La revista limeña «Somos» publicó ayer un adelanto de la próxima obra del escritor peruano El libro, dedicado a la feminista Flora Tristán, se presentará en España el día 27
15 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.La revista limeña Somos publicó ayer un adelanto de la próxima novela del escritor Mario Vargas Llosa, El paraíso en la otra esquina , que será presentada en Perú el próximo jueves, una semana antes de que salga a la venta en España y en el resto de América, confirmó ayer el autor desde Londres. El título del libro simboliza la búsqueda de la sociedad perfecta, según comentó el escritor en una entrevista con la emisora RPP. El paraíso en la otra esquina se basa en la vida de la escritora francesa Flora Tristán -una mujer que en la primera mitad del siglo XIX fue precursora del feminismo y del comunismo- y de su nieto, el pintor francés Paul Gauguin. La obra alude al tema de la utopía, sobre todo en el siglo XIX, vista a través de las experiencias de Tristán y de su nieto, que descubre la pasión por la pintura y abandona su existencia burguesa para viajar a Tahití en busca de un mundo no contaminado por las convenciones. Es una novela que Vargas Llosa lleva en mente desde que, siendo estudiante universitario, leyó Peregrinaciones de una paria , un libro en el que Tristán, que abandonó a su marido y consideró el matrimonio una institución «moralmente inaceptable» para las mujeres, cuenta su viaje a Perú. «Fue un trabajo muy grato, pocas veces me ha pasado hacer investigación para una novela y tener tantas satisfacciones como he tenido en este caso, porque tanto la vida de Flora Tristán como la de Gauguin están llenas de anécdotas y además de incitaciones para imaginar», relató el laureado novelista. Vargas Llosa comentó que Gauguin visitó Perú cuando tenía cinco o seis años y se hospedó en la casa del general José Rufino Echenique, ex gobernante peruano y bisabuelo del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique. En un breve diálogo facilitado por la emisora, Vargas Llosa le comentó a Bryce Echenique que su estancia en esa casa impresionó al niño Gauguin porque allí conoció las cerámicas andinas que años después reprodujo en algunas poco conocidas esculturas. La última obra del autor de La Fiesta del Chivo también presenta dos concepciones del sexo, la de Flora, que sólo lo ve como un instrumento de dominio masculino, y la de Gauguin, que lo considera una fuerza vital imprescindible.