«El melanoma era una caja negra, pero ahora somos optimistas en controlarlo»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Juan Lazaro

Cree que «en el futuro tendremos la secuencia del tumor de cada paciente»

25 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Marisol Soengas González (Agolada, Pontevedra, 1968) nunca rehuyó de los retos. Es más, los busca. Lo hizo de niña y adolescente cuando se esforzaba por ser la primera en los estudios; de joven cuando escogía los mejores laboratorios para formarse y, más tarde, cuando eligió su línea de investigación. Optó por el melanoma, el cáncer más escurridizo y difícil. Y así fue como asumiendo un reto tras otro, con trabajo y determinación, se convirtió en una referente mundial en la lucha contra este tumor. Jefa del grupo de Melanoma en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, al que llegó en el 2009 después de trabajar en Estados Unidos en el Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York y en la Universidad de Míchigan, y presidenta actual de la Asociación Española de Investigación contra el Cáncer (Aseica), su trayectoria se ha visto avalada por múltiples reconocimientos nacionales e internacionales. Pero admite que el Premio Fernández Latorre le hace «especial ilusión» porque le llega de su tierra.

—De Aldea do Monte, un lugar de Agolada de 30 habitantes, a la cima mundial en la investigación del melanoma. ¿Cómo lo ha hecho?

—(Risas). ¡Uff! La verdad es que no me lo habían preguntado así antes. Pero te lo podría decir en tres palabras: con ilusión, inconformismo y con mucho trabajo. Siempre me gustaba saber más y creo que ese inconformismo me ha ayudado mucho. El equipo, la gente con la que trabajas, también es muy importante, porque no se camina nunca solo. Y ahora creo que estoy en una posición de ayudar a los demás a que vuelen con sus propias alas.

—De niña prefería jugar con el Quimicefa antes que con las muñecas. ¿De ahí nació su vocación?

—Creo que sí. Cuando mis padres nos llevaban a las tiendas a ver los regalos a mí se me iban los ojos a los juegos de Química y a los libros de Los tres investigadores. Eso fue importante, pero también me ayudó mucho un profesor en 4º de EGB cuando ya estudiaba en A Coruña, que dividió a la clase en naves espaciales y cada una tenía su capitán. Yo era la capitana de mi equipo y las naves iban avanzando según las notas que íbamos sacando, lo que me ayudó a coordinar y a ayudar a los demás para mejorar sus notas, porque solo avanzábamos en equipo. Tenía la ambición de que fuéramos los primeros. A ese profesor le tengo muchísimo cariño y cuando hace 14 años me dieron el premio María Josefa Wonenburger, mi madre lo buscó para invitarlo. Se acordaba de mí, pero no sabía lo importante que había sido su influencia.

—Hablando de maestros, usted trabajó con Margarita Salas, la mayor científica española. ¿Cómo influyó en su carrera?

—Muchísimo. Recuerdo la primera entrevista con Margarita, que era una mujer aparentemente tímida. Le había pasado mi currículo, que era muy bueno porque era una chica de dieces, pero ella me dijo: ‘Cuéntame de ti. ¿Por qué quieres venir aquí?' Me dejó hablar y no paraba de mirarme fijamente a los ojos. Estaba ante una mujer científica muy importante y yo me preguntaba qué le cuento de mi vida que le pueda interesar. Eso ya me influyó. Creo que lo que aprendí en el laboratorio de Margarita fue plantearme la siguiente pregunta, y la siguiente... Y era la jefa de un laboratorio en el que trataba exactamente igual a hombres y mujeres. Después de trabajar con ella nunca me planteé que no podría ser jefa por ser mujer.

—Sobre su trabajo. ¿El melanoma, uno de los tumores más agresivos, se podrá curar o controlar?

—Curar son palabras mayores y hay que tener mucho cuidado con crear falsas expectativas. Pero la comunidad científica es bastante optimista a la hora de poder controlarlo. Cuando empecé a trabajar en el melanoma, en el 2002 aquello era un gran reto. Hasta había publicaciones científicas que decían: ‘caja negra'. Pero en este momento, gracias a la ciencia básica y clínica, están respondiendo a terapia entre el 50 % y el 60 % de los pacientes y en algunos casos hasta el 70 %. Soy muy optimista en que en el melanoma, y en muchos tipos tumorales, se va a mejorar significativamente la calidad y el tiempo de vida. No estamos en el final de lo que vamos a descubrir y llegarán nuevos tratamientos.

—¿La clave estará en la inmunoterapia y en las terapias dirigidas?

—Las dos. Con la inmunoterapia, en la que el propio organismo reconoce y ataca los tumores, ya lo vemos. Pero por donde va a venir la cronificación y efectos más duraderos es con combinaciones con terapias más dirigidas. Atacar solo al tumor puede que no sea suficiente, sino que también habrá que controlar su microambiente. En el futuro tendremos la secuencia del tumor de cada paciente y las herramientas de inteligencia artificial van a ser fundamentales para analizar los datos.

«Solo hay un 30 % de científicas en puestos de responsabilidad. Avanzamos muy poco»

 

 

Marisol Soengas también es referente en la lucha por la visibilización de la mujer en la ciencia y su promoción en puestos de responsabilidad para romper con la brecha de género.

—¿Queda mucho por romper la brecha de género en ciencia?

—Hemos avanzado, pero con pasitos muy pequeños. A las que somos activas en esta lucha siempre nos dicen que «ya sois muchas mujeres científicas» y que «es cuestión de tiempo». Y yo digo que no y no: ni somos muchas ni es cuestión de tiempo. Las estadísticas revelan que hemos avanzado muy poco. Alrededor del 30 % de las mujeres están en altos puestos de responsabilidad y esto ha variado muy poco en los últimos diez años.

—¿No hay que bajar la guardia?

—No, no podemos bajar la guardia. De hecho, en algunas áreas STEM estamos viendo incluso que hay menos mujeres que empiezan su tesis. Es cierto que hay muchas que empiezan la carrera, pero luego algunas la dejan y otras se van desviando hacia otros puestos que no son de responsabilidad. Entonces tenemos que hacer una reflexión de por qué ocurre esto. Y ya no es una cuestión de visibilidad, porque cada vez son más visibles las mujeres científicas y hay más referentes en ciencia.

—¿Entonces?

—Hay que hacer una reflexión más profunda. Tenemos que llegar más a esa población de mujeres de institutos y de universidad, donde la ciencia no parece ser suficientemente atractiva, y tenemos que hacer un esfuerzo muy grande en las fases en las que están decidiendo si continúan con su carrera científica o si forman una familia. Queda mucho por mejorar, en aspectos de conciliación, de liderazgo femenino, de políticas de igualdad. Aún existen muchas barreras, tanto internas como externas.

«Sin financiación a largo plazo no podremos retener y atraer el talento»

 

 

Marisol Soengas regresó a España en el 2009 tras ser fichada por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que por aquel entonces dirigía Mariano Barbacid, para dirigir el grupo de Melanoma.

—¿Cómo fue su regreso a España?

—Fíjate que yo no volví a España por morriña. La decisión fue porque el CNIO era y es uno de los mejores centros de investigación en cáncer del mundo. Fue una decisión muy meditada, porque yo quería compaginar estudios en pacientes con nuevos modelos experimentales, y el CNIO era un centro en el que podía ir a trabajar con un alto nivel.

—Usted lideró el desarrollo de un compuesto contra el melanoma a partir del cual se creó una empresa. ¿En qué fase está?

—Tuve la suerte de que un investigador de mi grupo, Damià Tormo, tenía una mente emprendedora. Los dos fundamos una start-up, Bioncotech, que ahora tiene un equipo altamente profesionalizado y se ha convertido en Highlight Therapeutics. Ha desarrollado el compuesto BO112, un derivado del BO110 que teníamos nosotros en el laboratorio. La compañía y su equipo han realizado ya varios ensayos clínicos en fases I y II, y están tratando a pacientes de diferentes tipos tumorales que son resistentes a inmunoterapia. Es muy satisfactorio poder ver que desde el laboratorio se puede llegar a un ensayo clínico en pacientes.

—España es referencia mundial en investigación contra el cáncer con científicos en primera línea. ¿Qué falta para dar el gran salto?

—España está entre los diez países del mundo con el mayor número de publicaciones en el área de cáncer y somos el segundo en número de ensayos clínicos. ¿Qué nos falta? Muchas cosas, pero sobre todo financiación a largo plazo para retener y atraer talento, porque formamos a muchos investigadores que luego continúan su carrera en otros países. Los formamos, pero no los recuperamos. También nos estamos quedando atrás en equipamiento y tecnología. La burocracia es tremenda, hasta el punto de que en muchas universidades no podríamos contratar a un premio Nobel porque no tendría la certificación. Necesitamos financiación estable a medio y largo plazo, porque, si no, la gente joven potente que tenemos por el mundo no volverá. Y tampoco podremos captar a los extranjeros. Se necesita también apoyar la innovación y la generación de compañías con base tecnológica, y también mejorar una ley de mecenazgo que facilite la inversión pública y privada… Pero no tiramos la toalla.

La científica Marisol Soengas se erige con el Premio Fernández Latorre

El jurado valora su «brillante trayectoria» en la lucha contra el melanoma

 

Distinguir a una persona o institución que contribuye a que el mundo sea mejor. Este es, desde hace 65 años, el objetivo del Premio Fernández Latorre. Un firme compromiso que ha vuelto a quedar demostrado en esta nueva edición con la elección de la investigadora del Centro Nacional de Investigación contra el Cáncer (CNIO) Marisol Soengas González (Agolada, 1968), una de las referentes mundiales en la lucha contra el melanoma y a la que se deben notables progresos en el conocimiento de la enfermedad para poder atacarla con nuevas terapias.

De acuerdo con el acta, el Patronato de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, constituido en jurado para fallar el LXV Premio Fernández Latorre, instituido en memoria del fundador de La Voz de Galicia, ha acordado conceder, por unanimidad, el Premio Fernández Latorre en su edición del 2023, dotado con 10.000 euros, a Marisol Soengas González.

El jurado ha valorado su brillante trayectoria y prestigio, que la confirman como una de las científicas españolas más influyentes y reconocidas a nivel mundial en la investigación sobre el cáncer de piel. Su trabajo en los laboratorios ha ido de la mano de un comprometido activismo en defensa del liderazgo de las mujeres en la ciencia y de la necesidad de incrementar la inversión en I+D+i.

Soengas González, jefa del grupo de Melanoma en el CNIO, preside desde enero la Asociación Española de Investigación contra el Cáncer. Formada en el laboratorio de Margarita Salas en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, desde donde pasó al Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York y a la Universidad de Míchigan antes de regresar a España, las investigaciones del equipo que dirige han permitido la identificación de factores que definen las señas de identidad del melanoma, algo así como el código de barras molecular que distingue a este tumor de otros para convertirlo en uno de los más agresivos. Este trabajo de investigación es el que ha abierto la puerta para el desarrollo de nuevas terapias.

También ha desarrollado modelos que permiten visualizar el inicio y la progresión del melanoma desde fases muy tempranas. Sus trabajos se han publicado en las revistas científicas más relevantes, cono Nature, Nature Medicine, Cell, Cancer Cell o Science.

Los éxitos profesionales de Marisol Soengas han sido reconocidos con más de veinte premios en los últimos diez años. Y también mantiene una activa colaboración con organizaciones de pacientes y fundaciones. Recientemente ha sido incluida como miembro de la European Molecular Biology Organization, en reconocimiento a su contribución a la excelencia científica.

El jurado que eligió a la galardonada estuvo constituido por Santiago Rey Fernández-Latorre, presidente de la Fundación; Roberto Blanco Valdés, vicepresidente; José Arnau Sierra, Lois Blanco Penas, Salomé Fernández-San Julián Martínez, José Luis Vázquez Mariño y Luciano Vidán Martínez, patronos; José Francisco Sánchez Sánchez, patrono y director de la Fundación; Manuel Areán Lalín, secretario; Juan Carlos Escotet Rodríguez y José Carlos Martínez Pérez, patronos de honor; y Xosé Luís Vilela Conde, director de La Voz de Galicia.

El galardón se entregará en el último cuatrimestre del año, según consta en las bases.