Fernando Ramos, presidente de los fisioterapeutas: «Es hasta negligente no ofrecerle al paciente una atención que le evite cronificar su problema»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

El profesor de la UDC y presidente de la AEF trasladó a la ministra de Sanidad propuestas para darle la vuelta al circuito asistencial colocando al fisio como profesional de primer contacto. «No aullamos a la luna, solo pedimos que se copie lo que ya funciona en otros países», asegura

13 sep 2024 . Actualizado a las 19:45 h.

Fernando Ramos Gómez (Oviedo, 1979) llegó a A Coruña en 1999 para estudiar Ciencias del Deporte y encadenó una segunda carrera, Fisioterapia, de la que acumula más de veinte años de experiencia clínica. En la actualidad, no solo es profesor en la materia en el campus de la UDC, sino que es secretario del colegio gallego y presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF). Empezó septiembre despachando el pasado lunes 9 en Madrid con la ministra de Sanidad, Mónica García, sobre el presente y el futuro del colectivo. 

—¿Un encuentro positivo? 

—Estuvimos compartiendo la visión de la fisioterapia dentro del sistema nacional de salud (SNS) y las necesidades del colectivo para mejor la prestación a los ciudadanos.

—Por ahora no están demasiado presentes en la sanidad pública.

—Sí, esa fue una de las cuestiones. Cuantitativamente el número de fisioterapeutas en el SNS es muy bajo, no llegan al 10 % de los que están ejerciendo, cuando nuestro colectivo está formado por 70.000 profesionales. Aunque el modelo de práctica de la fisioterapia es un modelo exitoso, vemos muchísimas clínicas abiertas, no pueden atender la necesidad de las personas con menos recursos. La universalidad de la atención y la equidad no se garantiza. Es necesaria una apuesta firme y decidida para implementar la figura del fisioterapeuta a todos los niveles, tanto en los hospitales como en la atención primaria. Actualmente el número de profesionales en la sanidad pública es claramente insuficiente.

—De ahí las listas de espera.

—Sí, a la vista está. Y las listas de espera interminables favorecen la cronificación de los problemas. Muchas veces cuando nos llegan pacientes que han estado tiempo y tiempo esperando los problemas que padecen son ya mucho más complejos. Mientras esperan, hay más dependencia de los fármacos, más consultas por urgencias, más pruebas de imagen, diagnósticas o complementarias y no siempre necesarias… Estamos comprometiendo el pronóstico de los enfermos por un lado  y, por otro, la propia sostenibilidad del sistema, que se ve saturado de pacientes que están dentro de un circuito a veces innecesariamente, pero que sobresaturan el sistema. 

—¿Han cifrado cuántos fisioterapeutas se necesitarían para que eso no suceda?

—A día de hoy se marca como un ratio aceptable tener 14 fisioterapeutas por cada 100.000 habitantes, pero depende de las comunidades y de las circunstancias de cada territorio. En zonas con un alto porcentaje de población envejecida, como es el caso de Galicia, las necesidades se incrementan. Lo ideal es que al menos ese ratio se cumpliese dentro del sistema público, ya que la sanidad pública es la única capaz de garantizar de forma equitativa la atención. Las clínicas privadas atienden, claro, pero a una población de un nivel adquisitivo medio-alto con capacidad para sufragar la atención. Y sabemos que la cronicidad impacta con más virulencia en la población con menos recursos. Los que más lo necesitan siempre son los que menos opciones tienen. 

—La cronicidad, dado el envejecimiento, no apunta a que vaya a mejorar.

—Por eso es muy importante dimensionar de forma territorial las necesidades en función de la pirámide demográfica. Galicia tiene ese condicionante, tenemos una esperanza de vida con salud integral óptima, es decir, sin fármacos y en condiciones plenas, de 47,7 años. La media nacional es de 51 años. Si enfermamos antes, pero la medicina y los avances sociales hacen que nuestra longevidad aumente _pronto seremos el país más longevo del mundo, por encima de Japón_ nos moriremos más tarde, pero viviremos más años enfermos y, por tanto, sufriendo y consumiendo recursos. Con la ministra comentamos estrategias para romper círculos nocivos, como el sedentarismo o los hábitos poco saludables, y atender desde una perspectiva global, estructural y realmente transformadora. Los sistemas sanitarios no pueden atender únicamente la agudización, sino ganar años de vida con salud. Nunca hemos tenido tanta esperanza de vida, pero hay que vivirla no solo en cantidad, sino en calidad. La medicina da años de vida y la fisioterapia vida a los años. 

—También hay mucha población activa afectada, pendiente de atención y con bajas laborales en las que las listas de espera son todavía más penosas. 

—Claro. Las demoras al final empeoran el pronóstico del paciente, incrementan el gasto sanitario y social. Es una espiral. 

—¿Diría que en Galicia la situación es peor?

 —En Galicia nos movemos en números similares al resto de España en cuanto a ratio de profesionales. Tenemos en torno a 300 fisioterapeutas integrados dentro del sistema sanitario autonómico. Teniendo en cuenta lo que supone el déficit de profesionales cuando tienes una alta demanda y en un territorio con el condicionante de la dispersión… No siempre es fácil. Lo ideal sería que todos los centros de atención primaria tuvieran un fisioterapeuta, pero ya tenemos dificultades para que en determinadas áreas rurales cuenten incluso con un médico de forma estructural. A veces hay que avanzar hacia modelos mancomunados.  En determinadas áreas habrá que configurar servicios que aseguren una continuidad en la asistencia para un territorio más amplio. 

—¿Piensan en hacerlo a través de los puntos de atención continuada (PAC), como cabeceras de comarca?

—Eso es. Como se planteó hacerlo ante el déficit, por ejemplo, de pediatras. 

—¿Y sería suficiente o proponen otras medidas?

—Con la ministra hablamos de la necesidad de dar nuevos roles al fisioterapeuta. Pedir más profesionales es fácil, lo difícil es conseguirlo. Y sabemos que el sistema está tensionado y comprometido desde el punto de vista presupuestario. Hemos pedido medidas que definan un nuevo rol, con mayor protagonismo en el manejo de la patología crónica y donde el fisioterapeuta pueda actuar como profesional de primer contacto, evitando circuitos innecesarios que demoran la atención y sobrecargan la demanda de otros servicios médicos. No tiene sentido que en atención especializada para llegar al fisio tengas que pasar por tantos especialistas, incluso hasta por el médico rehabilitador, cuando en la privada el paciente entra directamente en la consulta de la clínica. Este rol reconoce libertad para el paciente, agiliza la asistencia, reduce el uso de fármacos, la sobreutilización de servicios… ¿Por qué no dibujamos un proceso en el que al paciente con dolor musculoesquelético sea el fisioterapeuta el que, después de verlo y si lo considera necesario, lo envíe al médico?. 

—Sería darle la vuelta al protocolo actual.

—Es darle la vuelta en la pública, porque en la privada ya es el sistema generalizado ahora. Contribuiría a  reducir la presión, mejoraría la sostenibilidad del sistema, y ahorraría al paciente sufrimiento y esperas. Contamos con el apoyo de muchos médicos que nos piden esta ayuda, sobre todo porque el 30 % de las consultas del médico de primaria son por dolores musculoesqueléticos y sabemos que de ese 30 % hasta el 85 % podrían ser abordadas por el fisioterapeuta directamente, reduciendo esperas, consumo de fármacos y mucho gasto sanitario innecesario.

—¿Qué hace falta para que se implante?

—Hay que avanzar hacia una alianza para modificar la forma de trabajar y ver qué circuitos son realmente óptimos porque, además, hablamos de medidas que han demostrado eficacia, efectividad y seguridad. Cumplimos con todos los aspectos de calidad. En países de nuestro entorno como el Reino Unido o Francia está perfectamente estructurado. En España hay unidades en Castilla-León, en Madríd … Y hay  otros modelos en pilotaje en los que el médico de cabecera antes de pedir pruebas o derivar al especialista envía directamente al fisioterapeuta. Este, después, puede comentar con el médico de primaria si ve necesario realizar alguna prueba o remitir a otro especialista. 

 —¿Confía en que lograrán llevarlo a la práctica y que se implanten estos nuevos protocolos y formas de trabajar? 

—Estoy plenamente convencido y no porque tenga capacidad profética, porque esto ya ha pasado en el resto del mundo. No estamos aullando a la luna, solo estamos diciendo “copiemos los modelos que ya funcionan, de los que hemos sacado los datos que nos confirman que son eficaces y efectivos, que funcionan. Tenemos los resultados de décadas y sabemos que a día de hoy es hasta negligente no proporcionarle al paciente una atención temprana que puede evitarle la cronificación de un problema de salud. No hablamos de nada innovador. No estamos inventando la pólvora ni la penicilina. Se trata de emplear y aplicar lo que ha demostrado efectividad. Tanto es así que está provocando un cambio asimétrico entre profesionales públicos y privados. El enfermo, a la mínima que puede, acude al fisioterapeuta, de ahí que crezca el número de clínicas y centros. Pero la privada no puede atender todas las necesidades de la pública. Ya que tenemos un sistema sanitario público que tiene sus problemas, sí, pero es un sistema envidiado internacionalmente, hay que ver qué podemos hacer para mejorarlo sin incrementar el gasto, más bien al contrario.

 —¿Alguna iniciativa en esta línea en Galicia?

—Estaba contemplado que se implementase la derivación directa al fisioterapeuta para dos procesos, la lumbalgia y el esguince de tobillo, dentro del plan XIDE (Xestión Integral da Demanda en Equipo) en los centros de salud. Quedó por ahora paralizado a raíz de la protesta, totalmente legítima, del Colegio de Médicos. Tiene todo el sentido del mundo que no se compartan datos confidenciales de salud a profesionales no sanitarios y desde un mostrador. 

—Entonces ¿qué salida plantean ahora?

—Ya estuvimos con el nuevo conselleiro y quedamos en volver a vernos pasado el verano. Presentaremos algunos proyectos para desarrollar al menos tres propuestas de actuación para dar mayor agilidad a los circuitos con mayor protagonismo del fisioterapeuta.

 —¿En qué consisten?

—Uno tiene que ver con las unidades de críticos. Queremos que los fisioterapeutas puedan acudir directamente cuando los llame el médico de la uci. La segunda área tiene que ver con el manejo del dolor crónico, proponemos que los pacientes puedan recibir actuaciones multimodales y evitar derivaciones directas a la unidad del dolor, más invasivas. Y también estamos pendientes de buscar la fórmula, con todas las garantías de seguridad y confidencialidad, para poder pilotar en algún centro de salud el acceso directo al fisioterapeuta de las lumbalgias y los esguinces de tobillo. 

Una cruz fucsia para identificarse frente al intrusismo

 Al encuentro con la ministra de Sanidad, Fernando Ramos acudió con Gustavo Paseiro, presidente del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España. 

—¿Alguna otra demanda prioritaria?

—Paseiro habló a la ministra de la necesidad de que sea reconocida la categoría profesional nivel A1 a los fisioterapeutas, como se está trabajando también para los profesionales de enfermería. Ambos colectivos cuentan con una formación universitaria equiparada en créditos a otros profesionales que ya disfrutan de esa categoría, y no la A2, dentro de los grupos de clasificación de la Administración Pública. Supone una discriminación salarial, laboral y profesional. Además, también la informó del lanzamiento del proyecto del símbolo de la fisioterapia: una cruz de ribete fucsia con fondo blanco para que la población sepa, como ocurre con las farmacias, que ahí hay un colegiado, y para que exista un símbolo único e inequívoco de atención sanitaria reglada. El intrusismo sigue siendo un problema, los pacientes a veces se meten en clínicas realmente sin saber si son de fisioterapia o un centro de masajes. 

— ¿Para cuándo el reconocimiento de las especialidades en fisioterapia? 

—También lo planteamos, claro. En el 2022 salió el decreto y creemos que es el momento de que se reconozcan las especialidades en fisioterapia porque ya están ejerciendo de facto, pero sin reconocimiento ministerial. Por eso abordamos su importancia, sobre todo en áreas de alta complejidad del sistema nacional de salud como cuidados intensivos, como la fisioterapia respiratoria, la fisioterapia cardíaca… Es especialmente importante para pacientes con alta vulnerabilidad y especificidad. Se vio con el covid. Necesitamos que se reconozcan y que se regulen los criterios de acceso a las unidades para que la población realmente sea atendido por el perfil de profesional más y mejor preparado en lo que le afecta.