El valle de Moeche y su alto castillo

SOCIEDAD

RAMON LOUREIRO

Todo el valle de Moeche, señoreado por su fortaleza, es un territorio mágico, en el que se entrecruzan la historia y lo legendario: una tierra en el que la memoria de los Irmandiños se entrelaza con sus leyendas

06 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Muy hermoso es todo el año el valle de Moeche, histórico y legendario escenario de batallas irmandiñas, así como de la caída y la reconstrucción de los muros de un soberbio castillo. Aquí, donde Galicia reivindica su vocación de ser tierra del norte y de ser finisterre atlántico al mismo tiempo, el valle, labrado por el río Grande de Xuvia —el mismo río que, unos kilómetros más allá, frente al océano, hará nacer la ría de Ferrol—, va dibujando un paisaje de ensueño. Uno de esos paisajes que habitan la vida de quienes lo visitan como si, de alguna misteriosa manera, ya formase parte, para siempre, de todos ellos.

Impresiona, y tanto que impresiona, la visión de la fortaleza, que ha sido restaurada magníficamente. Cuentan los historiadores que la mayor parte de lo que de ella vemos hoy se alzó en el siglo XV, en pleno crepúsculo de la Edad Media, pero que allí ya había una fortaleza anterior, del siglo XIV, símbolo entonces del poder de aquel Fernán Pérez de Andrade O Bo, que igual que brillaba en el campo de batalla mandaba cocer pan blanco allí por donde pasaba, y que además hizo traducir la Crónica Troiana al gallego.

El tiempo de las revueltas

El caso es que en el siglo XV, y en plena efervescencia de las revueltas irmandiñas, la fortaleza fue derribada, al parecer en la primavera de 1467. Aunque más tarde sería reedificada.

El Festival Irmandiño de Moeche, que tiene un lugar de honor en el calendario festivo de Galicia, recuerda, cada verano, aquel levantamiento popular. El castillo, magníficamente restaurado —es propiedad de la Casa de Alba, pero lo administra el Concello en régimen de cesión—, puede visitarse casi todo el año (estos días se están realizando en su interior tareas de acondicionamiento), y alberga todo tipo de actividades culturales.

El valle, de cuyas canteras se extraía la llamada pedra de Moeche, el toelo (muy utilizada, por ejemplo, para labrar cruceiros) tiene, además, una larga tradición en el mundo de la cantería Una tradición que Moeche reivindica con orgullo, y que le ha dado a Galicia algunas de sus más hermosas cruces de piedra.

Tierra de canteros

En Moeche nacieron y labraron la piedra algunos de los más grandes canteros gallegos.

Festival Irmandiño

El Festival Irmandiño es todo un clásico del calendario festivo gallego