Las luces y sombras de Lina Morgan, en un documental de Movistar Plus+

c. m. MADRID / EFE

SOCIEDAD

La plataforma estrena hoy el primero de los tres capítulos de «Lina», que aborda la tóxica relación que mantenía la actriz con su hermano, la polémica de la herencia que dejó a su chófer y su sexualidad. «Ella inventó el lesbianismo»

04 jul 2024 . Actualizado a las 21:03 h.

Entre despampanantes vedettes, Lina Morgan pasó «con un físico normalito» de la última fila del escenario a artista de éxito con teatro propio que reventaba la taquilla haciendo reír a un público que poco o nada sabía de sus amores, sus miedos o de lo sola que acabó sintiéndose, tal y como refleja el documental Lina que hoy llega a Movistar Plus+. Se articula en torno a tres capítulos —este lunes se estrena el primero— que, además de rendirle homenaje, arrojan una visión transversal de una mujer adelantada a su tiempo.

Israel del Santo, director de la serie, lamenta profundamente que su trabajo haya quedado sepultado por las especulaciones sobre su orientación sexual o su herencia. Reivindica, así, la faceta artística de Morgan, y lo hace a través de más de 50 voces de artistas que intervienen en el documental, entre ellas la de Manuela Velasco o Silvia Abril, que la imitan, y otras como Bárbara Rey, Lolita Flores, el director Lluis Pasqual o el productor Jesús Cimarro, que recuerdan su figura.

Lina Morgan (Madrid 1936-2015) nació en un familia humilde. Su padre, trabajaba en un sastrería y su madre criaba a cinco niños, por lo que su hermano José Luis fue su gran aliado en la vida. Juntos recogían cartones para luego venderlos y, así, poder ir al cine. «Se me caía la baba al ver a los artistas», contó en una ocasión Lina a Terenci Moix.

Debutó pronto, a los 16 años, en una la sala de fiestas. Después, vestida de hombre y fumando, supuso en el chotis El pichi «toda una transgresión para la época», recuerda Del Santo, que apunta que su salto a la fama se produjo junto a Juanito Navarro, provocando carcajadas al cruzar las piernas de manera exagerada.

Audiencias de más de 20 millones de espectadores en televisión, 14 películas y muchas tardes de teatro la convirtieron en la primera figura del espectáculo de España. En 1975 montó su propia compañía y más tarde compró el teatro La Latina por 127 millones de pesetas —unos 763.000 euros—. Hacía 14 funciones semanales, dos diarias y a veces tres. Con Hostal Royal Manzanares se alzó como la actriz mejor pagada de España.

Murió, sin embargo, sola. Su heredero universal fue su chófer.