
El primer personaje del cine español que llega al videojuego Virtual Toys, un estudio español, desarrolla para FX Interactive la versión para PC de un juego en el que el detective interpretado por Santiago Segura es el protagonista
18 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.?orrente, el detective cutre, no el escritor, ha llegado al videojuego. Es el primer personaje del cine español que se deja manejar en un ordenador desde que el cine es cine y los videojuegos son videojuegos. Aunque casi todas las películas norteamericanas, incluídas las buenas como Blade Runner , tienen su videojuego, la industria española del cine no suscita tanto interés, diga lo que diga Resines de los caracoles. Para abrir brecha aparece Torrente y comienza a disparar sus armas en Madrid, Sevilla y Marbella contra todo quinqui que se le cruce, y se le cruzan muchos. Se le cruzan tantos que tiene que despacharlos como si en lugar de Torrente fuera Harry el sucio, pero corriendo alrededor de la Cibeles o tomando prestado un yate en Marbella. El detective tiene sus métodos, pero en el caso del videojuego, lo aconsejable es no preguntar antes de mover el bate de béisbol que mueve con soltura pese a que su físico ya no sea el de otros tiempos. Torrente se pasea por los distintos escenarios del juego apostillando sus cosillas. Con la voz de Santiago Segura, tal cual en la película, va soltando «ole mi atleti» o «je,je lo he dejado frito» si la ráfaga es la buena. El juego exige al personaje habilidades que en el cine no tenía, pero con las necesidades del guión, Torrente tiene que enfrentarse a francotiradores y el nacho no va ser menos, se pone la mira telescópica sin quitarse las gafas de sol y, como en las casetas de la feria, se hace sus tiritos. La puntería, obviamente, no depende de él. Pero a pesar de que es definitivo en el juego del uso de la pólvora, no lo es todo. Hay que utilizar el espacio en blanco por debajo de la calva para solventar algunos de los enigmas (es un decir detectivesco) que debe resolver para pasar de un nivel a otro. No es de todo fácil buscar bombas por Madrid mientras se descubre la plaga de francotiradores que, evidentemente, no se están quietos. Torrente también tiene que liberar a su amigo Cuco (interpretado en la película por Gabino Diego) tras ser secuestrado (aunque nunca lleguemos a saber quién querría secuestrar a este chaval). Por el camino siguen las bombas porque las ciudades ahora ya no son lo que eran y Torrente tiene que multiplicarse contra una especie de espías en traje de cuero con las que, seguramente, tendría más ganas de tomarse unas copas que verlas venir através de la mira telescópica. Pero el deber es lo primero y ya se sabe lo que viene después.