Cómo evitar que un asteroide desviado acabe impactando con la Tierra

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La sonda DART
La sonda DART NASA

Cambiar la trayectoria de una roca espacial debe hacerse con sumo cuidado, porque podría atravesar una «cerradura gravitacional» y volver, de nuevo, a suponer una amenaza

10 sep 2025 . Actualizado a las 09:28 h.

Estrellar una nave contra la superficie de un asteroide peligroso para desviar su trayectoria debe hacerse con sumo cuidado; si no, en el futuro podría acabar de nuevo rumbo a la Tierra. Según una investigación presentada esta semana en un importante encuentro de ciencias planetarias celebrado en Helsinki, al disparar a un objeto indiscriminadamente este puede atravesar una «cerradura gravitacional», invertir su camino y convertirse otra vez en una amenaza.

En septiembre del 2022, la misión DART de la NASA alcanzó al pequeño asteroide Dimorphos, que orbitaba alrededor de otro asteroide más grande, el Didymos, y cambio su movimiento. DART se inmoló. Fue un «impactador cinético», es decir, un proyectil que colisionó contra el asteroide con suficiente energía para impulsarlo a una nueva órbita, demostrando así que es posible desviar un cuerpo susceptibles de colisión con cualquier planeta. Una misión de la ESA, llamada Hera, dará seguimiento ahora al impacto de la sonda DART.

El choque intencionado de DART en Dimorphos apenas supuso peligro, ya que el sistema Didymos es demasiado masivo para ser reorientado hacia una trayectoria de colisión con nuestro planeta. Sin embargo, existen asteroides que orbitan el Sol a los que una mínima variación en su órbita podría hacerles atravesar una de estas cerraduras gravitacionales.

El efecto ojo de cerradura gira en torno a una pequeña región del espacio donde la gravedad de un planeta puede modificar la órbita de cualquier asteroide que pase cerca, desviando su trayectoria. Si una misión de impacto cinético, similar a la DART, impulsara un asteroide peligroso para que pasara por un ojo de cerradura gravitacional, solo pospondría el peligro. La clave, por tanto, reside en encontrar el punto exacto en la superficie del asteroide para hacer colisionar una sonda espacial.

De esta forma, se minimizarían al máximo las posibilidades de atravesar ese agujero. Cada punto en la superficie de un asteroide tiene una probabilidad diferente. En función de esto, un equipo de la NASA ha desarrollado mapas que, midiendo la forma, la topología de la superficie —colinas, cráteres...—, la rotación y la masa de estas rocas, son capaces de determinar la zona más segura a la que apuntar para «empujarlas» y alejarlas con puntería.