Preguntas y respuestas del plan antitabaco español: ¿Se podrá fumar en las terrazas? ¿Y en las playas? ¿Subirá el precio de la cajetilla?

M.V. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS CREO

España tiene desde este viernes una nueva estrategia contra el tabaquismo. Un plan que tiene que pasar por el Congreso, pero que tiene cinco objetivos

07 abr 2024 . Actualizado a las 10:11 h.

España cuenta desde este viernes con una estrategia contra el tabaquismo, un plan que deberá concretarse ahora en el Congreso de los diputados, y que deberá aplicarse desde ahora hasta el 2027.

Lo que hace es sentar las bases sobre las que se sustentarán las distintas iniciativas que se acometerán mediante decretos -más rápidos- o reformas de la normativa actual o nuevas leyes -que serán más lentas-.

En esta hoja de ruta de Sanidad se definen cinco metas: prevenir el inicio del consumo, fomentar el abandono del hábito, reducir la exposición de la población no fumadora al humo, promover la investigación sobre el tabaquismo —para conocer bien sus efectos— y potenciar la cooperación en la materia entre Gobierno central y comunidades, ambas Administraciones con competencias sanitarias. Para ello se han fijado 23 objetivos específicos. 

¿Qué cambia de forma inmediata?

Paso a paso. Por el momento nada de este plan se notará. No es normativo, pero sí comienza un nuevo cambio con acciones que empezarán a aplicarse desde este año. Imponer, por ahora, el plan no impone nada; para ello hace falta convertir las buenas intenciones en normas y esto implica un trámite en las cámaras parlamentarias que se prevé largo y complejo teniendo en cuenta lo dividido que está el Congreso de los Diputados. Es decir, se sigue pudiendo fumar donde está permitido, por el momento.

¿Subirá el precio del tabaco?

Aumentando los impuestos del tabaco. Para disuadir del consumo, la estrategia del Gobierno se propone aumentar el precio del tabaco a través de una subida en su fiscalidad. El documento detalla que se estudiará con el Ministerio de Hacienda la forma en la que las modificaciones fiscales repercutirán positivamente en la financiación de medidas encaminadas a reducir la prevalencia de tabaquismo. También se compromete a promover la creación de una nueva figura impositiva que establezca un gravamen específico para los cigarrillos electrónicos con nicotina.

Una cajetilla de tabaco en España cuesta de media 4,5 euros, una cifra que no ha parado de subir desde el 2005. Se busca que esta alza de precios disuada a los jóvenes, la población que suele tener menos poder adquisitivo. 

¿Se podrá fumar en las terrazas?

El centro del debate. La estrategia contempla la ampliación de los espacios de uso público sin humo, mediante las modificaciones legislativas pertinentes. Sin embargo, no concreta en qué lugares se prohibirá fumar, limitándose a mencionar «determinados espacios de uso público o colectivo, especialmente aquellos con presencia de personas menores de edad». Los concretará la futura ley que surja del debate parlamentario. Una primera versión de la estrategia aludía a parques y playas, a marquesinas de autobús e incluso a terrazas. También ampliar los perímetros en los que se impide fumar en centros escolares y hospitales. Esto incluye espacios con mucha afluencia de gente por lo que entrarían eventos como los festivales o deportes al aire libre.

La prioridad de la ministra de Sanidad son las terrezas, las marquesinas o las playas. E importante: cada comunidad podría ampliar los espacios. Es el caso de Galicia, donde ya existen las «Playas sin humo». La comunidad defiende la voluntariedad en salud pública, pero Sanidad considera que eso no es efectivo. Lo cual no impide que, mientras llega la ley, si una comunidad quiere autorregular espacios, lo haga, porque «siempre han tenido la potestad» de poder hacerlo, como obligación o como recomendación, ha recordado García.

¿Qué pasa con los coches? 

Espacios privados. El borrador inicial mencionaba la intención de incluir «ciertos espacios del ámbito privado» dentro de los nuevos espacios sin humo, «especialmente aquellos con presencia de menores». Esta redacción, que abría la puerta a prohibir el consumo en el interior de los vehículos particulares, generando dudas sobre su viabilidad, ha sido modificada en la versión definitiva. El texto final dice que se plantearán estrategias encaminadas a la concienciación y sensibilización para reducir el consumo en el ámbito privado, especialmente ante la presencia de embarazadas o personas menores de edad. La ministra, Mónica García, considera que en estos ámbitos no se puede ir más allá de las «recomendaciones».

¿Se pueden comprar vapeadores?

Solo para mayores de edad, incluso sin nicotina. Para Sanidad es crucial tener en cuenta, además, las nuevas formas de consumo de nicotina -cigarrillos electrónicos y tabaco calentado-, especialmente atractivas para la juventud: dan una imagen tecnológica y transmiten una sensación de menor riesgo para la salud. El plan recoge el compromiso de equiparar por ley su promoción, publicidad y venta a las del tabaco tradicional -es decir, solo para mayores de edad-, tanto en los dispositivos que utilicen líquidos, cartuchos o recambios con nicotina como en los que no, que son los más usados por los jóvenes y que suponen la puerta de entrada al consumo y a la adicción posterior. El documento busca prohibir además aditivos que le den aroma, así como los dispositivos de un solo uso. 

Cambios en el empaquetado

Primera medida. Este es otro de los problemas con los que se encuentra el Ministerio con respecto a la industria tabaqueda. Sanidad estrenará su estrategia sacando «ya» a consulta pública la ley del empaquetado genérico o neutro de las cajetillas, una de las medidas que se ha demostrado más eficaz para controlar el consumo del tabaco. De hecho, a petición de las comunidades, el plan definitivo ha incluido varias revisiones sistemáticas sobre su efecto. Más de 20 países ya lo han implantado. El objetivo es que se restrinja el uso de logotipos, colores o imágenes de marca, además de cualquier promoción. Sería la primera medida con la que estrenar la nueva estrategia antitabaco. 

El primer mes, el reto para dejarlo

«El síndrome de abstinencia solo se da unas semanas», según los expertos

laura miyara

Dejar el tabaco es la medida más saludable que puede tomar un fumador. «Si tiene la tensión alta o el colesterol alto, a ese sujeto le va a dar más salud dejar de fumar que controlar su tensión o su colesterol», apunta Carlos Jiménez, director del Máster en Prevención, Control y Tratamiento del Tabaquismo impartido por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). El tabaco está detrás del 90 % de los casos de cáncer de pulmón y se asocia a otros tumores y a gran parte de las enfermedades pulmonares. El neumólogo Jacobo Sellares, coordinador del Grupo de Trabajo en Tabaquismo de la Sociedad Catalana de Neumología (Socap), contribuye a la guía para dejarlo.

Motivación

Estar convencido es lo más importante. Sellares lo describe como «aquel momento en el que una persona se da cuenta de que su dependencia del tabaquismo la está llevando hacia un futuro que no quiere». Conviene recordar todos los efectos positivos que tiene el dejar de fumar. Tan solo veinte minutos después de abandonar el tabaco, el ritmo cardíaco ya se empieza a normalizar. A las 48 horas, los pulmones se han podido deshacer del monóxido de carbono y se comienza a recuperar el olfato y el gusto. A los tres días, la energía aumenta, gracias a la recuperación de los niveles de oxígeno. Al cabo de un año, el riesgo de infarto se reduce a la mitad. A diez años del último cigarrillo, el riesgo de muerte por cáncer de pulmón habrá disminuido en un 50 %. No existe un nivel de consumo que pueda considerarse seguro. «La persona que fuma un paquete fuma un paquete. Puede bajar, pero volverá a subir. Es muy difícil mantener un consumo bajo, nuestros receptores de nicotina nos piden más. Cualquier cantidad de tabaco es tóxica», advierte Sellares.

Otra clave es entender qué es lo que proporciona el tabaco. La guía del Ministerio de Sanidad, titulada Se puede dejar de fumar, sugiere preguntarse si se usa el tabaco como estimulante o como relajante. Existen alternativas saludables.

«La combinación de seguimiento psicológico y tratamiento farmacológico ha demostrado una mayor eficacia. El bupropión y la citisina cuentan con financiación pública»

Pedir ayuda

Recibir el tratamiento adecuado es fundamental. «En ese proceso intervenimos los profesionales sanitarios que tenemos experiencia en el seguimiento y tratamiento del tabaquismo. Haremos intervenciones de dos tipos: psicológica, que puede ser individual o grupal, y con fármacos. La combinación de seguimiento psicológico y tratamiento farmacológico es la que ha demostrado la mayor eficacia», asegura Sellares. A día de hoy, los medicamentos financiados para dejar de fumar son el bupropión (Zyntabac) y la citisina (Todacitan y Recigarum). El bupropión lleva años en la oferta farmacológica con una larga trayectoria de éxito. Produce un cierto rechazo por fumar. Además, cuenta con cierto efecto antidepresivo, útil para mejorar el estado de ánimo en aquellos que están dejando el hábito. La citisina, un alcaloide natural, ha tomado el relevo de la exitosa vareniclina (principio activo del Champix, actualmente fuera de la oferta pública). Perteneciente al grupo de los agonistas parciales de la nicotina, entre sus ventajas, además de las elevadas tasas de éxito, está su metabolización, que no es hepática.

Lo primero «es evaluar en qué momento está la persona en su relación con el tabaco, si está preparada o no y si tiene alguna falsa creencia que haya que corregir». «Hay que ver la situación de dependencia física y psicológica. Después, se define si se realizará tratamiento farmacológico. Se fija un día para dejar de fumar y se programan citas para reforzar el compromiso y solucionar problemas», detalla. «Tiene que haber comprensión en el entorno; las personas están más irascibles y sensibles», aconseja Sellares.

Evitar las recaídas

«Decimos a los pacientes que se olviden de tener cigarrillos en casa», indica Sellares. «Una persona es exfumadora cuando ha pasado un año. Pero el síndrome de abstinencia, habitualmente, solo está presente en el primer mes, o las primeras dos o tres semanas». Para combatirlo, se puede recurrir a medicamentos que suelen ser útiles y bien tolerados. «Hay tratamientos farmacológicos. Las terapias sustitutivas de nicotina puede ser con parches de liberación larga, que duran 24 horas, y luego, para los picos, se usan comprimidos, chicles o espráis de nicotinas. Existen otras medicaciones, como la citisina, que tiene una gran eficacia. También tratamientos como el bupropión. Los efectos secundarios son limitados», dice Sellares. «Los ataques de abstinencia duran de 3 a 5 minutos, y tenemos que sustituir el tabaco. A nivel mental, hacer otra actividad, ducharse, tomar un caramelo sin azúcar, ver una película o llamar a un amigo son distracciones que pueden llevar la mente a otro sitio. Con la medicación, esos picos de abstinencia van a ser más leves, y van a ser más fáciles de llevar si cambiamos el chip y recordamos que el deseo de fumar va a pasar», señala.