Aitor Albizua, sobre su experiencia en «La familia de la tele»: «Era imposible trabajar así»
TELEVISIÓN

El presentador asegura que nunca en toda su carrera había vivido un momento de tanta presión mediática: «Sin haber empezado el programa ya nos criticaban»
15 sep 2025 . Actualizado a las 14:12 h.Aitor Albizua considera que nunca fue «la persona adecuada» para un programa como La familia de la tele. Desde el momento que le llegó la propuesta por parte del ente público de ponerse a los mandos el programa junto a María Patiño en el estreno estrella de la primavera en La 1, el presentador de Cifras y letras ya tenía serias dudas sobre su idoneidad. «Flipé porque dije: “no sé si soy la persona”, “no sé si se están equivocando”», ha confesado en una entrevista a la revista Semana.
El fracaso del programa vespertino con el que La 1 pretendía, a priori, dar un golpe en la mesa en la parrilla de las tardes, no fue, en cualquier caso, problema de su colaboración. El vizcaíno asegura que sintió mucha rabia al no conseguir, durante el tiempo de su emisión, «dar con la tecla» y que el proyecto saliera adelante, pero la estrategia de programación de RTVE no puso precisamente las cosas fáciles, con las inamovibles telenovales como obstáculo para fidelizar a la audiencia de la sobremesa.
Pero fue un momento duro en la carrera de un profesional como Albizua. Y no porque le faltasen ganas. «Siempre he sido muy fan de Sálvame y también un defensor de este tipo de entretenimiento», explica. Además, estaban confiando en él para un contenido que le habían vendido como estratégico para la cadena. «Dije: "Tengo que estar porque creo que me lo voy a pasar muy, muy bien"».
Lo cierto es que sí tuvo momentos positivos que sacar de la experiencia. Estar ahí, en compañía de la troupe del extinto Sálvame, fue para él, como estar en su casa viendo la tele. Y recuerda lo mejor de cada uno. De María Patiño, la complicidad que tenían en los momentos difíciles; de Belén Esteban, su sensibilidad maternal; de Lydia Lozano, la cercanía de su ayuda; de Kiko Matamoros, su criterio y la manera de ver el mundo; y de Víctor Sandoval, su espontaneidad y locura. Mención especial para la otra «intrusa» dentro del universo Sálvame, Inés Hernand. «Nos hemos convertido en hermanas televisivas», dice, «es una persona a la que adoro y trabajar con alguien que además de caerte bien y tener una buena relación es una persona a la que admiras es la leche».
Pero eso no quita que, a nivel laboral, fuera su peor momento profesional. Más que nada por estar, de repente, en el foco mediático constante. «Quizás si no fuera por eso habríamos encontrado la forma de hacerlo funcionar», lamenta, «pero fue todo tan ruidoso que era imposible trabajar así».
Nunca en toda su vida se había sentido así. «Ha sido la primera vez que había esa presión mediática, que había tanto comentario y crítica desde el anuncio del formato», indica, «sin haber empezado el programa ya nos criticaban por la mera idea de que existiera o fuera a existir la idea de ese formato». Y su participación puso en el candelero otras partes de su vida que nunca antes se habían comentado. «Me sorprendió que se pusiera el foco también sobre aspectos en los que nadie había reparado antes, como mi pareja o mi familia».
Todo esto le pilló por sorpresa y le afectó personalmente. «A pesar de lo que pueda parecer, soy una persona muy sensible que le da muchas vueltas a todo; no fue fácil», concluye sobre su experiencia en La familia de la tele.