EL NIETO DEL TRAPERO

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EDUARDO GALÁN LA RUTA DE LAS ESTRELLAS

22 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Al principio sólo era el nieto del trapero, o sea, el hijo de Kirk Douglas. De él heredó algo más que el hoyuelo. Padre e hijo parecen condenados a ser paquete, aunque, como actores, no hayan coincidido en ninguna película. Un día le preguntaron a Michael qué tal llevaba lo de ser comparado con Kirk y contestó que no le molestaba. Las cosas cambiaron cuando una ejecutiva de la Warner le pidió un autógrafo a aquel viejecito que era el padre de Michael Douglas. «La avaricia es dios» decía en Wall Street, pero como actor y productor nunca ha tenido prisa. Creía en Alguien voló sobre el nido del Cuco, que su padre interpretó en Broadway, y tardó cinco años en conseguir financiación para el proyecto, llevándose un Oscar por producir la película. «En el cine todo está cogido por pinzas, eso es lo excitante», dijo con el premio en la mano. Como actor tampoco tiene nada que ver con el banquero de Wall Street que le ha dado otro Oscar, se parece más al profesor de literatura y escritor de Jóvenes prodigiosos, una pequeña joya que necesita urgente reivindicación. «Los escritores tienen que tomar decisiones» dice en esa película y el Douglas actor las toma, embarcándose en títulos que no son de salida caballo ganador, como The game o Traffic. Aunque vive ahora sus mejores momentos, el grupo de películas de los ochenta donde juega a la guerra de sexos no tiene desperdicio. En diferentes géneros, Douglas encarna una serie de papeles un poco antipáticos pero pletóricos, en franca batalla con las mujeres. Sus adoradas enemigas son de altura, van de Kathleen Turner a Sharon Stone, pasando por Glenn Close o Demi Moore. Le ha tocado hacer de superpoli en Black rain, pero Douglas da mejor en la piel del americano medio metido en callejones sin salida, como su excelente interpretación de Un día de furia. Seguramente, en el fondo, sigue siendo el nieto del trapero.