El agujero económico y de audiencia que deja España en Eurovisión

Paulino Vilasoa Boo
P. VILASOA REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

La última representante de Israel en el Festival de Eurovisión
La última representante de Israel en el Festival de Eurovisión Denis Balibouse | REUTERS

España es el tercer país que más audiencia aportaba y uno de los cinco mayores contribuyentes económicamente

05 dic 2025 . Actualizado a las 20:43 h.

La salida de RTVE de Eurovisión como protesta por la participación de Israel no es un tema ni mucho menos menor, ni para la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ni para la propia televisión española.

Para el certamen, la marcha del ente público español supondrá, para empezar, perder su tercera mayor fuente de audiencia, solo por detrás de Alemania y el Reino Unido. Más de 5,88 millones de espectadores sintonizaron la final del concurso desde España en la edición anterior que, sumados a los de los Países Bajos, Irlanda y Eslovenia —las otras bajas confirmadas de momento— le supondría una sangría de más de 9 millones de televidentes de los casi 40 millones que vieron la gala del año pasado.

Si a ello se les añaden los espectadores de las dos semifinales, Eurovisión perdería más de 16 millones de espectadores solo con los países que se van.

El impacto del adiós de RTVE también se notará, de manera destacable, en el presupuesto del Festival de la Canción Europea 2026. Como miembro del Big Five que ahora se reduce a un Big Four —Alemania, Reino Unido, Italia y Francia—, España era uno de los países que históricamente más han contribuido al certamen musical, lo que también le otorgaba el privilegio de una plaza fija en la final.

En cuanto a las otras ausencias, Países Bajos está también entre los diez países que más aportan, mientras que el caso de Irlanda es más simbólico, ya que, con sus siete victorias, es, junto con Suecia, el país que más veces ha ganado.

Consciente de las significativas bajas, la UER ha intentado mitigar el impacto, especialmente para seguir contando con países suficientes para mantener el sistema de dos semifinales y una gran final. Para ello, ha movido ficha en los últimos meses para convencer a varios países para que regresen. Es el caso de Bulgaria, Moldavia y Rumanía, que habían pausado su participación hace unos años por problemas económicos, pero a los que se les ha ofrecido ahora una «cuota gratuita», explica Manu Mahía, codirector Eurovision-Spain.com, que destapa la hipocresía del certamen. «É curioso, porque coa deriva capitalista do festival desde o cambio de dirección do 2020, estes países estaban a ser completamente vilipendiados —asegura— pero agora convídanos exclusivamente para compensar uns números que á UER lle fan dano e para protexer a Israel».

En esa misma estrategia enmarca los movimientos del organismo para incluir a otros países como Canadá o Kazajistán.

Los efectos en RTVE

La propia RTVE no se libra de perjuicios al decidir salir del certamen, aunque el impacto es casi exclusivamente en la audiencia. La 1 renuncia así al evento no informativo más visto de todos los años, solo por detrás del fútbol. «Van perder un gran pulo no mes de maio», indica Mahía sobre el programa que logró un abrumador 50,1 % de cuota de pantalla. Algo que, en todo caso, considera que no es tan importante en el contexto actual como en ediciones pasadas, cuando la audiencia de la cadena estaba en números mucho más precarios. Ahora, en cambio, se halla en plena competición por la primera posición.

A cambio, en lo económico, el ente público se ahorra un abultado gasto. En el 2024, por ejemplo, la actuación de Nebulossa supuso más de 595.000 euros, entre derechos de retransmisión, cesión y explotación de derechos y los costes de decorados.

¿Podría emitirlo otra cadena?

La televisión pública española ha dejado claro que no emitirá las galas, pero las normas de Eurovisión permiten, en este caso, que pueda hacerlo otra cadena del país. «Aínda que é unha marca moi apetitosa, dubidamos que unha canle privada ou a Forta quixera facer ese movemento polo contexto actual», afirma el gallego Mahía. «Salvo que sexa por motivos políticos», matiza a continuación.