Interpreta a Carmelo, el despiadado jefe del clan de los Matalobos en la popular serie de TVG, un personaje poliédrico que dará muchas sorpresas
03 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Luis Iglesia tiene ojos pequeños, pero una mirada penetrante. Es la voz de Paul Newman en gallego e interpreta a Carmelo en la serie Matalobos, el capo del narcotráfico en Sardiñeira, el pueblo figurado donde se desarrolla una ficción que está enganchando a la audiencia de Televisión de Galicia las noches de los lunes y los martes.
-¿Qué destacaría de «Matalobos»?
-Es una serie intensa, no amable como otros productos de TVG, en donde hay muchos enfrentamientos y tensiones entre los personajes. Para mí fue un trabajo duro, pero muy emocionante, con un ritmo de rodaje intenso. Muchos minutos de producción en relativamente poco tiempo. Por ello, hay que alabar a todo el equipo, que es de lujo.
-El público gallego está respondiendo y la ficción tiene muy buenos registros de audiencia. ¿A qué cree que es debido?
-El público de la Televisión de Galicia aprecia mucho lo propio. Yo, de broma, le llamo a la serie Matalobos, a cousa nosa, porque creo que es muy cercana. Y no solamente trata el tema del narcotráfico desde una sola perspectiva, sino de toda la gente que hay alrededor de ese mundo y de las decisiones de cada uno. Personas que entran en el mundo de la droga y se enganchan a ella, de abogados que ven un negocio fácil, de familias que están involucradas porque necesitan dinero en algún momento de su vida. Esa proximidad compensa. Además, tiene una factura impecable.
-El tema elegido es arriesgado.
-Aquí hay conflictos y muy profundos. Es una ficción donde constantemente estás viendo cómo sus personajes se enfrentan a determinadas situaciones y tienen que tomar una decisión. Carmelo, mi personaje, desprecia a todos aquellos que no asumen este riesgo.
-¿En quienes se basó para interpretar este personaje, el malo de la trama?
-Yo no sé si es una serie tan claramente de malos y buenos. La gente se va a llevar muchas sorpresas, porque Carmelo no es tan despreciable como parece, porque adora a su familia. Salvando las distancias, tiene un poco de Corleone y aguanta muy bien la presión. Pero también se mueve muy bien en la violencia y llega a la brutalidad. Yo me gané en la serie el sobrenombre de pit bull.
-¿Está disfrutando mucho con su papel?
-Si, muchísimo. No me cuesta trabajo moverme en secuencias de extrema violencia. Hay actores a los que les resulta pornográfico, en el sentido amplio del tema. Yo creo que en esto sigo siendo como un niño, que tienen muy claros sus roles cuando juegan. Carmelo tiene muchas caras. En ese sentido, mi personaje es un bombón.