El hombre tranquilo que sedujo a la niña Mandy

La Voz

TELEVISIÓN

RUBEN VENTUREIRA EL PERFIL

11 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Bill Wyman (Londres, 1936) ocupa las páginas más sosegadas de la historia de los Stones. Aunque coprotagonista del primer escándalo de la banda -él, Jagger y Jones fueron multados con cinco libras por cabeza por orinar en la pared de una gasolinera-, el bajista asumió el rol de hombre tranquilo en una banda con tendencia al exceso. En el escenario, donde su quietud contrastaba con los brincos de sus compañeros, y también fuera, aportando una reducida nómina de alborotos. Hijo de un albañil, el tipo que en su infancia soñaba con ser jugador de cricket se convirtió en miembro del grupo más salvaje de todos los tiempos, al que no piensa volver jamás. «Se vive bien así. Puedo acudir a las fiestas de cumpleaños de mis hijos». El Stone tranquilo se incorporó a la banda en 1962, poco antes del primer sencillo, y la dejó el 6 de enero de 1993, «en el momento cumbre». Si sexo, drogas y rock and roll son los mandamientos del circo musical, Wyman incumplió uno de ellos durante los tiempos más salvajes de los Stones. O eso dice. «Mi relación con las drogas fue tardía. Empecé cuando ya no estaban de moda, en los 80». Un famoso episodio lo acredita. En la fiesta de su 33 cumpleaños, en 1969, sus compañeros le regalaron un pastel de chocolate. O eso creía. En realidad, era chocolate. Tras saborearla, sufrió mareos y claustrofobia. Lo suyo no eran los viajes alucinógenos. Mientras el resto del grupo se entregaba a los excesos psicotrópicos, Wyman prefería viajar de cama en cama. En su biografía, Stone Alone (1990) cuenta que, en los 70, se acostó con 278 mujeres en dos años. Le gustan jóvenes al viejo Bill, que sedujo a la modelo Mandy Smith, de 13 años, se casó con ella en 1989, cuando cumplió 19, y se divorció 17 meses más tarde. No acabó ahí su relación con la familia Smith, pues su hijo Stephen, de 30 años, se casó en 1993 con la madre de Mandy, de 40, lo que lo convirtió en suegro de su ex-suegra y en abuelastro de su ex-mujer. De nuevo casado -con Suzanne Accosta, de 40 años- vive ahora una jubilación más propia de un Beatle. Mima a sus tres hijos pequeños. Reside en un castillo medieval en la campiña inglesa, en el que descubrió la pasión por la arqueología tras hallar unos restos de alto interés mientras cuidaba el jardín. Además, tiene una cadena de restaurantes, Sticky Fingers. A menudo presume de que The Sunday Times concediese en 1999 el premio Hamburguesa del Año a la que ofrecen en sus locales.