Un equipo gallego explora el potencial del ARN para desarrollar terapias contra el envejecimiento

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

USC

El Cimus de la Universidade de Santiago ha ganado un proyecto para estudiar esta tecnología, probada en las vacunas contra el covid, en enfermedades asociadas a la edad

24 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un campo aún inexplorado, pero muy prometedor. Ofrece el potencial de desentrañar algunas de las claves de un envejecimiento saludable, porque no se trata de vivir más años, sino de hacerlo con una mayor calidad. O, lo que es lo mismo, de actuar contra las enfermedades asociadas a la edad, desde las neurodegenerativas al cáncer o las cardiovasculares. En este escenario, las modificaciones químicas de las moléculas del ARN pueden tener un papel fundamental en el desarrollo de múltiples patologías asociadas al envejecimiento.

Pero primero hay que caracterizar estos cambios, establecer su relación con enfermedades concretas y luego identificar potenciales terapias que puedan corregir las variaciones en el ARN ligadas al envejecimiento y a sus distintas dolencias asociadas. Una nueva aventura de la ciencia en la que se ha embarcado el grupo de Epitranscriptómica y Envejecimiento del Cimus de la Universidade de Santiago dirigido por Diana Guallar, que acaba de recibir una ayuda de 130.000 de la Fundación Ramón Areces para explorar el potencial terapéutico de la modulación del ácido ribonucleico frente a las patologías asociadas a la edad.

Aunque se han estudiado mucho las modificaciones epigenéticas del ADN durante el envejecimiento, existe, sin embargo, muy poco conocimiento sobre el efecto de las variaciones químicas del ARN, la molécula que transfiere la información del genoma a las proteínas, durante este proceso. De hecho, los estudios previos se han hecho hasta ahora en modelos animales de mosca o en gusanos, pero todavía no se han realizado en mamíferos de forma exhaustiva. Un trabajo del que se ocupará el equipo de Santiago. Tampoco lo hará a ciegas, porque se estima que existen unas 170 modificaciones químicas en el ARN potencialmente implicadas en las enfermedades del envejecimiento. Algunas ya se han determinado.

«Nosotros nos vamos a centrar en la metilación de las citosinas», explica Diana Guallar, investigadora Ramón y Cajal y responsable del grupo. O, lo que es lo mismo, en el estudio y caracterización de cómo una pequeña molécula, un grupo metilo, se une a una de las cuatro bases nitrogenadas del ARN, con los consiguientes cambios que acarrea.

«Hasta hace no mucho —apunta Guallar — no teníamos tecnología con la capacidad para estudiar estos cambios a nivel molecular. Ahora sí la tenemos y se ha abierto un campo con un gran potencial que va a crecer de forma exponencial».

A diferencia del ADN, que es más estable, la molécula de ARN es más variable, lo que lejos de suponer una desventaja es lo contrario, ya que sus modificaciones se pueden inhibir o modular de forma más rápida. Y ahí radicaría el secreto para el desarrollo de futuras terapias. ¿Para qué enfermedades? Aún no se sabe. Primero habrá que estudiar y caracterizar a nivel molecular las modificaciones químicas en el ácido ribonucleico y determinar su vínculo con las distintas patologías. Solo así se podrán identificar las posibles dianas terapéuticas.

«Todavía estamos en una fase muy exploratoria. Hasta que no tengamos el mapa del territorio bien definido no podremos trazar la ruta para tratar una enfermedad en particular», matiza Diana Guallar. Pero que esta tecnología tiene un enorme potencial es algo que ya se ha demostrado con las vacunas del covid.

La modificación química de los ARN de la vacuna es lo que ha permitido una mejor respuesta inmune y más duradera contra la infección vírica. Pero ahora también se está apostando de forma muy fuerte en la utilización de una tecnología parecida contra el cáncer. De hecho, Moderna confía en obtener dentro de unos años la primera vacuna de ARN contra el melanoma. Y es solo el principio.

Es en este recorrido futuro donde también ha encontrado un nicho el abordaje de terapias de ARN para tratar las enfermedades ligadas al envejecimiento. Queda todavía mucho camino por recorrer, pero la senda se ha abierto en Santiago. «El objetivo no es vivir más años, sino que los años que tengamos sean con una buena calidad de vida, que tengamos un envejecimiento saludable», resume Diana Guallar.