
Un estudio revela cómo la sequía y la desertificación han impulsado un aumento de los movimientos de población en el mundo
16 nov 2024 . Actualizado a las 18:10 h.A menudo la comunidad científica describe el cambio climático como un asunto con una trascendencia existencial. Porque la cuestión de la cuestión del aumento de la temperatura global no es solo las sequías, inundaciones y olas de calor, sino las implicaciones que tiene en cualquier ámbito de la vida: social, político, económico y sanitario.
Por otra parte, y la historia está poblada de ejemplos, los seres humanos no se van a quedar quietos esperando a que un clima extremo arruine su vida. Tenderán a emigrar.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate Change asegura que la sequía y la desertificación han impulsado el aumento de la migración interna en el mundo. El estudio, basado en datos censales de 72 países recopilados entre 1960 y 2016, revela que la migración interna aumenta en las regiones afectadas por la sequía, con un impacto muy fuerte en zonas rurales y agrícolas, donde las economías son más vulnerables a condiciones climáticas cambiantes.
«Nuestro análisis muestra que la migración interna -que definimos como el desplazamiento entre regiones dentro de un país- se incrementa en áreas afectadas por la aridificación», explica Roman Hoffmann, investigador del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados y autor principal del artículo. Muchos de estos migrantes inducidos por el clima se desplazan a zonas urbanas, contribuyendo a las tendencias de urbanización acelerada observadas en numerosos países», añade.
Según el estudio, las mayores migraciones se detectan desde regiones muy áridas, caracterizadas por altos niveles de sequía, altas temperaturas y escasas precipitaciones. «El aumento futuro de la aridez podría agravar la desertificación y la degradación de la tierra, reduciendo la productividad agrícola y ejerciendo mayor presión sobre las poblaciones locales vulnerables. Nuestros resultados indican que las regiones con una mayor proporción de empleo agrícola en comparación con la media del país experimentan más emigración», sostiene.
En los países en desarrollo, los jóvenes de entre 15 y 45 años con niveles educativos medios son los más propensos a migrar en respuesta a las condiciones climáticas.