Carolina Molas, suegra de Tamara Falcó: «Somos exiliados de ETA. Nos fuimos de madrugada y nunca pudimos volver»

Martín Bastos

SOCIEDAD

Carolina Molas
Carolina Molas José Ramón Hernando / Europa Press

La madre de Íñigo Onieva revela en una entrevista que a los 25 años ya tenía cuatro hijos y uno de ellos falleció con 7 años a causa de una meningitis

11 oct 2023 . Actualizado a las 20:05 h.

Ha saltado a la fama de forma repentina a raíz del noviazgo de su hijo, Íñigo Onieva, con Tamara Falcó y muy especialmente con motivo de la breve y polémica ruptura de la pareja. Esta relación ha dado relevancia pública a Carolina Molas, empresaria que, pese a todo, ha intentado mantenerse siempre en un discreto segundo plano y reivindicar su derecho al anonimato. Ahora ha sorprendido con sus impactantes declaraciones a la revista Forbes, que publica una entrevista con ella, convertida ya desde hace tres meses en la suegra de la marquesa de Griñón.

La empresaria, reconocida con el premio CEO del año en distribución de electrodomésticos de consumo en el 2022 por su labor al frente de la empresa familiar Cemevisa, ha roto su silencio y ha revelado algunos de los episodios que han marcado su vida.

La empresa de su familia se fundó en Bilbao, pero tuvieron que abandonar el País Vasco. «Somos exiliados de ETA. En el 83 tuvimos que venir a Madrid. Salimos huyendo una madrugada sin coger nuestras cosas y nunca más pudimos volver a casa. Fue muy traumático. Yo tenía 15 años, muy mala edad. Mi padre llevaba muchísimos años amenazado y estuvieron a punto de atentar contra él muchas veces. Vivíamos en Neguri [Getxo, Vizcaya] y a nuestro alrededor había secuestros sin parar. Amenazaron a los primogénitos de las familias, como es mi caso, y eso empeoró mucho las cosas», relata.

Molas asegura que apenas guarda recuerdos de aquella época y de cómo estuvo recluida en casa de sus padres, sin ir a la escuela. «¿Te puedes creer que no me acuerdo mucho de aquella época? Creo que mi mente lo ha borrado. Me falta información porque mi padre era muy vasco y no daba explicaciones. Nos fuimos un día a las cinco de la mañana, cada uno en un coche, con el perro, las tortugas, nevando… Ya en Madrid estuvimos viviendo en hoteles. Cuando por fin nos instalamos en una casa nos íbamos mudando porque nos iban descubriendo… Fue horrible. Tardamos años en vivir tranquilos. Cuando nos instalamos aquí, mi padre montó Cemevisa Madrid», recuerda.

Carolina Molas asegura que no siempre quiso trabajar en la empresa familiar, pero se vio abocada a hacerlo por las circunstancias. «Estudié diseño de moda e industrial. Soy creativa y el trabajo de mi padre no me llamaba mucho la atención. Pero fui madre muy joven y me puse a trabajar con él». La empresaria revela entonces un detalle de su vida hasta ahora desconocido: «Empecé a generar familia con 20 años y a los 25 tenía cuatro hijos. Uno de ellos falleció de meningitis a los 7 años. Lo tenemos aceptado, aunque costó». Hasta ahora se sabía que Íñigo Onieva tenía dos hermanos, Alejandra y Jaime, además de un hermanastro por parte de padre, pero no había trascendido que sus padres habían perdido un hijo a una edad temprana. «Lo tenemos aceptado, aunque nos costó», ha confesado, sin ocultar lo dura que fue para su familia esta pérdida.

 

Este fin de semana, la empresaria ha realizado un viaje muy especial a Roma en compañía de su familia. Íñigo ha revelado esta escapada a través de diferentes historias compartidas en su cuenta Instagram, y que tanto Tamara como Alejandra Onieva han reposteado en sus respectivos perfiles, presumiendo de su maravillosa relación.

Una escapada de fin de semana en la que los marqueses de Griñón estuvieron con la familia de Íñigo, ya que además de su madre y su hermana los acompañaron su abuela, su hermano Jaime y la novia de este. Juntos han visitado los lugares más turísticos de la ciudad, como el Panteón, el Coliseo y la Fontana di Trevi, y han degustado platos de pasta y los famosos helados italianos.