![Imagen de archivo de un planeta azul fuera del sistema solar.](https://img.lavdg.com/sc/kkNpcK2bXnWMQRsHH9_2rxUYoYg=/480x/2025/02/03/00121738591261977762585/Foto/hhh.jpg)
El proyecto KOBE, liderado por científicos españoles, los ha hallado orbitando alrededor de una estrella un poco más fría que el Sol
03 feb 2025 . Actualizado a las 19:45 h.Un equipo europeo de científicos liderado por españoles ha descubierto un sistema de dos planetas que orbitan alrededor de una estrella un poco más fría que el Sol, un tipo de astro cuyas características aseguran «el ambiente ideal para el desarrollo de la vida» en la superficie de los planetas. Este hallazgo, cuyos detalles se han publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, ha sido posible gracias a las observaciones realizadas desde el Observatorio de Calar Alto, en Almería, para el proyecto KOBE, que monitoriza 50 estrellas.
La búsqueda de planetas habitables más allá del Sistema Solar se ha centrado, sobre todo, en astros como nuestro Sol, una estrella de tipo G cuyas características y cercanía a la Tierra permiten que nuestro planeta albergue vida biológica. Aunque recientemente se ha ampliado la búsqueda a estrellas frías —denominadas de tipo M—.
Las estrellas de tipo K, con temperatura intermedia entre las similares al Sol y las que se ha comenzado a estudiar, son las que parecen proporcionar un ambiente ideal para el desarrollo de la vida en la superficie de los planetas que las orbitan. Estos astros son los que más favorecen la «zona habitable», la región alrededor de una estrella en la que un planeta puede albergar agua líquida en su superficie. Además, son muy tranquilas, sin grandes eventos de actividad. Por todo ello, se consideran «el Dorado» de la habitabilidad estelar.
Buscar planetas a su alrededor es un objetivo fundamental en la exploración exoplanetaria moderna y el principal objetivo del experimento KOBE, un programa de observación liderado por el Centro de Astrobiología (CAB) y con colaboración del Instituto de Astrofísica de Portugal, el Laboratorio de Astrofísica de Marsella y el Observatorio de Ginebra. Desde 2021, KOBE, que realiza sus observaciones con el instrumento CARMENES, instalado en el Observatorio de Calar Alto, en Almería, busca planetas en la zona habitable de 50 estrellas de tipo K y, para ello, monitoriza la velocidad de estos astros, que fueron cuidadosamente seleccionados al inicio del proyecto para maximizar las probabilidades de éxito.
Los dos planetas hallados, aún una incógnita
En una de estas estrellas, denominada KOBE-1, el equipo ha hallado la señal de dos planetas orbitando con períodos de 8,5 (KOBE-1b) y 29,7 días (KOBE-1c). Gracias a los datos de CARMENES se ha podido establecer una masa mínima para estos planetas de 8,8 y 12 veces la de la Tierra, respectivamente, aunque al no disponer de una medida de su radio, su composición es aún desconocida.
«Con estas masas, ambos planetas podrían clasificarse como super-Tierras, es decir, cuerpos rocosos ligeramente más grandes que la Tierra, o como sub-Neptunos, caracterizados por grandes atmósferas de hidrógeno y helio que los hacen más ligeros que Neptuno», explica la investigadora predoctoral del CAB y líder del estudio, Olga Balsalobre Ruza. «Esperamos poder resolver esta pregunta con la llegada de nueva instrumentación espacial en las próximas décadas, que permitirá tomar imágenes directas de ambos planetas», asegura.
Aunque estos nuevos planetas no están en la zona habitable, usando los mismos datos, el equipo ha sido capaz de descartar planetas con masas superiores a unas 8 veces la masa de la Tierra en esta región de gran interés astrobiológico, lo que significa que, de haber algún planeta en este rango de distancias a la estrella, dicho planeta estaría en el régimen rocoso.
Los científicos creen que hacen falta más datos para poder explorar en detalle este régimen. Para Jorge Lillo-Box, investigador del CAB y coautor del estudio, «los programas como KOBE son una excepción en el ámbito científico, pues requieren de mucho tiempo de observación durante varios años para poder detectar estas señales», pero este proyecto «innovador científicamente pero arriesgado por la gran inversión a largo plazo», puede proporcionar «importantes avances en nuestro conocimiento de los mejores ambientes planetarios para el surgimiento y desarrollo de la vida más allá de la Tierra, informando a futuras misiones espaciales como PLATO de la Agencia Espacial Europea», subraya.