Las Azúcar Moreno desatan la locura en su entrevista con Pablo Motos: «Tuvimos un problema con un ascensor, ya nunca cogemos uno»

I. G. LA VOZ

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Azúcar Moreno, durante su entrevista.
Azúcar Moreno, durante su entrevista. ANTENA 3 | EL HORMIGUERO

El dúo musical visitó «El Hormiguero» para presentar su nuevo sencillo, «Ya no queda nada», después de participar en el Benidorm Fest con «Postureo»: «No tenemos una discográfica detrás, nos hemos pagado todo»

25 feb 2025 . Actualizado a las 17:59 h.

Las hermanas Toñi y Encarna Salazar (1963, 1961, Badajoz) llevan toda una vida dedicadas a la música. Hace la friolera de 35 años eran las elegidas para representar a España en el Festival de Eurovisión celebrado en la ciudad croata de Zagreb con Bandido. Aquella actuación fue sonada porque tuvo uno de los errores técnicos más recordados del prestigioso certamen. La pista de audio del ritmo y la percusión entró tarde y las de Badajoz salieron del escenario y volvieron a entrar. Quedaron en una meritoria quinta posición. 

La música era la pasión de unas jóvenes, dos de los nueve hijos, de la familia Salazar Salazar. Crecieron en una chabola en Vallecas y vendían lotería en la Puerta del Sol. Sus hermanos músicos, Los Chunguitos, cuando ellas despuntaban en la música ya llevaban tiempo sonando en las radiofórmulas. Empezaron haciéndoles los coros y acabaron teniendo un nombre propio en la industria hace más de 40 años. Y fue entonces cuando la vida les dio su mayor golpe, perdieron a uno de sus otros hermanos con solo 24 años, Enrique, por un cáncer de garganta. «El médico dijo que no era nada peligroso, hicimos un fiestón en la chabola celebrando que estaba bien... Y a los cuatro días se murió», contó Toñi en el programa de Bertín Osborne Mi casa es la tuya. Dos años más tarde, con 53, fallecería su madre.

Pero Azúcar Moreno se refugió en la música y sacó temazo tras temazo a finales del pasado siglo. Ven, devórame otra vez, Solo se vive una vez, Hoy tengo ganas de ti u Olé fueron éxitos siderales acompañados de millones de discos vendidos en todo el mundo. En el 2007, un cáncer de mama de Encarna las obliga a una separación temporal, inician carreras en solitario y la prensa del corazón se hace eco de una mala relación que hoy, tras su paso por El hormiguero, parece que ya es historia. Aunque el éxito de finales de los 90 no se repetiría, ahora, pasados los 60, quieren poner en valor su experiencia con el nuevo sencillo Ya no queda nada, que le presentaron a Pablo Motos.     

«No tenemos una discográfica detrás. Nosotras vamos por libre porque hoy en día la cosa está muy complicada para todos, incluso para los artistas. Nosotras nos hemos pagado todo», confesaron anoche en Antena 3. «Nosotras hemos vuelto al gitaneo. Hay palabras y expresiones que son gitanas en la canción como "quereles". "No te quereles" significa que no te lo creas, que no te vacilen», precisaban sobre un tema musical que es el siguiente lanzamiento de las músicas en los últimos meses tras haber participado en la última edición del Benidorm Fest con Postureo

Toñi y su «trauma» por el aumento de pecho

La entrevista fue exigente para Pablo Motos ante unas hermanas Salazar que se contradecían entre ellas, se puntualizaban recíprocamente en sus respuestas y a veces chocaban en sus argumentos. No fue fácil para Toñi hablar, por ejemplo, de algo que la tuvo «traumatizada durante 13 años»: su aumento de pecho. «Llegaban sus —se señalaba al pecho su hermana Encarna— antes que ella. Eran muy grandes», la interrumpía. «Tenía la tetilla muy chiquitilla. Le pedí un poco más. Pero la cirujana se equivocó», lamentó la afectada por la fallida operación de estética: «Ahora tengo un pecho muy mono y me quité lo que me había puesto en un principio».

También hubo tiempo para el capítulo de anécdotas, muchas de ellas derivadas de su fama en Latinoamérica. En una ocasión, quisieron ir «de shopping» y acabaron encerradas en una zapatería ante el aluvión de curiosos que querían acercarse a ellas.   

Otra que no han olvidado es su percance con un ascensor, que provocaría que, desde entonces, no hayan vuelto a coger uno. «Nosotras tuvimos hace muchos años un problema en un ascensor en Argentina y desde entonces no nos montamos nunca», contaron ante las cámaras. Por ese motivo siempre piden en sus desplazamientos ser alojadas en plantas bajas o de escasa altura en los hoteles donde pernoctan. Un miedo a los ascensores que en Benidorm, con su habitación en un piso 25, no han superado, subiendo infinitas escaleras por esta fobia. «Subía y bajaba siempre por las escaleras. Yo meto un pie en un ascensor, pero no soy capaz de entrar», contó Toñi ante un sorprendido Motos.