Una investigación mide por primera vez cuánto tiempo pueden perdurar las anomalías en el océano
05 dic 2024 . Actualizado a las 09:26 h.A lo largo del tiempo, cientos de filósofos y escritores han reflexionado sobre la memoria humana. El inglés William Shakespeare dijo que «es la centinela del cerebro». El alemán Arthur Schopenhauer aseguró que «cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa».
Pero la memoria no es algo exclusivo del homo sapiens. La madre naturaleza tiene múltiples. Algunas funcionan mejor que otras. Por ejemplo, la memoria de la atmósfera no trabaja demasiado bien. «Su variabilidad temporal es muy acusada y no se puede hacer una previsión de un parámetro tomando únicamente en cuenta los datos anteriores de dicho parámetro. Esto sí puede hacerse en sistemas más lentos como la criosfera. Si un glaciar lleva algunas décadas disminuyendo esto no va a cambiar de forma rápida y por tanto se puede prever su comportamiento simplemente extrapolando su comportamiento anterior», explica el meteorólogo Juan Taboada.
La naturaleza compensa la mala memoria de la atmósfera con la del mar, mucho más funcional. «El océano como sistema dinámico estaría entre la atmósfera y la criosfera. Tiene una cierta variabilidad tanto temporal como espacial, pero algunas características no cambian tan rápidamente y, por tanto, en este sentido hablamos de una cierta memoria. Si por ejemplo tenemos una anomalía pronunciada de temperatura en el agua del mar en una zona suficientemente amplia, esta no va a cambiar en una escala temporal de días», añade Taboada.
Un nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters acaba de descubrir que la memoria del Atlántico norte puede almacenar recuerdos de hasta dos décadas. Ciertos cambios atmosféricos pueden generar anomalías en el vecino océano que perduren hasta 20 años. Los autores del artículo señalan en este sentido, la influencia de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
La Oscilación del Atlántico Norte define la diferencia de presión entre las borrascas de Islandia y el anticiclón de las Azores y tiene una influencia muy importante sobre Galicia. Cuando la NAO se encuentra positiva, el anticiclón se encuentra más reforzado de lo habitual. Esto suele traducirse en tiempo seco en la comunidad gallega. Por el contrario, una NAO negativa indica que las altas presiones están más debilitadas y las borrascas están más reforzadas.
«Históricamente se observó que existía una correlación significativa entre la presión superficial de la zona de Islandia y la de Azores y a esto se le llamó la Oscilación del Atlántico norte. El valor del índice que caracteriza este patrón tiene consecuencias en parámetros como los vientos sobre el Atlántico norte, la radiación solar o la temperatura del aire, lo que a su vez modifica parámetros como corrientes superficiales en el mar o anomalías de temperatura superficial del agua. Por tanto, cambios en patrones atmosféricos que provocan anomalías en el océano que después se mantienen en el tiempo», sostiene Taboada.
El investigador Ric Williams de la Universidad de Liverpool y coautor del artículo señaló que «esta es la primera vez que hemos podido medir la memoria del océano. Descubrimos que, a diferencia de las estimaciones basadas en observaciones, los modelos climáticos más modernos subestiman significativamente la memoria de los océanos, estimándola en solo ocho a diez años. Esta importante discrepancia en la memoria podría tener implicaciones sustanciales para la precisión de las predicciones climáticas decenales de estos modelos».