El año pasado fue Aída, el anterior, La que se avecina, y este... El chiringuito de Pepe. Mediaset explota sus series de producción propia al máximo en el festejo de las campanadas de la puerta del Sol y, a falta de conocer la rentabilidad de la estrategia, a corto plazo, en el directo de la folclórica Nochevieja, la fórmula resulta ya repetitiva. Quizá eso es lo que se persiga, quién sabe. Estos espectáculos familiares no serían tales sin incorporar lo-de-siempre, llámese Ramón García, Anne Igartiburu, el lío del carillón y los cuartos, el cuñado de turno o la preparación de la resaca para la mañana de año nuevo. Todo esto se traduce en Telecinco en ruido, intervenciones guionizadas que se pisan unas a otras, grititos, chistes más o menos soeces, alusiones a la crisis y la corrupción, alguna insinuación de tipo sexual y, sobre todo, más ruido.
Pese a ser gastronómica, lo de la panda de ayer -capitaneada por Pepe Leal, el actor Jesús Bonilla, y su peluquín- no dio mucho para llevarse a la boca, salvo el tan mencionado croquetón sobre el que la audiencia aún se pregunta hoy dónde estaba su gracia si no en la bechamel de El Langui. Más allá de eso, chistes sobre el papa Francisco, el rey jubilado Juancar, los presidiarios de moda Pantoja y Ortega Cano, los papeles de José Luis Perales (sic), el IVA cultural del 21%, los corruptos... ¡Y venga y dale con el croquetón y el mondongo! Hasta acabar en un batiburrillo de felicitaciones y barullo entre el que se escuchaba a Dafne Fernández (Mati): «Podemos, podemos».
La innovación quizá haya que buscarla en la publicidad, y ahí se llevan la palma Estrella Galicia y Coca-Cola. La cerveza gallega logró que el primer brindis del 2015 fuese: «¡Por un año exageradamente bueno!». Y el popular refresco consiguió que todo el mundo tomase las uvas en su justo momento con esa especie de chapa-comecocos que inauguró.
Ah, tercer año que toca en Telecinco la orquesta Panorama.