Armani rompe con medio siglo de independencia: su testamento ordena vender parte de la firma a Louis Vuitton o L'Oréal
SOCIEDAD
El diseñador italiano estipuló que, en los próximos años, se venda de forma gradual hasta el 55 % del capital de la empresa, con la alternativa de una salida a Bolsa, tras décadas de independencia total
12 sep 2025 . Actualizado a las 14:14 h.El testamento de Giorgio Armani, fallecido el pasado 4 de septiembre a los 91 años, ha sacudido este viernes al mundo de la moda. El diseñador, uno de los últimos grandes creadores-empresarios del lujo europeo, dejó instrucciones precisas para el destino de la firma que fundó en 1975 y que, durante medio siglo, mantuvo celosamente independiente.
Según el documento abierto el martes, Armani ordenó que un año después de su lectura —es decir, a partir de septiembre del 2026— se venda un 15 % del capital del grupo Giorgio Armani S.p.A. a un gran conglomerado del sector. El plazo máximo para cerrar esa operación será de 18 meses. Entre los potenciales compradores citados en el propio testamento figuran tres gigantes: LVMH, EssilorLuxottica y L'Oréal, que podrían, con el tiempo, llegar a hacerse con el control mayoritario.
El diseñador también estipuló que, en un horizonte de tres a cinco años, el comprador deberá recibir una participación adicional de entre el 30 % y el 54,9 % del capital. Como alternativa a esa venta escalonada, Armani abrió la puerta a una salida a Bolsa, siempre que la Fundación Giorgio Armani —creada en el 2016 para custodiar su legado— conserve al menos un 30,1 % de la empresa.
La decisión rompe con la tradición de independencia que había definido al grupo. Durante décadas, Armani se resistió a los cantos de sirena de los grandes holdings del lujo y rechazó cotizar en los parqués, a diferencia de firmas históricas como Valentino, Fendi o Saint Lauren «Evaluaremos con atención la propuesta y estamos orgullosos de la confianza que el señor Armani ha querido depositar en nuestro grupo», afirmó un portavoz de EssilorLuxottica, un gigante internacional del sector óptico y de la óptica de lujo que figura entre las empresas invitadas a participar en el futuro accionariado.
El testamento revela una planificación meticulosa. Armani dejó dos versiones manuscritas, fechadas en marzo del 2025, que consolidan la Fundación Giorgio Armani como pilar de la transición. La entidad recibe la totalidad de las acciones del grupo: posee la plena propiedad del 9,9 %, equivalente al 30 % de los derechos de voto, y la «nuda propiedad» del 90 % restante. El usufructo de estos títulos, junto con parte de los derechos de voto, se reparte entre Pantaleo Dell'Orco, compañero de vida y mano derecha del diseñador, y dos sobrinos.
Una fortuna de 12.000 millones
Libre de herederos forzosos, Armani dispuso de un patrimonio estimado en 12.000 millones de euros, que incluye colecciones de arte, yates, propiedades inmobiliarias y acciones. La participación en EssilorLuxottica, equivalente aproximadamente al 2 % y valorada en más de 2.500 millones de euros, se distribuirá 40 % a Dell'Orco y 60 % a los familiares, mientras que paquetes minoritarios se asignan a su amigo Michele Morselli y otros colaboradores.
El diseñador deja el 75 % de la sociedad L'Immobiliare Srl, propietaria de inmuebles en Saint Tropez, Antigua, Broni y Pantelleria, a su hermana y a sus sobrinos. El usufructo recaerá en Dell'Orco.
El diseñador también legó el 75 % de la sociedad L'Immobiliare Srl, propietaria de inmuebles en Saint Tropez, Antigua, Broni y Pantelleria, a su hermana y sobrinos, con el usufructo para Dell'Orco. Este último conservará además el usufructo vitalicio del edificio de Milán, donde vivían, con la instrucción de que el mobiliario y los adornos permanezcan «como complemento del inmueble», salvo un cuadro de Matisse y una foto de Rayman, mientras Dell'Orco desee residir allí.
En el reparto de sus otras casas, Armani dejó la propiedad desnuda de la de St. Moritz a su sobrino Andrea Camerana y el usufructo a Pantaleo dell'Orco, a quien otorga sus apartamentos en Nueva York y Saint Tropez.
El contenido del testamento sugiere que, más que blindar la independencia, Armani quiso garantizar una evolución ordenada de su marca, adaptada a un sector donde la escala global y la capacidad financiera son cada vez más determinantes. Si sus deseos se cumplen, el apellido Armani seguirá presidiendo escaparates y alfombras rojas, aunque con un reparto de poder muy distinto al que el diseñador defendió en vida.