Un bosque interminable en Lugo

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

OSCAR CELA

A los pies de la ciudad amurallada se esconde el Monte Segade, con rutas para todos los públicos que van de los cinco a los 15 kilómetros. Transcurre entre puentes, molinos y bosques autóctonos

03 feb 2024 . Actualizado a las 20:55 h.

A cuatro kilómetros de la Praza Maior de Lugo se esconde el Monte Segade, un bosque interminable por el que es posible pasear, hacer deporte o simplemente disfrutar de una naturaleza envolvente que sería imposible encontrar a escasos minutos de las grandes urbes.

El punto de partida para empezar la ruta está a los pies de la N-540, justo después de salir de la ciudad atravesando el puente sobre el río Miño. Hay una señal indicativa, y unos metros después es posible aparcar a los márgenes de la carretera. A mano izquierda, comienza un camino a través de un pinar. Es el principio del sendero, pero ninguna señal avisa del mismo.

Por las profundidades de este pulmón verde que pasa inadvertido para muchos es posible disfrutar de distintas variantes, en función de las ganas y el tiempo disponible. Todas son circulares.

La más sencilla es la Ruta de los Molinos. Son apenas cinco kilómetros de trayecto que se pueden transitar en poco más de una hora. Sin apenas desnivel, el paseo atraviesa puentes y cascadas, para hacer después honor a su nombre y dejar atrás numerosos molinos en los que no es posible adentrarse, pero sí ojear en primer plano.

La segunda opción se traduce en algo más de seis kilómetros y también es fácil. El truco reside en continuar por la senda fluvial que discurre a los pies del río Mera, sin perder de vista el agua. Una hora después hay que dar un pequeño giro, que está indicado con marcas en los árboles, para regresar por el camino que transcurre del otro lado del río y que conduce de regreso a la entrada del Monte Segade.

Los más atrevidos pueden sumar 13 kilómetros a su caminata. En este caso la ruta comienza en el puente romano de Lugo, sigue por el paseo de la Fábrica da Luz y atraviesa, poco después de dejar el Club Fluvial a mano izquierda, la pasarela peatonal sobre el Miño. Ya del otro lado del río hay que caminar una media hora hasta dejar en lo alto el gran puente de la N-540. Poco después, a mano izquierda, comienza el trayecto por el Monte Segade que desciende hasta rozar el río Mera y contemplar también el Muíño do Castro a mano derecha. El camino asciende por el bosque hasta el monte de Pena de Rei, que situado a 650 metros de altitud permite divisar una panorámica de la ciudad con todo detalle. Después llega el monte Penarrubia y la ruta desemboca en la carretera de acceso a la aldea del mismo nombre. Seguidamente, es necesario descender hasta enlazar con la senda fluvial del río Mera que converge con la senda fluvial del Miño y, por tanto, conduce de vuelta al punto de inicio.

Estas son solo tres variantes, pero el Monte Segade permite ignorar las rutas para disfrutar de un remanso de paz y sosiego que empieza en un pinar que en apenas unos metros se transforma en un bosque autóctono en el que no existen aglomeraciones ni en fines de semana.

Unas vistas privilegiadas de la ciudad, miradores que se abren a la naturaleza, cascadas que incitan a un pequeño descanso, puentes, caminos empedrados, árboles centenarios cubiertos de musgo... El entorno es un privilegio situado a cinco minutos en coche del centro de la ciudad de la Muralla, y que resultaría aún más bucólico si el mobiliario de madera instalado en las rutas no estuviese en las últimas.

Cómo llegar

Saliendo de Lugo, a la altura del km 1 de la N-540, a mano derecha.

Alternativas

Hay diferentes rutas aptas para ir en bicicleta, paseando o con perros.