María Calado, psicóloga: «Tenemos que dejar de decir que alguien está enfermo o sano en función de su peso»

Carmen Gómez Mariñas
Carmen G. Mariñas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La psicóloga viguesa María Calado.
La psicóloga viguesa María Calado. M.MORALEJO

La viguesa ha publicado una investigación que relaciona los roles de género con los trastornos alimenticios y desmitifica el IMC como referencia

12 oct 2024 . Actualizado a las 14:12 h.

Este verano, España se colgó el oro en los Juegos Olímpicos en waterpolo femenino, pero la celebración se vio empañada por comentarios gordófobos en redes sobre el cuerpo de Paula Leitón. La boya de la Selección aseguró que esto no le importaba, «pero a alguna niña le podrían afectar».

Lo que vivió Paula es un ejemplo de cómo las redes sociales, en este caso, pueden influir en la autopercepción de las mujeres. La psicóloga viguesa María Calado Otero explica que esta influencia se produce de dos maneras. Por un lado, existen presiones para que las mujeres alcancen el ideal de belleza corporal de delgadez, y este, a su vez, está ligado al éxito: «No se trata solamente de que haya falta de cuerpos diversos, que eso ya de por sí es un problema, si no que casi todas las mujeres que vemos en medios de comunicación o en redes sociales, están dentro de ese ideal de delgadez y este se asocia con el éxito». Por el otro, cuando esa preocupación ya existe, las personas se exponen más a este tipo de contenidos y «ahora con las redes sociales no tienes que esperar a que pongan un programa en el que traten estos temas, puedes buscar esa información directamente». De esta forma, la relación es bidireccional, ayuda a generar la preocupación y, una vez está, aumenta la exposición a estos contenidos.  

La también profesora universitaria ha publicado una investigación con el Instituto de las Mujeres que relaciona los roles de género con los trastornos alimenticios y que presentará la próxima semana ante el Ministerio de Sanidad. Después de encuestar a más de 660 mujeres de entre 18 y 30 años, la conclusión es clara: las mujeres reciben comentarios que descalifican sus cuerpos, lo que genera insatisfacción corporal y puede, a su vez, derivar en trastornos de la conducta alimentaria.  

Además, estos se están detectando cada vez en edades más tempranas. En su trabajo, la psicóloga recoge un informe del 2023 de ámbito internacional, que indica que más de uno de cada cinco adolescentes muestra signos de trastorno alimentario.

Influencers y la cultura de la dieta

Aunque los ideales de belleza apelan a ambos géneros, Calado explica que estos trastornos afectan proporcionalmente a nueve mujeres por cada hombre. «En general, el papel de la mujer en la sociedad ha estado muy ligado a la belleza. Ha cambiado el ideal corporal con los siglos, pero lo que no ha cambiado es que las mujeres somos tratadas como un objeto», explica, a lo que añade que, «en una sociedad consumista como la que vivimos, el cuerpo de las mujeres se convierte en un objeto de consumo. Consumimos productos, ropa, cremas e incluso tratamientos que hacen peligrar la salud para tener ese cuerpo ideal».

La psicóloga advierte que «los problemas relacionados con la imagen corporal de los hombres están incrementándose, pero en función de su ideal corporal, un cuerpo musculoso y atlético, distinto al de las mujeres». Esto explica por qué la obsesión con la imagen corporal se manifiesta en las mujeres en forma de trastorno de la alimentación.

En su informe, la profesional explica cómo desde la pandemia se han sucedido cambios sociales, como el incremento del tiempo que pasamos en redes sociales, lo que ha derivado en un repunte de los casos de trastornos alimentarios en mujeres jóvenes, que pueden desarrollar también depresión y la ansiedad. La Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental publicaba en noviembre del 2023 que la prevalencia total de trastornos alimentarios en mujeres jóvenes era de aproximadamente entre el 5,5 y el 17,9 %. Unas cifras que son la punta del iceberg, ya que estos trastornos están infradiagnosticados.

Entre las entrevistadas para su trabajo, Calado encontró a muchas mujeres que explicaban cómo las primeras dietas que hicieron, pautadas por personal médico, fueron el desencadenante de sus trastornos de alimentación. «No todas las personas que hagan dieta desarrollan un trastorno, pero si la haces y eres vulnerable a desarrollarlo, tienes más papeletas», aclara. Todavía existen muchos profesionales de la salud que reproducen estigmas.

En su investigación, la psicóloga desvela cómo el IMC (índice de masa corporal), tantas veces utilizado para determinar si una persona está sana o no, es en realidad una fórmula inventada hace 200 años con fines estadísticos y basada en el estándar del hombre blanco europeo. Un informe del 2024 de Sarah Nutter y otros investigadores apunta a cómo «no se puede llevar a cabo un diagnóstico de una persona en función de una variable como el IMC, que es la combinación entre el peso y la altura. Hay que tener en cuenta otras variables». La propia Calado añade que «tenemos que dejar de decir que alguien está enfermo o sano en función de su peso. Eso no define tu salud. El discurso que asocia obesidad y salud ha calado mucho en el personal sanitario y está deshumanizando a las personas con cuerpos no normativos».

«El discurso que asocia obesidad y salud ha calado mucho en el personal sanitario y está deshumanizando a las personas con cuerpos no normativos»

La viguesa expone además cómo las influencers con más seguidores siguen transmitiendo «ese ideal corporal de delgadez y unos roles y estereotipos súper tradicionales». En la balanza contraria se encuentran otras influencers y activistas con discursos antigordofobia. Las primeras acciones en contra de los discursos que deshumanizan a las personas gordas se sitúan en los Estados Unidos de los años 70, pero estas no llegarían al mundo de habla hispana hasta la década del 2010. 

Calado explica que contrarrestan el discurso habitual, y valora la reacción de figuras como la waterpolista Paula Leitón, afirmando que «es muy valiente al manifestar que tiene valía por sí misma, que tiene la autoestima elevada y que lo importante son sus logros como mujer en el mundo del deporte, que es a lo que se dedica. Eso debería de ser lo importante en la sociedad. Valorar a las mujeres, no por el cuerpo que tengan, sino por sus capacidades y logros». Además, las activistas que participaron en su investigación explicaban cómo las redes sociales les sirven precisamente para generar una red de apoyo. 

Transformación social necesaria

Calado apunta a la necesidad de investigaciones de este tipo, ya que «si conocemos la realidad y la analizamos, podemos proponer transformaciones sociales, de manera que no solamente luchemos por aprender y conocer tratamientos y prevención en trastornos de la conducta alimentaria, sino que tratemos de promover la salud en este ámbito».

El 90 % de las mujeres encuestadas por la psicóloga viguesa está de acuerdo en la necesidad de concienciar sobre cómo los estereotipos y roles de género son perjudiciales, de trabajar el pensamiento crítico en la infancia y adolescencia sobre los contenidos audiovisuales que consumen e informar a los profesionales de la salud para que no desvaloricen el cuerpo de las mujeres. La solución pasa por «trabajar la ética respecto al cuerpo de las mujeres» desde los ámbitos sociales, como los medios, las redes o la industria audiovisual, hasta los de pertenencia, como el entorno laboral o familiar.

«Tiene que calar el mensaje de que no se debe hacer comparaciones sociales sobre el cuerpo de las mujeres. Todos los cuerpos son válidos y no tener uno normativo no implica estar enferma», resume Calado.