«Narcos México»: Diego Luna no defrauda como Félix Gallardo

c. lópez REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Carlos Somonte | Netflix

A Diego Luna le va el papel del protagonista, un hombre menudo capaz de unir a las familias que controlaban el comercio de la marihuana y las rutas de entrada de la droga hacia Estados Unidos creando el cartel de Guadalajara

27 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Contar la historia del narcotráfico no es fácil. El hilo narrativo ha de ser capaz de enganchar al espectador de tal modo que este no acabe ahogándose en ese complicado maremagno de alianzas o ajustes de cuentas sobre los que se ha ido construyendo la historia del narcotráfico en América. Después de haber repasado la figura de Pablo Escobar, en las dos primeras temporadas, y del cartel de Cali, en la tercera, la cuarta entrega de Narcos se centra en el ascenso de otro gran capo, el jefe de los jefes, Miguel Ángel Félix Gallardo.

Esta temporada no desmerece a las anteriores, aunque el personaje no sea tan conocido como el legendario colombiano Pablo Escobar. A Diego Luna le va el papel del protagonista, un hombre menudo capaz de unir a las familias que controlaban el comercio de la marihuana y las rutas de entrada de la droga hacia Estados Unidos creando, junto con Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, el cartel de Guadalajara. Y Michel Peña, que da vida al miembro de la DEA, Kiki Camarena, no lo hace tampoco mal.

La cuarta temporada comienza con su secuestro, pero, aunque el desenlace no es nuevo para los conocedores de esta historia, el ritmo hace que el espectador acabe esperando que ese investigador íntegro sea capaz de librarse de su destino. Al final es el que es. La historia a veces hace spoiler.