El Gran Wyoming, premiado por la Academia de Televisión como mejor comunicador José Miguel Monzón es, para la pantalla, El Gran Wyoming. Y la academia que «vigila» esa «caja tonta» ha revalidado este año, por segunda vez consecutiva, su «título» de mejor comunicador televisivo. También ha otorgado al programa que presenta, «Caiga quien caiga», el premio al mejor magazine. Pero ante ese cúmulo de distinciones lo tiene claro: «Una de las claves del éxito es no ser ambicioso».
22 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Dotado de una capacidad inagotable para divertir a la audiencia a base de la improvisación, Wyoming, que combina la televisión con incursiones en el cine, recomienda una particular receta para el éxito: no ser ambicioso. -Su ingenio, su gracia verbal, ¿es algo de genes o se aprende con los años? -Es genético, de nacimiento. Toda la vida he hablado mucho porque no puedo estar callado, lo que cual me trajo muchos disgustos en el colegio, aunque luego se recupera uno y le saca cierto rendimiento. Hay una frase que decía Groucho Marx: «Si eres capaz de hablar durante mucho rato, al final dirás algo gracioso». Él usaba la técnica de hablar mucho y a mi, me pasa igual. -Pero corre el riesgo de convertirse en un pelmazo. -Cuando no puedes evitar hablar mucho tienes dos opciones: hacerte el gracioso, con lo que la gente te soporta, o convertirte en un pelmazo, por lo que te rehuye. Por eso intento ser gracioso, para sobrevivir. -Se dice que detrás de grandes cómicos hay grandes tímidos. ¿Es su caso? -El 99% de la Humanidad es tímida. Yo lo soy. Lo que hacemos es inventar un personaje, que es el que habla por ti. -Es decir, Wyoming es una representación continua. -Casi es así. Como ese papel cada vez dura más tiempo, al final sale de forma espontánea. Pero sí hay una actitud pública y otra privada.