
El 72 % de los jóvenes españoles tienen miedo a que se les culpe «injustamente» de cometer violencia de género, según un informe de Plan Internacional, mientras que a ellas les preocupa que su imagen se use para crear contenido sexual falso a través de la inteligencia artificial
12 sep 2025 . Actualizado a las 08:41 h.Desconfían de quienes toman las decisiones, mirando al futuro con inquietud, dudas y cautela. Y aunque la gran mayoría están hoy satisfechos con su vida, entre los adolescentes y jóvenes españoles reina la incertidumbre: no saben qué será de ellos mañana si el mundo sigue su actual deriva. Algunos datos del informe Así somos: el estado de la adolescencia en España —presentado este jueves por la oenegé Plan Internacional— ponen los pelos de punta. No era paranoia adulta ni titular grueso: valores en retroceso asoman peligrosamente en generaciones que ya han crecido en la igualdad y la diversidad. Casi tres de cada cuatro (el 72 %) temen ser «acusados injustamente» de acoso o violencia de género. Una de cada cinco chicas de 17 a 21 años asegura haber sufrido alguna agresión de este tipo. La mitad de los chavales considera aceptable revisarle el móvil a su pareja. Y uno de cada dos ve normal que un chico quiera saber dónde está su novia en todo momento.
El estudio, concebido como una radiografía de los adolescentes de hoy, revela que algunas formas de control generan especial ambigüedad: el 45 % de los chicos ven bien no permitir a su chica quedar con otros y es considerable el porcentaje de hombres jóvenes (35 %) que no censuran que se grite o se insulte a una pareja. Hasta uno de cada tres adolescentes prefiere no posicionarse cuando se le pregunta si aprueba que un chico presione a una chica para tener relaciones sexuales y no son pocos los que expresan inseguridad a la hora de relacionarse con mujeres: admiten no tener claro cómo actuar, qué comportamientos son considerados adecuados. Ellas, más acostumbradas a sufrir violencia, temen ahora la ejercida a través de las pantallas. Hasta el 84 % tienen miedo a que sus fotos se usen para crear contenido sexual falso con herramientas de inteligencia artificial (IA).
Las encuestas a 3.500 personas de entre 12 y 21 años han constatado que esta tecnología ha irrumpido con fuerza en el día a día de los menores y de los adultos jóvenes, y que ha llegado para quedarse, ya completamente integrada en sus rutinas. Su uso se consolida en el entorno académico —seis de cada diez la usan como apoyo para estudiar— y el riesgo percibido ante ella es menor que el advertido ante las redes sociales, donde los chavales navegan apenas sin filtros entre contenidos violentos y de carácter sexual. «La adolescencia actual transita sobre escenarios complejos derivados de la total digitalización y la inmediatez como puntos de gravitación de su vida diaria», advierte Concha López, directora de Plan Internacional España, que recuerda que actualmente están en marcha dos procesos legislativos clave, la la ley orgánica de protección de los menores en los entornos digitales y el anteproyecto de ley para el buen uso y la gobernanza de la IA. En ambos —subraya— las coordenadas de la adolescencia «son cruciales».
ChatGPT como confidente
El papel de la inteligencia artificial no se limita en estas edades al de profesor particular o al de atajo rápido para evitar tareas engorrosas; hasta un tercio de los adolescentes confía en ella para pedirle consejo sobre sus relaciones sociales, según el citado estudio. Entre las chicas mayores se configura como un espacio íntimo: una de cada cuatro la ha utilizado para conversar o compartir cuestiones personales.
Pero la IA genera actitudes ambivalentes entre esta cohorte, que reconoce su potencial, pero también es perfectamente capaz de identificar sus riesgos asociados. Las chicas expresan mayores niveles de preocupación: más del 80 % temen que se utilice para crear deepfakes o difundir información manipulada, frente al 71 % de los chicos, una inquietud a la que se suma la creciente dificultad para distinguir entre lo que es real y lo que no.
Además, hasta un 68 % de las chicas y un 61 % de los chicos que participaron en la encuesta aseguraron tener miedo a desarrollar cierta dependencia de estas herramientas. Les preocupa «volverse más vagos» o dejar de pensar por sí mismos. Y a ellas les quita el sueño —a un 78 %— la posibilidad de que aplicaciones inteligentes como ChatGPT se se utilicen de forma inadecuada para evaluar el estado emocional o psicológico.
«Sobrepensar»
«Las chicas tienen más problemas de salud mental porque suelen sobrepensar». Es uno de los muchos testimonios que recoge el trabajo de Plan Internacional, una opinión atribuida a un chico de Barcelona de 13 años que viene a demostrar que son ellas quienes más sufren —o, al menos, las que más las identifican y más las nombran— afecciones psicológicas.
El bienestar emocional es hoy parte fundamental de una salud integral, y para las generaciones jóvenes ha dejado de ser tabú. Tal y como argumenta el informe de la oenegé de ayuda a la infancia, las crisis concatenadas en los últimos años —el covid, el cambio climático, los conflictos armados—, unidas a expectativas irreales y presiones estéticas, dejan el estado de ánimo de los adolescentes en complejo equilibrio. Se informan, saben identificar los síntomas y son conscientes de qué es lo que más les golpea: la adicción al móvil, la ansiedad y la depresión, y los trastornos de la conducta alimentaria. Todas las problemáticas aumentan en la franja de 17 a 21 años, y todos los consultados coinciden en que ellas tienden a preocuparse más, a darle más «vueltas» a las cosas y a sentirse más inseguras.
En España hay cinco millones de personas de entre 12 y 21 años, el 10 % de la población total. Son los primeros que han crecido en la era del uso generalizado de los móviles inteligentes y las redes sociales.
VEN EL FUTURO NEGRO
Lo asocian con sentimientos negativos. Las chicas son más pesimistas que los chicos, y la situación mundial y la política son los aspectos que más les preocupan. Aunque miran al futuro con «ilusión» —la palabra que más mencionan—, ellas hablan de «preocupación» y «agobio», instaladas en la apatía. Prefieren no tener expectativa, una estrategia —la de «no proyectar»— que se da con frecuencia, sobre todo, en las adolescentes más mayores. A todos les preocupa especialmente el tema de la vivienda, pero confían en la educación como palanca clave para su desarrollo personal y profesional.
LA IA, UNA COMPAÑERA MÁS
Se abren más con ChatGPT que con sus padres. La inteligencia artificial se está convirtiendo en copiloto de la vida de jóvenes e incluso adolescentes, lo que —también— no deja de despertarles inquietud. El 68 % de las chicas y el 61 % de los chicos temen desarrollar cierta dependencia a estas herramientas, porque ya más de la mitad las usan para resolver dudas académicas, un 47 % para curiosear o informarse de cosas que les interesan, y hasta un 18 % —sobre todo, ellas— para hablar y contarles sus cosas. En este sentido, un 78 % de las chicas expresan preocupación ante la posibilidad de que la IA se utilice de forma inadecuada para evaluar el estado emocional o psicológico.
VIDA DIGITAL
Conscientes de los riesgos. Cada día más conectados, su visión de la vida digital es positiva, porque es la cotidiana. A los 14, la inmensa mayoría ya cuenta con perfiles en redes sociales, a las que hasta la mitad dedican tres o más horas diarias. Ellos son sensiblemente menos dependientes de estas plataformas que ellas, sobre todo los más pequeños. Son, además, muy conscientes de sus riesgos. Especialmente a las adolescentes les preocupa que utilicen sus fotos y vídeos para crear contenido falso a través de herramientas de inteligencia artificial y que reenvíen sus mensajes e imágenes sin su consentimiento. En el caso de los chicos, llama la atención un dato: más de uno de cada cuatro de la franja de 17 a 21 años buscan contenidos relacionados con el éxito personal y la masculinidad.
PREOCUPADOS POR SU FÍSICO
Un tercio se sometería a una cirugía estética. El cuerpo es para ellos una fuente constante de preocupación. Fundamentalmente ellas manifiestan un mayor nerviosismo por su imagen, muy exigentes consigo mismas para encajar en ideales moldeados por el mundo de las redes. Una de cada tres —el porcentaje masculino es el mismo— aseguran que les gustaría operarse para cambiar alguna parte de su fisonomía.
ANSIOSOS
Una de cada cinco chicas tiene pensamientos suicidas. Los problemas de salud mental afectan al doble de chicas que de chicos, siendo los más frecuentes la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios. Casi cuatro de cada diez adolescentes dicen haber sufrido ataques de pánico y hasta una de cada cinco ha tenido pensamientos suicidas.
CONTROLADORES
Revisar el móvil del otro y saber dónde está la pareja. La violencia adopta a estas edades diversas formas y puede manifestarse en múltiples contextos. Resulta revelador que ellos muestran cierta tolerancia frente a determinadas formas de control —como revisar el móvil de su pareja o querer saber en todo momento dónde está— e incluso de agresión —como amenazar y pegar—. Más de un tercio de los encuestados ve como «aceptable alguna vez» gritar o insultar a su novia.