El nuevo bulo de Kennedy Jr: «El autismo lo causa una toxina ambiental»

redacción LA VOZ

SOCIEDAD

Robert F. Kennedy Jr
Robert F. Kennedy Jr WILL OLIVER | EFE

El secretario de Salud de Estados Unidos desmiente un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades que argumenta que el mayor número de casos se debe a la mayor vigilancia del trastorno y asegura que se trata de una «epidemia» que se puede prevenir

17 abr 2025 . Actualizado a las 16:37 h.

 Ignorancia, prepotencia y mentiras combinadas en un mismo discurso. Del secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., un conocido antivacunas, ya no se esperaba nada bueno, pero sus últimas declaraciones suponen un ataque a la línea de flotación de la evidencia científica. Aseguró, sin ningún pudor, que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) se puede prevenir y prometió hallar la «toxina ambiental» que está detrás del aumento de las tasas de esta «epidemia» en el país. «Los genes no causan epidemias. Pueden generar vulnerabilidad. Se necesita una toxina ambiental», dijo Kennedy. Una barbaridad tras otra.

Lo primero, el TEA no es ninguna epidemia. Lo segundo, es un trastorno de base fundamentalmente genética. Y tercero, no se puede prevenir porque no existe ninguna causa ambiental que lo provoque. Al menos que se haya probado. Así lo apunta la evidencia científica disponible, que Kennedy ha desmontado por su cuenta sin aportar ningún tipo de pruebas.

Sin ir más lejos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), desvelaron en un informe que el aumento de tasas de autismo infantil en EE.UU. se debe a una mayor vigilancia sobre este trastorno. O, lo que es lo mismo, cuanto más se estudia, cuanto más esfuerzos se hacen por diagnosticarla, más casos aparecen sin que medie ninguna «toxina ambiental» de por medio.

Las mejoras en el diagnóstico para la identificación temprana del autismo «han sido evidentes», escribieron los autores del informe del CDC, y «las diferencias en la prevalencia de niños identificados con el trastorno en las comunidades podrían deberse a diferencias en la disponibilidad de servicios para la detección temprana y la evaluación y prácticas de diagnóstico».

Aunque los expertos atribuyen este auge a una mayor concienciación y vigilancia del trastorno, Kennedy desestimó estas evidencias y culpó a factores ambientales de esta «enfermedad prevenible». «Sabemos que es una exposición ambiental. Tiene que serlo», insistió. Y anunció una serie de estudios destinados a identificar las «toxinas ambientales» a las que responsabiliza del aumento de casos en el país.

Sus declaraciones no tardaron en encontrar una respuesta entre los afectados. «Mucho ha cambiado a lo largo de los años, y este aumento continuo en la prevalencia refleja, en parte, un progreso real: una mayor conciencia, criterios de diagnóstico más amplios y herramientas de evaluación más consistentes y estandarizadas han contribuido a que más niños sean identificados más temprano y con mayor precisión, lo que subraya la necesidad de apoyo e inversión continuos en la comunidad del autismo», explicó en declaraciones recogidas por la CNN el doctor Andy Shih, director científico de Autism Speaks, un grupo de defensa e investigación sin fines de lucro, en un comunicado. 

La Sociedad de Autismo de Estados Unidos también refutó directamente el concepto de que el aumento de la prevalencia del autismo indica una epidemia. Los datos de prevalencia deberían impulsar «equidad y acceso, no miedo, desinformación o retórica política», dijo Christopher Banks, presidente y director ejecutivo de la entidad.