Sabucedo revive su secular «rapa das bestas» en espera de ser declarada BIC

Javier Benito
javier benito A ESTRADA / LA VOZ

SOCIEDAD

Brais Lorenzo | EFE

Los «aloitadores» demostraron su habilidad en el curro al domeñar a los caballos para desparasitarlos y cortarles las crines antes de devolverlos al monte

08 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En medio de un silencio sepulcral entraban las manadas al curro de Sabucedo. Hora y media después salían hacia el cierre de Cataroi con las gradas de nuevo mudas tras asistir a esa mística tradición de la rapa das bestas, que este pequeño rincón de A Estrada revive desde hace siglos. Los aloitadores demostraron sobre la arena esa sabiduría transmitida de generación en generación y ese amor a los caballos, cuyo hábitat cuidan durante todo el año. Una fiesta secular que aspira a corto plazo a ser bien de interés cultural (BIC) inmaterial.

Con puntualidad británica, a las doce del mediodía, empezaban a entrar los equinos al circo de piedra lleno a reventar. Más de doscientos ejemplares, los adultos de entre 300 y 350 kilogramos de peso, que tocaba después domeñar con esfuerzo e inteligencia a partes iguales, recreando esa coreografía en que se convierte la inmovilización del animal para desparasitarlo y cortarle las crines. Una danza a cuatro, con dos aloitadores cruzando sus brazos sobre la cabeza del caballo para taparle los ojos y un tercero que busca dirigirlo y desequilibrarlo amarrándole la cola. Todo ello bajo la atenta vigilancia de otros compañeros para evitar coces o encontronazos con otras bestas que transiten por las inmediaciones en el repleto curro.

Antes de iniciar la rapa los niños empiezan a empaparse de este ritual apartando los potros a un establo bajo las gradas. El público comenzaba a disfrutar de ese espectáculo único, con marchamo de fiesta de interés turístico internacional en Sabucedo, pero que también se vive en otros rincones de Galicia. Incluso alguno aprovechaba la proximidad de árboles de gran porte para subirse a las ramas más altas y seguir la rapa sin pagar entrada.

Hubo nobleza en los caballos, aunque su búsqueda de libertad, de evitar a los humanos, generó algún que otro susto. Siempre hay ejemplares, en especial los garañones, más guerreros y dispuestos a oponer resistencia cuando alguien les salte al lomo. Emerxencias A Estrada atendió a 21 participantes por golpes, contusiones o heridas, sin que revistiesen gravedad. Además de los aloitadores también sufrió un encontronazo un fotógrafo de los 160 de medios de nueve países que se acreditaron este año.

Los minutos transcurrían bajo un sol impenitente, entre las olas del público y los encendidos aplausos en las situaciones más delicadas, cuando algún revolcón podía terminar en susto. Una edición en la que debutaron varios jóvenes de Sabucedo en esa danza guerrera, con varias mujeres en el nutrido grupo de aloitadores. Emoción a raudales entre quienes viven la rapa como una religión. O en las gradas, volcada con esos gladiadores del siglo XXI. Después tocaba reponer fuerzas, restañar heridas y concentrarse porque a una segunda sigue hoy la tercera y última rapa del 2024 a mediodía.