Los lectores de La Voz recuerdan la discoteca de su vida: «Cuando sonaban las lentas, corrías a bailar con quien te gustaba»

G. Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

LP 45, en Ordes, en el 2006
LP 45, en Ordes, en el 2006 ALVARO BALLESTEROS

Galicia ha tenido por toda la geografía grandes templos de la noche. La mayoría desaparecidos o reconvertidos en otros negocios han dejado huella en la memoria de todos. El Bosque, Palladium, A Revolta, A Vieira, Carabás, Yguazú o Public fueron esos lugares donde juntarse con los amigos, bailar los últimos éxitos, disfrutar de la música o enamorarse

31 mar 2023 . Actualizado a las 20:00 h.

El reto no era sencillo porque todos tenemos en mente nuestras primeras noches de fiesta, a donde íbamos con nuestros amigos, los temas que sonaban en aquellos años o las anécdotas que vivimos. En La Voz de Galicia le pedimos a nuestros lectores que echasen la vista atrás y tirasen de nostalgia. La pregunta era directa: ¿Cuál fue la discoteca de tu vida? ¿A qué pub, sala de fiesta o after ibas cada fin de semana y ya no existe? Nuestros lectores no nos han fallado y nos han enviado cientos y cientos de mensajes con sus historias más especiales. Las hay que van directas al corazón, como la de Rosa María, de Tomiño, que recuerda Chiflos (antes la Iberia) o Metropol en Tui, entre otras. «Íbamos por la cercanía. Fue donde pasé las noches inolvidables de mi juventud y donde conocí el que ahora es mi marido». Y es que esto de haber encontrado el amor entre baile y baile es un recuerdo especial y recurrente. 

Carabás, en Pontevedra, en el 2014
Carabás, en Pontevedra, en el 2014 RAMON LEIRO

Delia, de Pontevedra, tiene grabado como el local más especial, el que fue un templo para la ciudad del Lérez: Carabás. «Íbamos porque entonces no había opción. Era la única discoteca de la ciudad. A partir de una hora determinada, era punto de encuentro para todos. La primera vez que fui, la versión oficial era que iba con mi hermano pero, en realidad, iba a verme con mi novio de entonces. Tengo grabada a fuego esa noche, la ropa que llevaba, lo que sentí, lo que él me dijo. Allí conocí al que luego también sería mi novio y hoy es mi marido, justo al terminar COU. Y también en Carabás celebré el fin de los exámenes de selectividad. Mi juventud entera transcurrió allí. ¿Quién no ha escuchado What a Wonderfull Word con las luces encendidas mientras se daba el último morreo de despedida? Tiempos eternos», explica. La trayectoria de Carabás fue historia y dejó a Pontevedra huérfana en el 2018, cuando echó el cierre después de 30 años de fiesta. Rita recuerda de este local «la música y el ambiente». Iria se queda con su gran beso, «el que me di con mi pareja con la que llevo ya 22 años. Casi nada...». Luisa, aunque es de Mondoñedo, trabajaba en Pontevedra cuando disfrutaba de las noches de esta sala. «Recuerdo que ponían el bolero de Luis Miguel, El Reloj, para cerrar».

Chelo, de Ames, tiene también los sentimientos en su memoria. Son los de aquella Compostela y de generaciones y generaciones de jóvenes que crecieron con sus pubs. Ella iba a Jericó. Allí conoció a su marido. «Llevamos 37 años juntos».  

Alba recuerda cómo no había viernes sin que fuese a El Bosque. «Era cita obligada. Allí conocí a mi marido hace 20 años. Es un sitio especial para nosotros. Una pena que esté en ruinas». Y es que son muchos los que recuerdan aquel momento estelar de la sala de Cecebre, cuyo edificio languidece hoy entre zarzas y escombros. En el 2022 se cumplieron diez años de su cierre tras un embargo bancario. Los que disfrutaron allí de la noche recuerdan sus diferentes ambientes musicales y también su espectacular terraza. «Era una aventura desde el comienzo de la tarde del viernes esperando el autobús que nos llevaba y traía de vuelta con entrada incluida desde A Coruña, hasta la hora de volver. Tenías que estar atento porque sino te quedabas allí. El tema de cierre era el himno del Dépor. Alguna vez tuvimos que coger taxis porque nos quedamos en tierra por esperar para escucharlo», dice Patricia desde la ciudad herculina. 

Imagen actual de El Bosque, en Cecebre
Imagen actual de El Bosque, en Cecebre MARCOS MÍGUEZ

La verdad es que los mensajes de los lectores de La Voz recordando El Bosque llegan al medio centenar. Bruno, de Arteixo, siempre tendrá esta discoteca como la primera que pisó. «Era el templo de la música disco en la zona norte de Galicia. Noches y noches inolvidables», nos cuenta Antonio desde Carral. Marta, de Arteixo, recuerda también la música y las diferentes opciones que brindaba a los disfrutones. «De los mejores locales para disfrutar de música tech house, electrónica... Si querías cambiar, pasabas a la zona de salsa. Fueron los mejores años universitarios».

«Marcó toda una época como nuevo concepto de discoteca. Desde el estilo de sus dj pasando por su ubicación, decoración y, sobre todo, por integrar y saber aglutinar a toda una generación de jóvenes», continúa Carolina desde A Coruña. Tamara iba cada viernes con su grupo de amigos y asegura que allí tiene «los mejores recuerdos»: «Daría lo que fuera por volver un solo día a revivir una de esas noche de viernes».

Otro de los puntos de la movida más recordados, ya en A Coruña, es Pachá. La discoteca de las discotecas, ubicada en As Xubias, podía reunir hasta a 2.000 personas. «Íbamos todos los sábados a la sesión de tarde y lo que más recuerdo son las vueltas a casa en el PachaBus de las diez de la noche. A esa hora lo cogíamos mucha gente ya que es la hora a la que casi todos teníamos que volver a casa y la locura que era conseguir subirse. Íbamos como sardinas en lata. Era toda una aventura», cuenta Marta.

Enumerar todos los templos de la fiesta gallega sería realmente imposible y somos muy conscientes de que muchos quedarán atrás, pero otro de los destacados por los lectores de La Voz es LP 45, la discoteca que contribuyó a que Ordes fuese durante años uno de los epicentros de la movida. En el 2016 LP cerró para convertirse en plató de televisión y con ella se fueron noches y noches de fiesta. Eso es lo que piensan Manuel, de Zas, José, del mismo Ordes, o Emilio, de Culleredo. «Un gran recuerdo para mí fue la actuación de El Canto del Loco». Era el año 2005. Y es que en LP eran habituales los espectáculos de renombre y de muchos de los grupos del momento. Jun, vecina de A Coruña, destaca además sus «dj invitados». Para Fran, de Padrón, era el lugar de «la movida por excelencia». Susana, de Vigo, recuerda cómo disfrutó con la actuación de uno de los reyes del verano, King África, cómo a Ordes llegaban decenas de autobuses y los momentos especiales. «En LP había también la hora de las lentas así que corrías para bailar con el que te gustaba», dice. Para Ángel, de A Coruña, aquella gran sala era directamente «la caña» y lo último en «música, conciertos, luz y sonido». Bego transmite lo que fue para su propio pueblo. «Era a mellor discoteca, a que puxo o nome do pobo en todos os lados, a que enchía sábado tras sábado o campo da feira. É unha pena que todo teña un principio e un fin», lamenta. 

En este ejercicio de recuerdo no falta otro referente: la discoteca Pazos, en A Laracha. Fundada en 1966 por Manuel Pazos, el establecimiento se mantuvo en activo, aunque con varios giros de guion, durante casi medio siglo. Todavía ahora conserva una cita semanal que incluye cenas baile, talleres con música latina, o djs que traen al presente la música de los 80 y de los 90. Una forma de recordar que en Pazos se vivían auténticos peregrinajes para disfrutar de aquellas noches de ensueño. «Era un lujo en todos los sentidos. Las colas para entrar los sábados eran impresionantes, la sensación de estar esperando y oír los graves según te acercabas a la puerta te ponía la piel de gallina. Inolvidable», dice Pablo Crespo, vecino de la localidad. David, que nos escribe desde Londres, amplía el foco a toda la zona. Él menciona Pazos, pero también Vértigo en Paiosaco o A Revolta en Carballo. El recinto de esta última -que después fue La Factoría y Diva Dance- se inauguró en 1976, costó 90 millones de pesetas y llegó a reunir cada noche a 3.000 fieles. Ahora, sus 1.100 metros cuadrados son una ruina. 

Sesión de los 80 y 90, el año pasado en Pazos
Sesión de los 80 y 90, el año pasado en Pazos PAZOS

Andrea, de A Coruña, recuerda uno de los cierre de Pazos, pero precisamente por la época que vino a continuación. Para ella fue importante aquel tiempo de movida, pero desde el Coco's, también de A Laracha. «Trabajaba allí los jueves y los domingos. Ya había cerrado Disco Pazos y era el único pub, a parte del 7 Vidas que quedaba abierto por allí. Venía mucha gente desde A Coruña y al final nos conocíamos todos. Mucha bachata, muchas risas y muchos amigos», explica.

Cabina de Palladium en Melide
Cabina de Palladium en Melide

El ritmo de los pueblos 

A Laracha, Cecebre, Ordes... a los pueblos o ciudades en los que había marcha había que buscar cómo desplazarse. Por ejemplo, Roberto de Melide pasaba las noches en Factory Room. «Llegó a ser una de las discotecas con más ambiente, encima los domingos. Tengo muchos recuerdos. El mejor, desplazarme en moto de 50 centímetros cúbicos más de cien kilómetros. ¡Una locura!  Aquí la cuestión era organizarse y pasar las noches de marcha lejos de casa no parecía problema.

Melide fue uno de esos hervideros que acogía cada fin de semana a miles de personas. Y tantos y tantos no dudaban en organizarse para llegar allí desde Santiago o desde mucho más lejos. Iván, de A Coruña, recuerda haber ido a Xanadú. Las entradas de este local están incluso a la venta en internet para hacer las delicias de nostálgicos y coleccionistas. «En Xanadú colgaban el cartel de aforo completo. El eurodance era el reclamo». Brais, de Curtis, sigue teniendo sus experiencias en Palladiumque cerró en el 2014, muy presentes. Marilyn lo tiene claro: «¡Era la mejor discoteca de Galicia!».  

A Vieira
A Vieira BASILIO BELLO

Otro de los grandes pueblos de la noche de los sábados fue Ponteceso. Lo fue para toda la Costa da Morte, alrededores e incluso podemos decir para aquellos que vivían a cientos de kilómetros. Moniquiña, de A Coruña, recuerda la cantidad de locales que sembraban las calles de la localidad, su música, su ambiente, pero también «que viña moita xente da comarca, e incluso dende A Coruña, Muxía ou Cee». Para Nathalie, de Ponte do Porto, Disco A Vieira era la discoteca de referencia. Los fieles no pueden olvidar aquel «Bienvenidos, bienvenidas una noche más a Disco A Vieira. ¡Esas manos al aire, familia!». Este era el tradicional saludo de cada uno de los disyoqueis que pasaron por la histórica discoteca desde el año 1987 y que echó el cierre en el 2018. A Vieira era uno de esos locales en el que encontrarse cada sábado con amigos y conocidos. Y los que no lo eran, pasaban a serlo de inmediato. «Os mellores recordos son os das amizades que se facían nos cuartos de baño das mulleres. Ás veces tiveron que sacarnos para pechar o local». Diego, de Carballo rememora con cariño cómo acababa la noche «bailando sobre las tarimas de A Vieira con buena música italodance». Noe, de Malpica, añade a la noche de Ponteceso otra institución en la que también se despedía la noche de los sábados o más bien se comprobaba cómo amanecía el domingo: A Teyma, que abrió en 1979. Félix, de Vimianzo añade su propia ruta y la de sus amigos porque en Ponteceso no faltaban precisamente locales. «Empezábamos no Cruce, seguíamos no 630, TBO, Chupitería... Eu quédome coa Vieira porque era especial polo trato familiar e a música. Era onde rematabanos a noite». Eva, de Ponteceso, lo resume en una frase: «Adolescencia maravillosa». Tras una etapa de oscuridad, varios locales intentaron en el 2021 recuperar el ambiente nocturno de la localidad

King África en la Discoteca Teyma de Ponteceso en el 2013
King África en la Discoteca Teyma de Ponteceso en el 2013 CEDID

Imposible seguir la ruta de los pueblos de la noche gallega sin hacer una referencia a Santa Comba. Eso es lo que piensa Manuel, que tenía como sitio preferente la sala de fiestas Xallas. Él se remonta a los 80 y a los 90. «Yo trabajaba y disfrutaba de la noche. Era una auténtica locura, estábamos siempre a tope y teníamos un pincha que era la leche. Ponía la gente de rodillas y todo el público le obedecía, era un crack, se llamaba Jesús. En esa época venía a Santa Comba gente de toda Galicia, incluso he conocido a gente de Asturias». Ramón dice que comenzó allí «a súa vida discotequeira». «Un dos recordos que teño foi o primeiro bico coa miña namorada e moitas anécdotas máis, pero sobre todo recordo o dj. Era unha máquina. Aqueles si que eran tempos de troula e de pasalo ben. Acórdome que abría ás 22.30 e nós xa estabamos gardando cola dende as dez». 

Calles de Santa Comba en el 2013
Calles de Santa Comba en el 2013

La movida de Santa Comba alcanzó dimensión nacional cuando se supo que entre sus múltiples locales había 43 tablaos flamencos, casi tantos como en toda Andalucía. Pero polémicas al margen, era uno de esos lugares donde nunca se dormía. Leticia, de Vimianzo, tiene en Disco Galaxia sus «mejores recuerdos desde los 15 años hasta los 21». En el 2021, varias iniciativas hosteleras también intentaban devolverle su esplendor a la capital del Xallas

Si nos vamos hacia el sur, imposible olvidar las noches de Portonovo y Sanxenxo. Allí la reina era la discoteca Zoo. Para Miguel, de Sada, era «la disco del verano de la juventud». Y es que el pack de cámping y Zoo era indivisible en cuanto se acababan las clases. Rosa, de Ourense, lo resume con un «vacaciones». Para el ferrolano Julio entrar «por casualidad» en aquella gran discoteca forma ya parte de su existencia. «La descubrí con 17 años una noche de fiesta con mi primo, y todo lo demás es historia en mi vida. Nunca la olvidaré». Para Marta, transitar por aquella sala era todo sensaciones. «La discoteca Zoo de Sanxenxo era la mejor de Galicia y del norte de España. Recuerdo cada verano la sensación de bajar por aquellas escaleras. Era impresionante». La Zoo va camino ahora de convertirse en una promoción de viviendas de lujo.

En otro punto de la provincia, en Caldas de Reis, Mari recuerda La Condesa porque «unía parejas». El solar de esta discoteca fue adquirido hace 15 años por una multinacional.

De O Morrazo, Lucas se queda con la Sala Lestón, en Moaña -«allí se conocieron mis padres y allí empecé también a bailar con mis amigos las tardes de los domingos»-. Y es que, junto con Paraíso, en Bueu, este establecimiento luchaba en los 70 por ser el primero en llevar las mejores actuaciones a la comarca. «Siempre había orquestas. Era como una verbena de verano, pero en una sala espectacular. El suelo era una tarima de madera y, si te quedabas quieto, notabas cómo se desplazaba. ¡Parecía que se iba a romper!, cuenta Alberto. 

Gala de elección de la chica Interviu en Public en 1999
Gala de elección de la chica Interviu en Public en 1999

En Vigo, Sara aún tiene en mente Tsunami, donde a principios de los 2000 se llegó a hacer un espectáculo de camareros «sexy boys». «Era de los locales más animados en Vigo, de los primeros en tener megatron... Sonaban las sirenas y los camareros se subían a bailar a la barra». Public en Samil pasó por la piqueta en el año 2020. Era la discoteca más antigua de la zona y también el local favorito de Beatriz: «Era una discoteca de diez y se celebraban las mejores fiestas». Un local plantado en un terreno de más de 1.400 metros que acogió otras propuestas, como Río Beach Club, Riomar o La Carpa. En total, seis décadas intentando atraer clientela a la playa viguesa. 

Otro local de la ciudad olívica, Nova Olimpia, fue «lo mejor de los 70 y los 80» para otro de nuestros lectores. Cerrada desde el 2007, todavía resonaba entre sus paredes aquello de que el Georgie Dann la había inaugurado en 1973. Incluso el propio Pelé tocó la guitarra en la Nova Olimpia en 1990.

Laurita combinaba la noche por la zona de Samil con la última hora en Código de Barras -local emblemático de los 90, cerrado desde el 2013, que fue derribado en el 2021- y Chiri añade eso de que siempre sumaba la parte gastro del local. «La música era excelente ponían techno y rock. El personal era muy agradable, y además tenían hamburguesería por si te entraba el hambre. Era mi punto de encuentro con los chicos guapos. ¡Cuántas fiestas pasé allí». Susana iba a Cachamba (que intentó reinventarse como La Palmera, y que fue derribada en el 2004) «por el ambiente amigable, porque bailaba con todo el mundo y porque no había filtro».

La noche de Vigo es también la referencia para Manuel, pero él se queda con la Discoteca Oliver. Junto a Sol o Kalúa, eran los lugares de la movida en sesión de tarde para los nacidos en los 80. «Estaba en el centro de Vigo y tenía dos zonas. Arriba, música latina y abajo música disco. Mi mejor recuerdo es que allí conocí a la que ahora es mi mujer»

Si cambiamos de provincia y nos vamos hacia Ourense, la marcha en O Barco de Valdeorras era lo mejor para Luis. Allí recuerda Iguana Disco o Planet Disco «porque eran los locales de moda y de noche con más ambiente». Anayansi se queda con Maxim's, que abrió en 1981 en O Carballiño. «Era una pasada: el láser, la sesión de tarde y sobre todo cuando ponían las "lentas"». 

En la capital ourensana, Niton's era el lugar predilecto para Manu en los 80. «Al entrar sonaba Police y había un olor a limpio que me encantaba». Carlos Soto se lanza incluso a hacer una enumeración: El Corregidor, Luna 11, La Bamba, Los Faraones. «Por ese orden era cómo se empezaba la marcha en Ourense a principios de los 90, aunque por supuesto había más discotecas y pubs como el Ramplax , Caoba, Trolebús...».

Desfile de carnaval en Yguazú en 1985
Desfile de carnaval en Yguazú en 1985 PEINÓ

En el caso de Lugo, el establecimiento más mencionado por los lectores de La Voz es Yguazú. Inaugurada en 1979, Ramón todavía recuerda cómo allí organizaban «las mejores fiestas de carnaval, o Reyes». Y no es para menos. La inversión en esa sala fue millonaria, 35 millones de pesetas. Enrique la recuerda como si fuese ayer. «Era una discoteca menos masificada. Ponían buena música de los 80 y los 90. Los concursos de disfraces en carnaval eran estupendos y allí conocí a la que aún sigue siendo mi mujer». Ángel trae al presente Valentino, Studio 3 y Charly Max. «A primera hora se bailaba música disco, después las lentas, como Scorpions, y para acabar, música española tipo Héroes del Silencio, Mecano y Hombres G». Lady se acuerda de Studio 3 por las «sesiones de tarde adolescentes».

Malena va incluso más atrás y quiere poner de relevancia O Grilo. Primero, porque iba todos los sábados y segundo porque «el tema del momento era Grease». Calcula que sus grandes años en la sala fueron a finales de los 80. María del Carmen vivió también su gran momento, pero en este caso en la sala de fiestas Lizarra de Guitiriz. «Allí me eligieron Miss Guitiriz en 1977».

También en la provincia de Lugo reinó durante muchos años la Hermo de Muimenta. Abrió en 1975 y muchos aún recuerdan la actuación de Manolo Escobar, auténtico ídolo musical, y su poder de convocatoria. En 1976 por la Hermo pasaron Los Bravos y un año después lo hizo Al Bano. Esta sala reabría en el 2021 agotando incluso entradas.

Fachada de Baroke, en Sada
Fachada de Baroke, en Sada

Y es que esto de salir no tiene edad ni década. Lo importante son los recuerdos. Sino que se lo digan a todos los adolescentes que cada tarde de sábado se mezclaban en Sada con los adultos que iban al feirón. A Nelly le gustaba ir a Baroke. Luismi asegura que la clave de esa discoteca era el ambiente y la música, al igual que Cuac (conocida también como Grecos). Él es de Sada así que allí veía a todo el pueblo. «Buenas conversaciones y risas aseguradas. Y casi siempre triunfaba con las chicas. ¡Qué tiempos! ».Noelia recuerda en Baroke un fin de año que cayó en domingo, así que el fin de semana se hizo largo. «De adolescente iba las tardes de sábados y domingos. Aquel fin de año me pasé allí horas y horas. Reenganché todo el fin de semana».

Los hay, como David, que recorrían varios concellos en un mismo día. Poco importaba que ese día fuese el domingo. «La ruta era: Chafán, en A Coruña, a media tarde, Tauritón, en Abegondo, de allí a Party, en Carral. A medianoche nos íbamos a Santa Cristina, en Oleiros, al pub Modus y después a Chevalier o Brothers. ¡A ver quién trabajaba al día siguiente!

Y así podríamos seguir hasta el infinito porque la forma de salir ha cambiado, pero las memorias son imborrables. Tonos y KGB, en Boiro, la Dudas de Baio, la sala Estrella en Burela, Faro en A Estrada, Kings en Carral, Velvet en Ferrol, Pachá en A Coruña, La Concha de Narón, y Liberty o Ruta, -que acaba de recuperar su licencia, en Santiago. Todos, locales que hicieron historia en la noche de Galicia.

¿Y tú? ¿Cuál es el local nocturno que ya no existe y en el que viviste tus mejores tiempos? Nosotros seguimos esperando tus anécdotas.