Sequías más recurrentes amenazan el futuro del Canal de Panamá

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Un estudio advierte que la cadencia de los períodos con escasez de agua se reducirán a la mitad en un escenario de altas emisiones

12 oct 2025 . Actualizado a las 18:01 h.

Es una de las obras de ingeniería más asombrosas de la historia moderna. Un canal pensado para unir el Atlántico y el Pacífico. Panamá le debe incluso su propia existencia al paso que conecta los dos océanos. En 1903 se independizó de Colombia gracias al apoyo de Estados Unidos a cambio de cederle los derechos para construir un canal que controló hasta el 1 de enero del 2000, momento en el que la República de Panamá se hizo con la gestión total. 

Antes de su inauguración en 1914, un barco que iba desde Nueva York a San Francisco tenía que rodear el Cabo de Hornos y completar un trayecto de 22.000 kilómetros. Tras la apertura, el mismo viaje se redujo a 9.500 km. Cada año atraviesan el canal unos 14.000 barcos, aproximadamente el 6 % del comercio marítimo global. 

Para abrir el canal a través de la abrupta geografía panameña, se decidió crear un sistema de esclusas que elevan los barcos unos 26 metros hasta el lago Gatún, el mayor lago artificial de la Tierra en aquel momento que nació tras represar el río Chagres. Las embarcaciones recorren unos 33 kilómetros hasta volver a introducirse en los ascensores de agua que en este caso descienden para depositarlos a las puertas del Pacífico.

El actual sistema de circulación por el Canal de Panamá tiene un hándicap. Es vulnerable a las sequías. Por cada tránsito, las esclusas deben llenarse con unos 200 millones de litros de agua procedentes del Gatún, un lago que se alimenta únicamente de lluvias. Cuando las precipitaciones escasean, no hay suficiente agua para las esclusas y la autoridad del canal debe reducir el tráfico de buques. Ocurrió sin ir más lejos en el 2023 y el 2024, cuando la actividad disminuyó hasta un 30 % debido a la escasez de lluvias asociadas al fenómeno de El Niño. 

La influencia que desempeña el fenómeno oceánico quedó patente en 1983, cuando el canal sufrió una grave crisis de suministro de agua debido a una sequía severa asociada al calentamiento del Pacífico ecuatorial, uno de los más intensos del siglo XX. El Niño redujo drásticamente las lluvias en la cuenca del Chagres, que es el alimento esencial del lago.

 

El gobierno panameño asumió aquel episodio como una crisis de estado. Para solucionar el problema, en 1985 se creó el Parque Nacional del Chagres con el objetivo de proteger a los árboles, que almacenan primero el agua, la infiltran bajo el suelo y después fluye hacia el río. 

Un reciente artículo científico sostiene que el problema de las sequías que afectan al Canal de Panamá se intensificará en el contexto de cambio climático. El estudio asegura que el retorno de grandes períodos de escasez como el de 2023 y 2024 que en el clima actual ocurren cada 22 años, se reducirá a la mitad, 11 años, a partir del 2080.

La investigación explica que la principal causa que provocará que las sequías sean más recurrentes en un escenario de altas emisiones se debe a un descenso importante en la cantidad de precipitación durante la estación húmeda, fuente principal de la recarga del Gatún. Otro factor sería el aumento de la evaporación en el propio lago.

Además, los autores advierten de que el aumento de la temperatura del Pacífico tropical podría acabar generando en las próximas décadas un calentamiento propio parecido a El Niño, lo cual podría favorecer más períodos secos.