Las víctimas han recibido aliviadas las palabras del pontífice, pero recuerdan que «los obispos no van a poder esconderlo debajo del mantel»
28 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El papa Francisco afirmó en Bruselas que los abusos a menores «son la vergüenza y la humillación de la Iglesia» y agregó: «tenemos solo que pedir perdón», durante su discurso a las autoridades durante su primer día de agenda oficial en Bélgica. «Esta es la vergüenza que hoy todos nosotros tenemos, hay que afrontar y resolver el problema», añadió en su discurso ante las autoridades del país en el Castillo de Laeken, donde también se reunió con los reyes de los belgas Felipe y Matilde.
«Mi pensamiento va a los santos inocentes de los tiempos del rey Herodes, pero es ahora cuando es la misma Iglesia la que ha cometido este crimen y la Iglesia tiene que pedir perdón y resolver esta situación con humildad cristiana y hacer de todo para que no suceda más», agregó, improvisando sobre su discurso escrito.
Francisco también añadió que la Iglesia está afrontando «la plaga» de los abusos a menores «con decisión y firmeza, escuchando y acompañando a las personas heridas e implementando un amplio programa de prevención en todo el mundo» y lamentó los casos de «adopciones forzadas».
El primer ministro belga en funciones, Alexander De Croo, reclamó por su parte al papa Francisco que en relación con los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia «hay que dar pasos concretos» y «escuchar a las víctimas», además de reconocer «las atrocidades» y hacer justicia.
Alivio entre las víctimas
Las palabras del papa han generado una primera reacción de sorpresa y alivio entre las víctimas, con las que estaba prevista una reunión privada. «Esperamos mucho más, pero es un esfuerzo importante. Estoy sorprendido y, de alguna forma, reconfortado», dijo en declaraciones a la radiotelevisión pública RTBF una víctima belga de abusos sexuales por parte de la Iglesia, identificado como Jean-Luc.
Jean-Luc, víctima de abusos «hace treinta años» por parte de religiosos en Bélgica, calificó la intervención papal como «una buena sorpresa, absolutamente». «Ha hablado de crimen, de perdón», dijo. Y añadió que «los obispos deben tomar decisiones, no van a poder esconderlo debajo del mantel y van a tener que decidir y tomar medidas claras».
El robo de bebés
Por otra parte, el papa también mostró su tristeza por las adopciones forzadas en Bélgica entre los años 50 y 70 del siglo pasado. «En esas historias espinosas se mezcló el fruto amargo de un crimen y un delito como el robo de bebés, con aquello que era lamentablemente el resultado de una mentalidad difundida en todos los estratos de la sociedad; hasta el punto que, quienes actuaban de acuerdo a esa mentalidad, pensaban en conciencia que estaban haciendo un bien, tanto para el niño como para la madre», explicó el papa.
«Con frecuencia las familias y otras entidades sociales, incluida la Iglesia, pensaron que, para quitar el estigma negativo, que desgraciadamente en esos tiempos afectaba a la que era madre soltera, sería mejor para ambos, madre e hijo, que este último fuera adoptado. Hubo incluso casos en los cuales a algunas mujeres no se les dio la oportunidad de decidir si quedarse con el niño o darlo en adopción», añadió.
Según el pódcast Kinderen van de Kerk « (Hijos de la Iglesia) del periódico belga Het Laatste Nieuws, emitido en diciembre del año paso, la Iglesia vendió alrededor de 30.000 niños sin el conocimiento de sus madres, en un período que va desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta los años 1980.
Mujeres sacerdotes
Por otra parte, durante la jornada de ayer el papa escuchó la petición del rector de la sede valona de la Universidad Católica de Lovaina, Luc Sels para que la Iglesia reconsidere su postura contra la ordenación de mujeres sacerdotes. «¿Por qué toleramos esta considerable brecha entre hombres y mujeres en una Iglesia que tan a menudo se carga sobre los hombros de las mujeres?», se ha preguntado el académico en el discurso pronunciado frente al Pontífice. «¿No sería la Iglesia una comunidad más cálida si hubiera un lugar destacado para las mujeres, incluso en el sacerdocio?», ha añadido en su discurso, en el que también ha elogiado al Papa por su compromiso con los inmigrantes, la lucha contra el cambio climático o su impulso para que haya una mayor participación de los laicos en la vida de la Iglesia.
Por su parte, Francisco ha elogiado la labor de la universidad en «la búsqueda de la verdad, al servicio del progreso humano», aunque no ha respondido directamente a las cuestiones planteadas por Sels. «¿No ganaría autoridad moral la Iglesia en nuestro rincón del mundo si tuviera un enfoque menos forzado del tema de la diversidad de género y mostrara más apertura hacia la comunidad LGBTQIA+?», se ha preguntado en su intervención el rector en otro momento.