Seis de cada diez españoles dan fondos a causas solidarias
10 dic 2025 . Actualizado a las 16:32 h.Solo un 10 % de todos los donantes españoles aportan prácticamente la mitad de los fondos que cada año reciben las oenegés y demás organizaciones dedicadas a todo tipo de causas solidarias y de mejora de la vida y la sociedad. Son los denominados superdonantes y, por regla general, no son millonarios, sino ciudadanos muy comprometidos socialmente que destinan una parte importante de sus ingresos a la filantropía. Esta es una de las revelaciones de la radiografía sobre la solidaridad en España elaborada por analistas de Caixabank, Fundación La Caixa y la barcelonesa Universidad Pompeu Fabra.
El trabajo indica que la donación en España es una práctica bastante extendida, pero también muy centrada en unas pocas grandes áreas de actuación y, sobre todo, focalizada en el apoyo a un pequeño número de potentes oenegés. Seis de cada diez ciudadanos han entregado ayudas solidarias en el último año, con una media de 25 euros por donación. Hay un mes clave, el último del año, en el que estas asociaciones reciben un 21 % más que en el resto, lo que los expertos conocen como el «efecto diciembre».
Estos apoyos se dirigen sobre todo a organizaciones que trabajan en cuatro grandes áreas, encabezadas por la cooperación internacional, que recibe cuatro de cada diez euros que se entregan. La siguen las aportaciones con objetivos sanitarios, que son una de cada cuatro, y las contribuciones para servicios sociales y actividades religiosas, con un 15 % y 11 % de los fondos, respectivamente.
La tercera característica de la solidaridad española es la concentración de los apoyos. Ocho de cada diez euros que se donan cada año los acaparan solo 25 oenegés, que representan poco más del 1 % de las existentes en el país. Es más, si el análisis se amplía hasta las cien principales organizaciones o asociaciones, que son el 5 % de las que existen, estas reciben el 93 % de los fondos de los ciudadanos.
Las causas y entidades que apoyan el medio ambiente y la educación tienen una mayor proporción de donantes jóvenes, mientras que la cultura, la religión y la investigación reciben sobre todo dinero de benefactores mayores. En términos de ingresos, la cultura tiene una proporción superior de donantes con ingresos altos, mientras que las actividades sanitarias y la religión tienen un mayor porcentaje de donadores con ingresos bajos.
El ciudadano solidario español es muy heterogéneo. Hay hombres y mujeres de todas las edades y estatus sociales. No obstante, hay un perfil general que es el que más se repite: edad avanzada, urbano y con ingresos por encima de la media. Los dos tercios de ellos tienen más de 50 años y unos ingresos netos de más de 20.000 euros al año, el 90 % viven en ciudades y las tres cuartas partes donan al menos tres veces al año. Los de mayores ingresos dan cantidades más altas, pero los menos pudientes hacen más esfuerzo por ayudar en relación a sus ingresos.
Este perfil medio no es, sin embargo, del todo realista, porque está muy lastrado por los ya citados superdonantes, españoles que aportan a causas solidarias bastante más que la media, con más regularidad y haciendo un mayor esfuerzo económico. Son pocos, el 10 %, pero entregan el 47 % de los fondos que llegan. No son potentados, sino más bien clase media, con un 45 % de ellos con unos ingresos netos anuales de entre 20.000 y 40.000 euros y solo un 19 % con una renta superior a 60.000 euros. Tienen, eso sí, un gran compromiso social, pues entregan un 2,3 % de su dinero disponible a causas benéficas —frente al 0,5 % del resto—, aportan de media unos 740 euros al año —seis veces más que los 120 del resto— y el 80 % hacen más de una contribución mensual —cuatro veces más que los otros donantes—. En su mayoría, son ciudadanos maduros, la mitad en edad de jubilación, lo que también los distingue del resto de donantes, que están muy repartidos entre todas las franjas de edad.