La ola de calor del pasado año dejó más de 11.000 muertes en España

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

Un joven se refresca en Córdoba ante el intenso calor
Un joven se refresca en Córdoba ante el intenso calor Salas | EFE

Fue el segundo país europeo con mayor número absoluto de decesos, después de Italia, y el tercero en tasa de mortalidad por millón de habitantes

10 jul 2023 . Actualizado a las 22:47 h.

España ha entrado en su segunda ola de calor del verano, pero lo que se ha observado hasta el momento nada tiene que ver con lo ocurrido con el pasado año. El verano del 2022 fue mucho peor, al menos por ahora, con intensos episodios de altas temperaturas que batieron todos los récords, tanto en España como en el resto de Europa, acompañadas de sequía e incendios forestales.

El resultado final del verano más caluroso jamás registrado en Europa se tradujo en más de 61.000 muertes en el continente entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre del 2022, según un estudio que se acaba de publicar en Nature Medicine liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación ''la Caixa'', en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm).

En términos absolutos, el mayor número de muertos se produjo en Italia, con 18.010 decesos atribuidos a las altas temperaturas, seguida de España (11.324) y Alemania (8.173). Si los datos se ordenan en base a la mortalidad por calor, Italia sigue siendo el país que encabeza la lista, con 295 óbitos por millón de habitantes, aunque en este caso el segundo puesto pasa a ser ocupado por Grecia, con una ratio de 280. La tercera plaza es ocupada por España, con una tasa de 237, seguida por Portugal, con 211.

Si se atiende únicamente al incremento de la temperatura, el país que registró un valor más alto fue Francia, con 2,43 grados sobre los valores promedios del período 1991-2020, seguido de Suiza (2,30ºC), Italia (2,28ºC), Hungría (2,13ºC) y España (2,11ºC).

En el caso de la mortalidad las expectativas se han cumplido y la mayor tasa de víctimas por millón de habitantes se encuentra, con mucha diferencia, entre los mayores de 80 años, con 3.273 en el caso de España. Es la segunda mayor tasa de decesos registrada en Europa para este grupo de edad después de Italia.

Pero uno de los aspectos que más llama la atención es el relacionado con la mortalidad por sexos. Los datos del análisis apuntan que los fallecimientos prematuros atribuidos al calor fueron un 63 % superiores en mujeres que en hombres, con un total de 35.046 óbitos prematuros (145 muertes por millón, frente a los 21.677 estimados en hombres, con una tasa de 93 decesos por millón.

Esta mayor vulnerabilidad de las mujeres al calor se observa en el conjunto de la población y, sobre todo, en mayores de 80 años, donde la tasa de mortalidad es un 27 % superior a la de los hombres. En cambio, la tasa de mortalidad masculina es un 41 % más elevada en menores de 65 años, y un 13% mayor entre los 65 y los 79 años.

Las lecciones

Hasta la fecha, el verano con mayores registros de mortalidad en Europa fue el del año 2003, en el que se registró un exceso de mortalidad de más de 70,000 muertes.

«El verano de 2003 fue un fenómeno excepcionalmente raro, incluso cuando se tiene en cuenta el calentamiento antropogénico observado hasta entonces. Esta naturaleza excepcional puso de manifiesto la falta de planes de prevención y la fragilidad de los sistemas de salud para hacer frente a emergencias relacionadas con el clima, algo que en cierta medida se trató de corregir en años posteriores», explica Joan Ballester Claramunt, primer autor del estudio e investigador de ISGlobal, que cuenta con una beca del European Research Council.

«En cambio, las temperaturas registradas en el verano del 2022 no pueden considerarse excepcionales, en el sentido de que podían haberse previsto siguiendo la serie de temperaturas de los años precedentes, y que muestran que durante la última década el calentamiento se ha acelerado», añade Ballester.

«El hecho de que en el verano del 2022 muriesen más de 61.600 personas en Europa por calor pese a que, a diferencia de en 2003, muchos países ya contasen con planes de prevención activos, sugiere que las estrategias de adaptación de las que disponemos en la actualidad pueden ser todavía insuficientes», sostiene Hicham Achebak, investigador del Inserm y de ISGlobal y último autor del estudio.

«La aceleración del calentamiento observada en los últimos diez años subraya la necesidad urgente de reevaluar y fortalecer de manera sustancial los planes de prevención, poniendo especial atención a las diferencias entre países y regiones europeas, así como las brechas de edad y sexo, que actualmente marcan las diferencias en vulnerabilidad al calor», añade.

Europa es el continente que está experimentando un mayor calentamiento, hasta de 1ºC más que la media global. Las estimaciones realizadas por el equipo investigador apuntan a que, en caso de no mediar una respuesta adaptativa eficaz, el continente se enfrentará a un promedio de más de 68.000 muertes prematuras cada verano hacia 2030 y más de 94.000 hacia 2040.

El equipo investigador obtuvo datos de temperatura y mortalidad para el período 2015-2022 en 823 regiones de 35 países europeos, cuya población total representa más de 543 millones de personas. Se usaron estos datos para estimar modelos epidemiológicos y predecir la mortalidad atribuible a las temperaturas para cada región y semana del período estival.

El verano de 2022 fue una estación sin tregua en lo que respecta al calor. Los registros muestran que las temperaturas estuvieron por encima de la media durante todas las semanas del período estival. La mayor anomalía térmica se registró durante la canícula estival, de mediados de julio a mediados de agosto. Esta coincidencia magnificó, según los investigadores, la mortalidad por calor, causando 38.881 muertes entre el 11 de julio y el 14 de agosto. Dentro de ese período de poco más de un mes se produjo una intensa ola de calor paneuropea, entre el 18 y el 24 de julio, a la que se atribuyen un total de 11.637 muertes.

En la necesidad de tomar medidas ante este tipo de episodios cada vez más frecuentes e intensos en el contexto de cambio climático en el que nos encontramos, coincide el epidemiólogo de la Universidad de Alcalá Pedro Gullón.  «Obliga a las autoridades de salud pública a poner todos sus recursos de vigilancia y control en el impacto de las olas de calor». explica en una reacción recogida por SMC España.

Por su parte, Manuel Franco, epidemiólogo, profesor e investigador en las Universidades de Alcalá y Johns Hopkins, destaca que «los cálculos de mortalidad son prácticamente el doble que los oficiales, que parecen poco actualizados».