El eclipse se traspapela con las nubes

Miguel cebrián REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

07 sep 2025 . Actualizado a las 23:30 h.

El cielo del domingo impidió ver gran parte del eclipse lunar total en algunas de las comunidades del país. Incluida Galicia. La Tierra se interpuso entre el Sol, a 150 millones de kilómetros, y la Luna, a 384.400, para dejar una imagen imponente y roja. Sin embargo, unas nubes grises a escasos miles de metros arruinaron, para muchos, parte de la estampa.

En el litoral y en la montaña oriental de Galicia, un cielo encapotado corrió el telón del espectáculo que se celebraba en lo alto. Por otro lado, los chaparrones que se sucedieron por la mañana en el interior de la comunidad concedieron algún claro por la tarde para que sus habitantes pudieran gozarlo. En el resto de España, las comunidades afortunadas fueron las más orientadas al este, como Baleares y Cataluña. El resto de la Península y en otras zonas como Ceuta y Melilla, tuvieron boletos para la segunda parte del fenómeno, cuando la Luna apareció completamente eclipsada. Lo contrario se vivió en el extremo más occidental del país, en Galicia e Islas Canarias, donde se pudo observar, sobre todo, la fase parcial del eclipse.

El evento se alargó 85 minutos, lo que lo convierte en uno de los más largos de la última década. El anterior, ocurrido en marzo, duró tan solo una hora. Para los muchos que se han quedado con las ganas de observar este fenómeno sin interrupciones, el siguiente eclipse lunar que ocurrirá en España está previsto para el 28 de agosto del 2026. Tan solo quedan 355 días.

Origen y leyendas

Este fenómeno astronómico sucede cuando la Luna entra en la sombra de la Tierra. Como el Sol es más grande que la Luna, su luz sobrepasa los bordes de la Tierra y, filtrada por la atmósfera, dota al satélite de un color carmesí conocido en astronomía como Luna Roja. O, de manera más poética, Luna de Sangre.

Desde los albores de la humanidad, este fenómeno (entonces sin una explicación clara) ha estado atado a decenas de leyendas e interpretaciones. En China se creía que era un dragón el que devoraba la Luna. Los aztecas pensaban que lo hacía un jaguar y en Mesopotamia regía el sino de los reyes. Visto por el lado bueno, todos se hubieran salvado ayer por las nubes.