Sergio Peris-Mencheta vuelve a casa tras su trasplante de médula: «Soy un señor de 150 años que se desplaza como puede»

LA VOZ REDACCIÓN

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Sergio Peris-Mencheta, en una fotografía de archivo
Sergio Peris-Mencheta, en una fotografía de archivo EUROPA PRESS

Sus hijos recibieron al actor con una emotiva sorpresa en su hogar de Los Ángeles, al que el actor ha regresado todavía con secuelas: «Un cúmulo de náuseas, vómitos, fatigas, diarrea,...»

02 jul 2024 . Actualizado a las 13:54 h.

El actor Sergio Peris-Mencheta ya está de nuevo en casa tras someterse el pasado mes de mayo, con éxito, a un trasplante de médula ósea. Tras unos meses muy complicados para él y para su familia, que ha estado siempre a su lado durante la larga recuperación, Sergio ha podido por fin regresar a su vivienda de Los Ángeles, donde su mujer y sus hijos le tenían preparada una emotiva sorpresa.

Marta Solaz y sus hijos sorprendieron al intérprete con un recibimiento por todo lo alto. El exterior de la casa, decorado con llamativas decoraciones de globos y papel de color, le daban de nuevo la bienvenida a su propio hogar. «Papá, bienvenido a casa, te queremos», rezaban los mensajes que sus hijos Río y Olmo le habían dejado tanto en el ventanal como sobre la puerta principal.

El regreso a casa de Sergio sucede tras «un mes de montañas rusas», como la propia Marta Solaz definió este tiempo solo unos días antes de que su marido recibiese el alta. Sobre él, dejaba claro que «el Oso [en referencia a uno de los últimos papeles de Peris Mencheta] está hecho un león».

Una apreciación que contrasta con la propia impresión que tiene Sergio sobre su estado actual. En una entrevista este mismo martes en la cadena ser para presentar su nuevo proyecto audiovisual, el intérprete y director ha confesado que pensaba que esta fase de la enfermedad, de la que no le «habían hablado antes», sería menos dura de lo que está siendo.

«Pensaba que te mandaban a casa cuando estabas bien, y no», ha lamentado Peris-Mencheta ya tras su salida del hospital California City of Hope, explicando que aunque «estás en casa, eres un señor de 150 años que se desplaza como puede». 

En su día a día lo acompañan «un cúmulo de náuseas, vómitos, fatigas, diarrea,...», ha enumerado el actor sobre las secuelas que le ha dejado el intenso tratamiento. Y esos síntomas «en el espacio de una hora». Todo un calvario de cara a dejar su cuerpo sin rastro de la leucemia que le diagnosticaron hace meses que le ha llevado a desarrollar una gran paciencia. Y a aprender también a «dejarse cuidar». Algo que, sin duda, es más fácil en el calor del hogar.

Todo según lo esperado

A pesar de todo, el trasplante de médula al que se sometió el pasado 28 de mayo salió según lo esperado, según había avanzado ya hace unas semanas su mujer. Para el procedimiento se usaron células madre de su hermano pequeño y se programó en una fecha significativa para la familia, justo cuando se cumplían diez años del fallecimiento de su padre.

Las secuelas, en todo caso, no tardaron en llegar, como confesó el propio Peris-Mencheta en sus redes sociales, sin perder nunca el sentido del humor. «Mudo perdido, diarreico, con una llaga en la boca, dolor de huesos, de cabeza, 6 días con alimentación por vía, fabricando saliva como para una empresa de siliconas, ojos secos», se sinceró sobre sus efectos. A pesar del alta hospitalaria, las secuelas todavía siguen ahí, en su día a día.

Un desgarrador proyecto

A pesar de su larga y dura recuperación, Sergio Peris-Mencheta no deja pasar la oportunidad de seguir promocionando su nuevo proyecto, aunque sea desde la distancia. Se trata de la obra de teatro 14.4, de la que es director junto a Juan Diego Botto, y que cuenta la desgarradora historia real de Ahmed, un niño de 9 años que escapa de una vida de abusos en su Tánger natal para instalarse en España.

Una obra dramática, protagonizada y escrita por el propio protagonista real de la historia, Ahmed Younoussi, con la que pretenden concienciar a los españoles sobre el colonialismo y la emigración. «Somos grandes especialistas en mirar hacia otro lado y no cargarnos nada en la conciencia que pueda turbar nuestra felicidad», declaró tajantemente, sin dejar pasar la oportunidad de lamentar la «narcolepsia» que sufren los ciudadanos, que durante varias épocas de la historia se han visto obligados a buscarse la vida fuera.