
Dirigir durante trece años y un día el Festival de Cine de San Sebastián da para mucho. Para no tener ninguna duda de que las estrellas son humanas, para sufrir los problemas y cortapisas que ponen los agentes de los grandes intérpretes, para tener más que un dolor de cabeza a la hora de elegir las películas que se van a proyectar y para escribir Jack Lemmon nunca cenó aquí, libro en el que Diego Galán recuerda el tiempo que pasó al frente del certamen donostiarra, un recordatorio personal de más de 330 páginas «no para cinéfilos, sino para los amantes del cine». Con ternura y humor, Galán ha fijado su memoria y ha rememorado los entresijos del Festival de San Sebastián en Jack Lemmon nunca cenó aquí (Plaza &Janés), volumen que tiene como destinatario al intérprete norteamericano, que falleció el pasado mes de junio, al que Galán invitó, año tras año, pero su secretaria siempre le respondía puntualmente con una u otra excusa. Historias desde dentro Lemmon nunca cenó con Galán, que ante las calabazas del actor ha escrito una novela sobre este festival por dentro, desde las cocinas. La obra fue presentada ayer en la Filmoteca Española por dos de sus viejos amigos, los actores Marisa Paredes y Fernando Fernán Gómez. Un emocionado Galán relató que le daba pena que todas las historias que había vivido «se fueran por el desagüe». «Las he querido compartir en este libro con el que tanto me he divertido», dijo Galán, que, junto a su equipo, trajo a San Sebastián a Billy Wilder, Oliver Stone, Gregory Peck, Glenn Ford, Bette Davis, Robert Mitchum, Lana Turner, Mel Gibson, Susan Sarandon, Pacino, Michael Douglas, Jeanne Moreau, Vanessa Redgrave, Michael Caine y Robert de Niro, entre otros astros del celuloide. «Como San Sebastián es una ciudad tan bonita y pequeña, todas las estrellas estaban muy relajadas. De tener que destacar a alguna, diría a Bette Davis, que visitó el festival en 1989. Fue extraordinaria. Ella sabía que iba a morir porque tenía un cáncer terminal y vino a San Sebastián con más de cuarenta maletas, sus dos Oscar...con todo porque quería despedirse del mundo. Aquí fue muy feliz», contó Galán, que estuvo a punto de dar un purgante a Mickey Rooney «por lo pesado que se puso con Lana Turner». En esta novela de aventuras, Galán también reconoce que lo que más quebraderos de cabeza le dio fue la selección de las películas de cada edición.