Javier Rey: «Pedro de Catoira es una víctima desde el principio hasta el final»

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / MADRID

TELEVISIÓN

BENITO ORDOÑEZ

Explica que la «complejidad» de su personaje en la serie hizo que se «divirtiera» mucho haciéndolo

21 feb 2017 . Actualizado a las 08:03 h.

De encarnar a Mateo Ruiz, en Velvet al torturado Pedro de Catoira en El final del camino. Javier Rey (Noia, 1980) se confiesa un «obseso de esto [del cine]» y explica cómo la «complejidad», lo «oscuro» de su personaje en la serie de Voz Audiovisual, de la Corporación Voz de Galicia, que mañana emiten La 1 de TVE y TVG, fue lo que lo sedujo e hizo que se divirtiera construyéndolo.

-¿Qué ha sido lo más gratificante de hacer «El final del camino»?

-Muchas cosas. Pero un punto emocional, que no tiene nada que ver con la ficción, es que me supuso volver a casa. Soy gallego y llevo mucho tiempo trabajando fuera, y el hecho de que me llamaran para contar una historia que es muy cercana a mí es muy emocionante. Fue una de las cosas por las que quise hacer la serie.

-¿Y su personaje?

-Pedro también es muy emocionante. Me convenció mucho el personaje. Tiene muchas capas. Sus dudas me han dado mucho lugar para construir algo muy digno, muy de verdad. Creo que todos nos esforzamos mucho para que saliera lo mejor posible.

-¿Qué fue lo más determinante para embarcarse en esta historia medieval? ¿Qué le convenció?

-A mí se me convence con el guion en la mano. No pienso mucho en la época si el personaje me va a suponer un reto o me seduce lo que leo.

-Lo hemos visto en escenas de acción. ¿Cómo se preparó?

-Me preparé y mucho. Además, la delgadez era un hándicap [en los primeros capítulos era un prisionero]. Me costaba mucho. Hubo un momento en el que ya había perdido mucho peso, el vestuario era muy pesado, 14 o 15 kilos, estaba todo el día batallando y llegué a marearme. Físicamente me costó mucho, muchísimo.

-Pedro provoca sentimientos encontrados en el público. ¿Acabaremos odiándole?

-Hay partes en las que la gente lo odia. Yo no. A mí me da mucha pena, la verdad. No le llamaría ni siquiera traidor. Construyo un personaje y tengo que entenderlo y defenderlo a morir. No me quedo con si es bueno o malo. Uno es bueno o malo dependiendo de las circunstancias. Cuando preparaba a Pedro de Catoira me ponía en su lugar y creo que cualquiera, incluso tú o los espectadores, nos podríamos convertir en personas aún más oscuras que él. Pedro es una víctima desde el principio hasta el final.

-¿Eso es lo que más le ha atraído?

-Sí. Porque es secuestrado y no quería; es educado de una forma y no quería; le han enseñado a ser un guerrero y no quería; le han metido en la cabeza una venganza por un bien mayor por el que está dispuesto a sacrificarse, cuando no quería... Prácticamente todas sus decisiones no quiere hacerlas. Y esas dudas y esos cambios, lo que quiere hacer, lo que siente, lo que debe, es lo que hacen al personaje muy profundo y complejo. Me divertido mucho haciéndolo.

-En la versión gallega no se ha doblado usted mismo, ¿por qué?

-Soy gallegoparlante, pero el doblaje es una técnica completamente distinta. Y yo no quería hacerlo porque pensé que el personaje podía perder. Preferí que lo hiciera un profesional del doblaje, que le iba a dar más cuerpo.