MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ CRÍTICA DE CINE / «NI UNA PALABRA»
27 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.Comenzar una trama buscando impactar en el espectador, es una buena fórmula para intentar convencerlo de que el resto del metraje estará a la misma altura. Ni una palabra arranca con veinte minutos soberbios que prometen un thriller memorable. Un espectacular atraco y el secuestro de una niña, generan una expectación que finalmente se viene abajo, cuando el personaje pasa de ser un brillante pero anónimo psiquiatra, a convertirse en algo más que un padre de familia dispuesto a proteger a los suyos hasta el final, cual superhéroe capaz de enfrentarse al peor de los malvados. El guión evoluciona desde planteamientos realistas hacia otros dignos del género más trillado, plagado de lugares comunes. Aún reconociéndole capacidad dar espectáculo, Fleder se pierde por la senda de lo previsible en cuanto los malvados de turno comienzan a flaquear ante las presiones del personaje amenazado. Michael Douglas funciona en su papel de un tipo corriente que explota cuando le tocan lo que más quiere, pero fracasa en cuanto va más allá y se vuelve un individuo resoluto, incluso peligroso con los expeditivos delincuentes que le chantajean para que arranque de su joven paciente la clave necesaria que les lleve al valioso diamante que diez años antes birlaron de una una caja de seguridad. Hollywood vuelve a destapar sus limitaciones. Imbatible en el terreno del diseño de producción (la factura es irreprochable, una vez más), fracasa cuando se muestra incapaz de sorprender al espectador. Es que no podemos olvidar que Douglas sólo es un cualificado psiquiatra, nunca un expeditivo Harry el Sucio.