Las apuestas a través de internet agudizan el efecto de «non ver o valor dos cartos»

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

28 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La ludopatía, al contrario que otras adicciones, suele salir a la luz por la vía económica. Al margen de que el jugador patológico trastoca por completo su estilo de vida, hasta el punto de que todo gira en torno al juego, el elevado gasto, el pedir dinero prestado a amigos o familiares y la acumulación de deudas acostumbran a revelar el problema. Por eso, como destaca José Manuel Recouso, los casos más llamativos empiezan a verse en edades en las que las personas empiezan a contar con cierto poder adquisitivo. Eso no implica que no haya jóvenes que se juegan «a paga da avoa», pero no es lo más habitual.

En lo que sí coinciden la práctica totalidad de los adictos al juego es en «non ver o valor dos cartos», algo que para Recouso todavía se agrava más en las modalidades digitales porque al perder el contacto físico con el dinero todavía se banaliza más. La utilidad del dinero es «apostalo para ver se se recupera o perdido», pero eso nunca pasa «porque se gañan volven a apostar ata que o perden todo», señala el psicólogo, que cita ejemplos dramáticos de personas que llegan a jugarse el dinero del pago del alquiler o de la hipoteca. Además, advierte de que en este campo sí avanza la igualdad porque cada vez hay más mujeres con los problemas tradicionalmente atribuidos a los varones.

Contratan a neurocientíficos

Para el profesor José Luis García, nada de esto es casual. Detrás hay empresas que «contratan a los mejores psicólogos y neurocientíficos» para enganchar a la gente y quitarle lo más preciado que tienen, que no solo es su dinero, sino también su tiempo. De ahí que el problema no sean solo las apuestas, sino que hay jóvenes gastando lo que no tienen «en criptomonedas» o «supuestas inversiones financieras». Rafael Yanguas, que coincide al describir la problemática, dice que no quiere «ser catastrofista» porque el juego forma parte de la naturaleza del ser humano y corremos el riesgo de «estar creando una sociedad demasiado puritana» en la que todo se patologiza. Eso sí, también advierte de que el desarrolla la adicción tiene «un problema crónico» que le acompaña «de por vida».