El último adiós a Francisco: «Quiero despedirme de un hombre extraordinario»

valentina saini VENECIA / E. LA VOZ

SOCIEDAD

Interior de la basílica de San Pedro, donde está expuesto el cuerpo del papa
Interior de la basílica de San Pedro, donde está expuesto el cuerpo del papa DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

La avalancha de fieles para honrar al papa supera todas las previsiones, por lo que se amplió el horario hasta después de medianoche

23 abr 2025 . Actualizado a las 22:19 h.

El cuerpo del papa Francisco yace en un sencillo ataúd de madera con un borde rojo. El hombre que estuvo al frente de la Iglesia católica durante doce años permanece expuesto desde las 11 de la mañana de este miércoles en la basílica de San Pedro, donde los devotos podrán venerarlo hasta las ocho de la tarde del viernes. Venidos de toda Italia, del resto de Europa y del mundo, tuvieron que esperar una media de más de tres horas en la cola antes de pasar por delante del ataúd abierto y saludar por última vez al pontífice llegado «del fin del mundo».

Este miércoles, la plaza de San Pedro estaba abarrotada: según estimaciones no oficiales del servicio de orden, a las cuatro de la tarde había allí unas 100.000 personas. Por ello, la oficina de prensa del Vaticano anunció hacia esa hora que «debido al gran número de fieles que desean rendir homenaje al Santo Padre» no descartaban la posibilidad de prolongar la apertura de la basílica vaticana más allá de la hora establecida de la medianoche. En toda Italia, miles de personas siguieron la jornada a través de los numerosos canales que la retransmitían en directo.

En la basílica custodiaban el cuerpo del papa cuatro guardias suizos con sus coloridos uniformes de gala, alabardas en mano, y varios hombres con sobrias chaquetas negras. En la basílica, los murmullos del flujo de fieles se mezclaban con los cánticos, las oraciones y la música de órgano. El sol de la tarde de Roma llovía desde lo alto a través de las ventanas de la cúpula más famosa de la capital italiana. Muchos se hacían la señal de la cruz, algunos rezaban, otros muchos hacían rápidas fotos con sus móviles. La presidenta del Consejo italiano, Giorgia Meloni, también llegó por la tarde para presentar sus respetos al pontífice al término de la conmemoración conjunta de las dos cámaras del Parlamento celebrada en su memoria.

Han pasado tres días desde que la noticia de la muerte del papa dio la vuelta al mundo y, sin embargo, la tristeza y los pensamientos dedicados a él no cesan. El mismo lunes, el Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, un veterano de la política de 83 años, normalmente poco propenso a declaraciones emotivas, aseguró: «Siento un vacío, la sensación de la privación de un referente al que solía mirar». Como él, muchos italianos cuentan sentirse perdidos y consternados en las redes sociales o en los medios. «Uno ve su cuerpo y se queda sin palabras», contó una fiel entrevistada por el canal 24 horas de la RAI, la radiotelevisión italiana, en la plaza de San Pedro. «Era una gran persona, una persona del pueblo», dijo otra mujer con lágrimas en los ojos. «Es un espectáculo conmovedor y grandioso, que te conmueve aunque no seas católico», opinó un hombre.

Lucio Rossetto, encargado de la librería San Paolo de Vicenza, una de las ciudades más católicas de Italia, a unos setenta kilómetros de Venecia, informa de que se ha disparado el interés por los libros sobre el papa Francisco, especialmente su autobiografía Esperanza y sus encíclicas. Esto es significativo porque estas últimas representan las líneas maestras de su pontificado». Desde toda Italia se organizan viajes en autobús, que suelen salir por la tarde-noche y llegar a Roma al amanecer, para rendir homenaje a un papa extranjero que, como Juan Pablo II, supo ganarse el corazón de millones de personas en el país transalpino. El noreste es una de las zonas más católicas de Italia, y de sus quince diócesis se desplazarán a Roma para asistir al funeral del sábado 12.000 jóvenes de entre 12 y 17 años, así como el patriarca de Venecia, los obispos de Padua, Verona y Vicenza, y sus homólogos de Trento, Bolzano, Udine y Gorizia.

El cariño de los jóvenes

Muchos jóvenes parecen estar especialmente unidos a la figura del difunto pontífice. Linda, una estudiante de EE.UU. que se encontraba ayer en Venecia por turismo, dijo mientras tomaba un capuchino: «Mañana iré a Roma en tren. No soy católica pero me considero una persona muy espiritual, quiero despedirme de un hombre tan extraordinario y asistir a su funeral».

Los medios italianos informan de creyentes sudamericanos dispuestos a gastar miles de euros para asistir a las exequias.

Por otra parte, el funeral está preocupando mucho a las autoridades del país transalpino. Se desplegará un enorme dispositivo de seguridad porque se espera que 200.000 personas lleguen a Roma el sábado, por lo que habrá 2.000 hombres y mujeres de las fuerzas del orden en las calles, incluidos francotiradores en los tejados y efectivos armados con bazucas anti drones. Se ha creado una zona roja especial alrededor del Vaticano, que incluirá la calle de la Conciliación. El cortejo fúnebre se dirigirá a la Basílica de Santa María la Mayor, donde será enterrado Francisco. «Quizá sea el cortejo fúnebre más grande de este siglo», dijo a La Voz una fuente de la policía. «Estarán los hombres y mujeres más poderosos del mundo, desde Trump a Macron, habrá monarcas, príncipes, personalidades de todo tipo. Es un reto de orden público enorme, como el G7, pero con muy pocos días para organizarlo todo».

Unos 2.500 voluntarios de Protección Civil están de camino a Roma para ayudar, y se reforzarán las redes de telecomunicaciones para evitar que casi un cuarto de millón de móviles extra generen un apagón de comunicaciones en la capital italiana. Para los romanos de a pie, la vida en la ciudad será aún más difícil de lo habitual en los próximos días. Pero, al fin y al cabo, Roma sigue siendo la capital de la cristiandad. Es un honor que también conlleva obligaciones.