en marzo del 2022. Tras una operación, llegó el reto de convertirse en madre y para ello no dudó en someterse a los tratamientos que hiciesen falta. «Mucha gente no lo cuenta, porque cuando una dice que le han donado los óvulos lo primero que el otro piensa es que ese hijo no es suyo, pero esos óvulos sin un cuerpo no son nada —expone—. Mi bebé es mío, ha crecido en mi cuerpo, se ha alimentado de mí y yo lo he parido. Y esos bebés, además, tienen algo de la genética de las madres que los gesta». 

La auxiliar de enfermería sorda que «lee los ojos»

«No nací sorda, pero no recuerdo haber oído nunca», explica Mónica López Castro, que lleva 5 años trabajando en Urgencias del Chuac, los dos últimos sin poder leer los labios por las mascarillas
«No nací sorda, pero no recuerdo haber oído nunca», explica Mónica López Castro, que lleva 5 años trabajando en Urgencias del Chuac, los dos últimos sin poder leer los labios por las mascarillas MARCOS MÍGUEZ

La descubrimos en marzo del 2022 gracias a una carta al director. La enviaba Victoria Morales para descubrir a «una auxiliar de enfermería del Chuac con superpoderes», capaz de «entender y atender» a los muchos pacientes que llegan a Urgencias del Hospital A Coruña. «Es una historia anónima y pensé que tenía que saberse, solo se cuenta lo malo y esto también merece contarse», reflexionaba sobre la capacidad de algunas personas para superarse. Lo decía porque ese ángel «traspasa la barrera de las mascarillas». Mónica es sorda. La protagonista se mostraba abrumada. «Me sorprendió, no estoy acostumbrada a estas cosas... Es una inyección de energía, ¡pero no tengo superpoderes [ríe]! Si le hice sentirse mejor, me contenta mucho. No es nada, es mi trabajo e intento hacerlo a diario», explicaba Mónica.

Encarcelada «por miedo a su pareja»

La víctima denunció el año pasado al varón tras sufrir palizas durante ocho meses
La víctima denunció el año pasado al varón tras sufrir palizas durante ocho meses Marcos Míguez

La protagonista de esta historia se enamoró de un hombre que no tardó en empezar a maltratarla. «Estaba convencida de que su comportamiento se debía al consumo de heroína y si lo apartaba de ese mundo se volvería un hombre bueno», confesó la joven en el 2021, cuando contó su historia por primera vez a La Voz. Tras la demanda y la detención de su expareja y el juez ordenó ponerle una tobillera de localización y una orden de alejamiento. En junio del 2022, esta joven contaba su agonía: «Lleva varios meses sin utilizar la pulsera con localizador ni el transmisor de radiofrecuencia», denunciaba la mujer, que había rehecho su vida. «Él me dijo que me iba a buscar fuera donde fuera, tardase lo que tardase, y que si no podía él, mandaría a alguien. Mi hija tiene ahora un mes y sé que no soporta que haya sido madre porque me decía que quería tener un hijo conmigo», explicaba desde el anonimato.

Lo suyo es la medicina de familia

Algunas de las médicas que se forman en Ourense
Algunas de las médicas que se forman en Ourense Santi M. Amil

Ellas tiraton de vocación porque saben que lo suyo son los centros de salud. «No me preguntes por qué opté por medicina de familia. Sé todas las cosas malas que se dicen de la especialidad, y si no las supiera, te aseguro que estos días me las han repetido tantas veces que no me iban a quedar dudas. Todo el mundo te dice lo mismo: la familia, los amigos, los compañeros...». Quien así hablaba así era Clara López, una de los catorce licenciados en Medicina que comenzaron su formación mir en el área sanitaria de Ourense el pasado junio. «Hay gente, incluso en nuestra propia profesión, que piensa que hay especialidades de primera y de segunda y devalúan la medicina de familia, cuando yo creo que es la más completa, la más cercana al paciente», añadía María Esperanza Barge. 

Un último deseo en aguas de Noia

SAINZA PARDAL

Era julio del 2022 y hacía unos cuatro años y medio que Mayka Nimo (Noia, 1955) le habían diagnosticado una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), en ese momento ya en fase muy avanzada. Mayka había abandonado su tierra por motivos profesionales, pero nunca se desvinculó de Noia, a donde no faltaba cada año. La ELA le puso dificultades físicas, pero no a su vitalidad. Con esfuerzo, sacrificio y, gracias a la colaboración de la fundación murciana Ambulancia del Último Deseo, sus más allegados consiguieron que Mayka Nimo puediese volver a mojar sus pies en las aguas de su ría favorita. Esa enérgica mujer falleció en enero de este mismo año.

Cuando el covid no se va

MARCOS MÍGUEZ

Carlota Bescansa (A Coruña, 1988) se contagió de covid-19 en enero del 2021, en aquella explosiva tercera ola posnavideña en la que todavía no había vacunas. Tanto ella como su novio pasaron el virus, pero Carlota nunca volvió a ser la misma. Finalizado el verano del 2022, seguía con dolores musculares, cefaleas y fatiga crónica. Ella es una de muchos pacientes con covid persistente. El virus la tenía incapacitada y eso también le afectó laboralmente. «Durante la baja se me había terminado el contrato, así que busqué un trabajo nuevo. Solo aguanté un día. No me tenía en pie; los dolores, el cansancio y el mareo eran terribles». 

Una lucha contra el dolor y el suicidio

Alejandra, en su casa de Perillo (Oleiros), donde vive con su hijo, uno de sus principales apoyos
Alejandra, en su casa de Perillo (Oleiros), donde vive con su hijo, uno de sus principales apoyos ANGEL MANSO

A sus 46 años, Alejandra Tenreiro luchaba contra un diagnóstico casi  impronunciable: «Síndrome vertiginoso, cervicoartrosis, cervicalgia, osteocondrosis intervertebral y espondoliosis deformante» entre las vértebras C4 y C7. O lo que es lo mismo, los discos de la columna no cumplen su función, le salen hernias, se le pinza la médula y está del cuello hacia abajo «como una persona de 90 años» con un dolor insoportable. En agosto del 2022 contaba en La Voz que había intentado quitarse la vida tres veces. También, que la estaban atendiendo en el Programa de Prevención del Suicidio de un centro coruñés. Su objetivo, una consulta con un neurocirujano para que la admitan en la Unidad del Dolor. «Ya tenía antecedentes de depresión. Se murieron mis padres y demás... Y vas poniendo parches, pero llegas a un punto que no puedes más».

Tras los pequeños grandes pasos de Kai

Kai nació a finales del 2021 dispuesto a romper el guion que la vida le tenía preparado. Su primer año no fue fácil, pero este pequeño quiere rendirse. De esa lucha están siendo testigo las redes, a través del perfil @mylittlebigheroes. Sus padres Lydia y Juanma buscaban ampliar la familia, pero después de intentarlo durante algún tiempo sin éxito, desistieron. Cuando menos se lo esperaban, llegó el positivo. «Fue un embarazo normal, yo me encontraba bastante mal, pero como en los otros dos», señalaba Lydia a finales del 2022. Kai nació el 1 de septiembre del 2021 y llegaron las malas noticias. El pequeño tiene Síndrome de Down mosaico y ha tenido que batallar con diferentes complicaciones, entre ellas una operación del corazón. «Yo me despedía de él cada día. Me tumbaba a su lado, lo acariciaba y le decía: ‘No te vayas, por favor'». Poco después empezaron los pequeños pasos hacia la mejoría, y también la esperanza.