Cuernos radiactivos para espantar a los cazadores furtivos de rinocerontes

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

Universidad de Witwatersrand

Sudáfrica aplica un programa experimental en el que se inyectan radioisótopos en la osamenta de estos animales para que las piezas puedan ser detectadas en los equipos de seguridad nuclear instalados en puertos y aeropuertos y evitar así el tráfico internacional de este codiciado recurso

28 jun 2024 . Actualizado a las 19:42 h.

Su valor en el mercado negro es muy superior al del oro, el platino, los diamantes o la cocaína. Y es una de las piezas más codiciadas por los furtivos, que han convertido el tráfico ilegal de cuernos de rinoceronte en uno de sus negocios más lucrativos a costa de exterminar la especie. En Sudáfrica, por ejemplo cada 20 horas se registra la muerte de un rinoceronte, lo que ha disparado todas las alarmas. La situación es tan preocupante que el Gobierno se ha visto obligado a recurrir a una medida extrema: insertar isótopos radiactivos en la cornamenta de estos grandes mamíferos en un proyecto desarrollado y supervisado por investigadores de la Universidad de Witwatersrand.

Es, de momento, un experimento que se evaluará durante seis meses en 20 rinocerontes a los que se les inyectó material radiactivo de baja intensidad, que no resulta tóxico para el animal, pero que sí es suficiente como para hacer saltar las alarmas en las unidades portátiles de detección de la radiación disponibles en puertos y aeropuertos, la vía de salida de los cuernos para su venta en el mercado ilegal internacional. Ese es, precisamente, el verdadero objetivo de la medida que los furtivos y contrabandistas no puedan llevar sus piezas al extranjero, con lo que el material pierde valor.

Universidad de Witwatersrand

La implantación de los radioisótopos, según los investigadores, proporcionará un método asequible, seguro y de fácil aplicación para crear marcadores córneos detectables y duraderos «que no causen daño a los animales ni al medio ambiente». En una fase posterior el objetivo es ampliar el proyecto a elefantes y pangolines.

«Estos cuernos cazados furtivamente se trafican por todo el mundo y se utilizan para medicinas tradicionales o como símbolos de estatus. Esto ha llevado a que sean el producto más valioso en el mercado negro y, lamentablemente, también desempeñan un papel importante en la financiación de una amplia variedad de actividades delictivas en todo el mundo», explica el profesor James Larkin, el líder de un proyecto denominado Rhisotope.

«En última instancia -añade- el objetivo es intentar devaluar los cuernos de rinoceronte a los ojos de los usuarios finales y, al mismo tiempo, hacer que sean más fáciles de detectar cuando se contrabandea con ellos a través de las fronteras».

Universidad de Witwatersrand

La inyección de material radiactivo se llevó a cabo esta semana en veinte rinocerontes que fueron liberados posteriormente, aunque su actividad será monitorizada por los investigadores durante 24 horas al día a lo largo de los próximos seis meses. «Cada inserción fue supervisada por cerca por veterinarios expertos y se tuvo sumo cuidado para evitar cualquier daño a los animales», dice Larkin.

El desarrollo y la aplicación de la tecnología nuclear del proyecto Rhisotope tienen la capacidad de ayudar a disuadir la caza furtiva, aumentar las capacidades de detección de los cuernos de contrabando, aumentar el éxito de los procesos judiciales, revelar rutas de contrabando de los pitones de rinoceronte y desaconsejar el uso de estos productos a los usuarios finales.

«Es es un ejemplo de cómo la investigación y la innovación interdisciplinarias marcan una diferencia real. Este novedoso enfoque tiene el potencial de erradicar la amenaza de extinción de nuestras especies únicas de vida silvestre, especialmente en Sudáfrica y el continente africano», asegura Lynn Morris, vicerrectora de Investigación e Innovación de la Universidad de Witwatersrand.

Universidad de Witwatersrand

En Sudáfrica viven alrededor de 15.000 rinocerontes,según una estimación de la Fundación Internacional Rinoceronte, pero la especie está muy amenazada por la caza furtiva, especialmente a partir del 2008. Desde entonces se han abatido a 10.000 ejemplares en el país, pese a los esfuerzos del Ministerio de Medio Ambiente por evitarlo. Solo el pasado año murieron 500 de estos mamíferos gigantes, la mayoría en parques estatales.