La crítica local reprueba los acentos y la imagen que ofrece del país
09 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Nicole, una guía turística de 25 años, hace un gesto de aburrimiento cuando el nombre de «el patrón» salta a la conversación: aunque entiende el interés que despierta la figura de Pablo Escobar, insiste en que los colombianos ya pasaron la página de ese oscuro capítulo. Entre las plazas de art déco y la iglesia barroca de La Candelaria, en pleno casco histórico de Bogotá, sus habitantes siempre preferirán discutir sobre economía, fútbol y hasta el último álbum de Shakira. De allí que la serie Narcos, que Netflix creó para entrar en el lucrativo mercado latinoamericano, siempre ha sido difícil de vender en el país que la inspiró.
Este popular programa de la plataforma de streaming, que hace unos días estrenó su tercera temporada, llevó además a la creación de cientos de empleos y ayudó a mostrar algunas de las muchísimas bellezas naturales de Colombia. Pero la trama recrea ese duro pasado de una Colombia rehén de los capos de la droga, los políticos corruptos y un conflicto civil que dejó 260.000 muertos y siete millones de desplazados.
Aunque los críticos locales reconocen la calidad de la producción, reprueban duramente los acentos de los actores no colombianos y la imagen que se vende del país. «Hay resistencia a la imagen del narco de Colombia, claro, y entiendo por qué pasa. En el mundo se asocia a Colombia con drogas y, si tenemos suerte, con Gabriel García Márquez y jugadores de fútbol», afirmó Andi Baiz, productor ejecutivo de la serie y quien ha dirigido varios episodios, incluidos los finales de cada temporada. Él es uno de los muchos colombianos que trabajan en Narcos y que defienden la idea de hacerle justicia al país.
Controversia
Daniel Lara-Agudelo, un televidente cuyos padres vivieron en la Medellín de Escobar, recordó cómo ha tenido que convivir con una imagen del colombiano relacionada con drogas y violencia. «La gente tiene que entender que Pablo Escobar fue asesino hace más de dos décadas y que la violencia, aunque continúa, no está ni cerca a lo que era entonces», indicó en un foro en Internet abierto por Netflix -que no divulga cifras de audiencia de sus programas- para recibir reacciones sobre la serie en Colombia.
Narcos está filmado casi en su totalidad en los escenarios que vieron la guerra de la droga en el país y su elenco y producción son conscientes de que hay que buscar un equilibrio para que el espectáculo no falte al respeto a sus anfitriones. Michael Stahl-David, que interpreta al agente de la DEA Chris Feistl, dijo en Bogotá que se ha esforzado en mostrar a sus seguidores en redes sociales los infinitos atractivos de Colombia y admitió que antes de viajar al país para grabar tenía una visión «estereotipada y obsoleta» de un lugar «súper peligroso».
«Hay un esfuerzo de la gente para que se entienda que somos mucho más que eso, que nuestra cultura, música, artes, resistencia, es muy importante, pero Narcos realmente ha mostrado eso también», asegura Andi Baiz.