Un chico que empiece a vapear a los 15 años, a los 30 podría desarrollar un cáncer de pulmón, advierten los expertos

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«Tenemos datos suficientes para decir que el vapeo tiene el mismo impacto nocivo que el tabaco convencional», avisa el oncólogo Bartomeu Masutti

23 may 2024 . Actualizado a las 12:32 h.

Los nuevos productos de tabaco como los vapeadores cada vez se afianzan más entre los adolescentes de 13 a 18 años, situación que preocupa a los especialistas, que aseguran que hay «datos suficientes» que apuntan a que el vapeo «tiene el mismo impacto nocivo que el tabaco convencional». Según el doctor Bartomeu Masutti, oncólogo y secretario científico del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), el consumo de vapeadores podría producir cáncer de pulmón en 15 años, igual que ocurre con el tabaco convencional. Por tanto, si los jóvenes empiezan a consumir cigarrillos electrónicos a los 15 años, podrían desarrollar un cáncer de pulmón a los 30-35 años.

«El tiempo de observación es corto todavía, pero no hay ningún dato que diga que esto no va a suceder», advierte, y señala que «más de la mitad de los alumnos de secundaria, un 54,6 %, admite haber probado ya los cigarrillos electrónicos». «De seguir este ritmo, se convertirá en un producto de gran consumo entre los menores —resuelve—. En solo un año se ha incrementado su presencia un 23 %».

«En relación al cáncer de pulmón, que necesita un intervalo entre 15 y 20 años entre el consumo de tabaco y la aparición del tumor, todavía tenemos datos muy preliminares sobre el vapeo, pero sí hay evidencia claras en otras enfermedades que aparecen antes, con un período de exposición más temprano», expone. Está seguro, por tanto, de qye el 85 % de los casos de cáncer de pulmón podrían evitarse, ya que existe una correlación clara entre el hábito tabáquico y el desarrollo de esta enfermedad. «Hay una simetría absoluta entre las curvas de consumo del tabaco en el momento convencional de cigarrillos y la aparición entre 10 y 20 años después de cáncer de pulmón. Y son unas curvas absolutamente idénticas. ¿Esto se va a producir con los cigarrillos electrónicos o los vapeadores? Todo apunta que sí», asevera.

«Este cambio del consumo de tabaco, sobre todo en la población adolescente, puede tener, si no lo evitamos, consecuencias muy negativas en términos de salud a medio plazo», avisa. Según un análisis presentado durante la conferencia de investigación de cáncer de Estados Unidos, las personas que han fumado y vapeado tienen un riesgo de cáncer de pulmón entre tres y cuatro veces mayor que aquellos que solo han consumido tabaco convencional. «Estos dispositivos son la puerta de entrada a los productos tradicionales de tabaco. La industria está gestando una nueva generación adicta con estos nuevos productos más atractivos. Además, existe una falsa sensación de seguridad e inocuidad totalmente alejada de la realidad», dice el experto.

En este contexto, el nuevo Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027, aprobado recientemente por el Ministerio de Sanidad, contempla la posibilidad de «equiparar la regulación de los cigarrillos electrónicos y los productos relacionados del tabaco —con y sin nicotina— a la regulación del tabaco tradicional», a pesar de la controversia que este punto ha ocasionado, ya que algunos colectivos consideran que los vapeadores pueden ayudar a dejar de fumar.

Al respecto, el doctor Masutti considera que «debería ser totalmente equiparable», ya que es «un error» pensar que el consumo de vapeadores puede ayudar a deshabituar a los fumadores. «Esto cada vez tiene menos evidencia y cada vez es más preocupante. Utilizar los cigarrillos electrónicos como una forma de deshabituación del tabaco es un error. Hay que igualar el riesgo y el impacto negativo para la salud del consumo convencional de tabaco con las nuevas formas de consumo, específicamente con los vapeadores», insiste.

Además, recuerda que los vapeadores suponen un riesgo añadido para la salud. Su fabricación no está tan homogeneizada como la del tabaco y, por tanto, no se conocen exactamente las sustancias y «puede existir un riesgo». «También puede existir un riesgo inherente porque la forma de consumo del vapeador hace que la penetración a través de los bronquios sea más fácil y llegue más lejos dentro de la tráquea que la aspiración simple mediante el cigarrillo convencional, es decir, el vapeador facilita probablemente una penetración en profundidad mayor», añade el doctor.

Coincide la especialista en cáncer de pulmón en el Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro de Madrid y miembro del GECP, la doctora Virginia Calvo, que asegura que «hay motivos claros de preocupación respecto de la oncogenicidad potencial de los cigarrillos electrónicos con una sólida base científica básica y molecular». Aunque sean sin nicotina, anota, muchos de ellos «sí tienen derivados de la nicotina, tienen aldeídos, tienen metales pesados, es decir, tienen carcinógenos, que son sustancias que pueden acabar dando lugar al desarrollo del cáncer».